El Talón del Esqueleto se alzaba entre dos paredes de roca caliza, como un teatro olvidado por los dioses.
Las columnas rotas se abrían en semicírculo, formando una arena natural.
El suelo era antiguo, cubierto por símbolos esculpidos por civilizaciones que ni siquiera tenían nombre.
En el centro, una grieta circular: la marca de incontables duelos.
El campo de combate definitivo.
Lisa Lisa, envuelta en su capa, miraba en silencio el lugar.
Joseph caminaba junto a ella, inquieto.
—¿Estás segura de traer eso contigo? —susurró, mirando la cápsula que colgaba de su cinturón.
Lisa Lisa no lo miró.
—La base ya no es segura.
Los vampiros se están infiltrando.
Si Kars sabe dónde está la Piedra, la robará sin dificultad.
Aquí, al menos, tengo control.
—¿Y si la roba frente a todos?
—Entonces sabremos con certeza a qué nos enfrentamos.
Leo, que caminaba a unos metros, sonrió apenas.
[Justificación narrativa establecida. Piedra Roja presente en combate.]
[Condición de robo: inminente.]
El equilibrio era perfecto.
Wamuu apareció primero.
Sin acompañantes.
Con el pecho descubierto y la mirada de un guerrero dispuesto a morir.
Caesar lo siguió.
Burbuja en mano.
Silencio en la garganta.
Hamon latiendo en sus venas.
Se pararon frente a frente, y se inclinaron.
Sin palabras.
Y desde lo alto de una columna… Kars observaba.
Impasible.
Sereno.
Pero con la mirada fija… no en la batalla.
Sino en Lisa Lisa.
Leo lo notó.
[Kars ha identificado la cápsula. Iniciando desplazamiento oculto.]
La pelea comenzó.
Wamuu era un vendaval.
Golpeaba con ráfagas de aire que partían columnas.
Caesar danzaba entre escombros, dejando un rastro de burbujas cargadas de Hamon.
Las explosiones iluminaban el círculo central.
Joseph observaba de pie.
Lisa Lisa en cuclillas, lista para intervenir si algo salía mal.
Y Leo…
Leo fingía mirar a Caesar.
Pero su atención estaba en dos cosas:
el duelo… y el movimiento de Kars.
Caesar estaba perdiendo terreno.
Un corte diagonal lo lanzó contra una columna rota.
Wamuu saltó por encima, lanzando una corriente letal de aire a presión.
Y Leo… hizo un gesto imperceptible.
Con su Stand oculto, desvió una pequeña piedra suelta en el camino de Wamuu, alterando su aterrizaje.
El ataque erró fallando por centímetros.
Caesar rodó, sangrando…
Pero vivo.
[Intervención mínima. Detección: 0%.]
Joseph gritó:
—¡Vamos, Caesar! ¡AHORA!
Caesar rugió.
Sus burbujas se multiplicaron.
Una cruz de luz brilló en el aire.
Wamuu lanzó su ataque final.
Caesar canalizó todo en una última burbuja-láser impulsada por Hamon.
Impacto.
La explosión retumbó como un trueno sellado.
Wamuu cayó de rodillas.
Sonrió.
—Has ganado… como un guerrero.
Y murió.
No como monstruo.
Sino como soldado.
Pero nadie celebró.
Porque al mirar hacia la columna donde Kars estaba…
no había nadie.
Lisa Lisa giró sobre sí misma.
Joseph corrió a su lado.
La cápsula…
había desaparecido.
Leo llegó último.
Tocó el cinturón cortado.
Miró los alrededores.
—No dejó ni una sombra.
Lisa Lisa apretó los dientes.
—Se movió durante el duelo.
Justo cuando todos mirábamos otra cosa.
Caesar cayó de rodillas, agotado.
—¿Lo sabías? —preguntó Joseph a Lisa Lisa.
—Lo temía —respondió—.
Ahora ya no es una posibilidad.
Leo miró al horizonte.
El cielo seguía oscuro.
Pero el mundo ya había cambiado.
[Piedra Roja: en manos de Kars.]
[Evolución final: iniciada.]
[Condición de absorción: desbloqueada solo tras perfección.]
Leo cerró los ojos.
—Que se eleve todo lo que quiera.
Abrió los ojos.
—Yo seré la caída.