Por enésima vez —y aún no bastaba—, abrió el diario frente al cadáver.
Las hojas, ya cansadas de ser tocadas, temblaban apenas entre sus dedos. El papel parecía curvado por el tiempo… o por el peso de todo lo que contenía. A veces pensaba que el diario respiraba. Que se negaba a morir del todo. Como él.
Selaris lo hojeaba con la precisión de una cirujana, pero sin compasión. Como quien examina un órgano extirpado solo para descubrir dónde comenzó la infección.
—Sicópata —leyó de nuevo, en voz baja.
Dejó escapar una risa breve. Sin alegría. Una exhalación afilada, como un bisturí rasgando el aire inmóvil de la cueva.
Obsesiva. Paranoica. Fría.
—¿Y tú eras cuerdo, Nozomi?
Caminó en torno al esqueleto con lentitud, como si el juicio no hubiera terminado del todo. Cada insulto en esas páginas decía más de sus miedos que de su carácter.
Miedos… justificados.
Te fascinaba. Hasta el miedo te parecía poesía.
Pasó algunas páginas. El papel crujía. Y entonces se detuvo. Una línea subrayada con torpeza. Cargada de veneno y verdad.
"En la novela que leí, nunca existió una segunda princesa imperial. Solo los tres príncipes y la primogénita. No había ningún registro, ningún linaje. Pero aquí… existe."
Selaris se quedó quieta.
—No existía… —murmuró.
"En la novela no había retratos. Ni menciones. Ni registros. Nadie la llamaba "princesa". Nadie sabía de ella"
Y, sin embargo, allí estaba. Viva. Respirando.
"Aquí… sí existe. Y sospecho que tal vez pueda ser una transmigrante. O una renacida, alguien que como yo, no debería existir en este mundo"
—¿Otra…? —dijo apenas, sintiendo un frío distinto subirle por la nuca—. ¿Otra que también vino de fuera? ¿Que también leyó?
Pero entonces vaciló. Ni siquiera Nozomi lo había afirmado con certeza.
Solo sospechaba. Se basaba en esa ausencia narrativa.
¿Y si se equivocaba? ¿Y si no es una lectora? ¿Y si es algo más...?
La duda no aliviaba. Solo multiplicaba.
Porque si ella también era una anomalía… si su existencia misma era un error, un punto roto como la criatura del tiempo…
—¿Cuántos más hay? —murmuró.
Volvió a mirar al cadáver.
Él fue el primero en notarlo. El único. Y lo escribió.
Y entre todas sus líneas, una en particular le perforaba las sienes:
"El segundo despertar."
Tragó saliva. Nadie debía saberlo. Nadie. Solo su abuelo. Solo en su lecho de muerte. Solo a ella. Sellado con sus últimas palabras.
Y sin embargo…
—Tú lo sabías —susurró.
No por deducción. No por accidente.
Lo escribió como quien narra una historia que ya leyó.
—¿Cuántas veces me leíste, Nozomi?
<<¿Cuánto más sabías?>>
<<¿Cuántos secretos leíste mientras todos los demás vivíamos ignorantes de que éramos… ficción?>>
Y entonces llegaron los métodos. Los caminos que él consideró para sobrevivir. Para cambiar.
Pasó las páginas con lentitud. Reconociendo cada título como una herida abierta.
La Respiración del Demonio Celestial. Según Nozomi Selaris la robaría como su botín de guerra.
Una técnica vil. Robada por ella en los albores de la obra, tras arrancar el corazón aún palpitante de la líder del Culto Celestial.
La desgarró del cuerpo aún tembloroso de la joven líder del Culto Celestial, durante su primera prueba en el Arrastre.
Una técnica escrita para alguien como ella.
Antinatural. Antitética. Arrogante.
Una técnica prohibida. Una llama interior construida de rabia y residuos del alma.
Nozomi lo describirá como una técnica mortal al "Almacenar odio en el lóbulo frontal. No en la glabela. Retener impurezas. Alimentar la rabia. Convertirse en llama." Algo irreversible y innumano...
—Y aun así… querías usarla.
—Pobre idiota… —murmuró—. ¿Creíste que podías manejar algo que solo existe para quemarte?
Pero incluso en su desprecio, había una verdad que no podía ignorar:
la técnica funcionaba.
Y ella ahora también la codiciaba.
Pasó de página.
Órganos de Translimitación. Implantes ilegales. Fragmentos de bestias, huesos ajenos injertados en carne rota.
Fuerza, sí. Pero al costo de identidad.
"Quién quiere ser un dios con mente de animal rabioso?"
—Tu, tu lo hiciste.—
Último método:
Catalizador de Sangre Reversada. Un método suicida para forzar el Segundo Desgarro.
Una contradicción viviente.
Un artefacto que prometía poder absoluto a cambio de… perderse a uno mismo.
Suicidio selectivo.
Todo eso… y aun así fue otra cosa lo que lo salvó, aunque solo por un instante.
Selaris bajó la mirada hacia la criatura del tiempo. Ese fragmento de historia inestable que aún respiraba gracias a un objeto maldito.
—Al menos tu muerte trajo algo úctil —susurró al cadáver—. Si no fuera por ese medallón, la criatura del tiempo habría muerto antes de que yo llegara.
Un Artefacto del Lamento. Eso era. Nacido del deseo compartido de la muchacha y de Nozomi.
Ella quería preservar el amor que tenían, junto a la flor de cerezo que lo simbolizaba. Él quería preservar a su antigua familia: ella, Jack, Esperanza. Quía detener el olvido.
Pero la flor se secó.
La familia murió.
—Una ironía hermosa —dijo Selaris, sin emoción—. El amor preserva… incluso cuando ya no queda amor.
Ahora solo quedó el medallón… con la flor marchita en su interior.
No preservó lo amado… solo preservó la intención de preservar.
Eso bastó.
Y la criatura del tiempo… vacía de historia, empató con él.
Había sentido el mismo dolor. Las mismas grietas. Y el artefacto lo aceptó.
Por eso aún vive. No por suerte. Por sintonía.
Jack. Esperanza. Hijos de un lector que no debieron existir. Nuevas anomalías.
—Tu historia sigue contaminando el presente —dijo con frialdad.
Cerró el diario con firmeza.
—Me escribiste como una fuerza inevitable. Como si siempre estuve destinada a encontrarte.
Levantó el rostro. Miró al vacío. O tal vez al futuro.
—Si este mundo es una novela… —dijo, con desprecio— yo no soy, ni seré, el personaje que llora en la portada por amor.
Sus pupilas vibraban con una calma venenosa.
—Yo soy Selaris.
—Y voy a reescribir esta historia… con sangre.
Ufff Tadan... Si la figura misteriosa era (redoble de tambores) Selaris, la protagonista del mundo ö que impactante ¿no? °o° bueno quería hacerlo más no se, ¿dramático? Pero realmente son las 2 am y ya no creo que mi genial y reluciente cerebro pueda seguir recordando y escribiendo más drama, aunque saben, debería escribir los sucesos más importantes porque lo estoy haciendo prácticamente todo a pura memoria, sin notas, sin planes, simplemente yo mi creatividad y mi memoria, tal vez por eso hay bastantes agujeros agurmentales y lagunas, que en unos años tal vez arregle y edite los primeros capítulos, por ejemplo los Obispos (Aila Dorian y el del destino (referencia a El esclavo de las sombras) no se supone que deberían estar despiertos, pero como todavía no inventaba el arrastré, los sellos, las pruebas, el centro energético, los artefactos del lamento, el sistema del potencial y las habilidades innatas pues hay bantantes errores por ahi, de hecho tengo que inventar una escala de poder para poder seguir estructurando la historia XD por ejemplo ahora mismo E- no está despierto entonces sería un no-despierto?. No verdad, eso sería un plagio descarado entonces eso es lo que tengo que ver, si alguien me quiere dejar sugerencias antes de que establezca el sistema de poder de este mundo, se los agradecería, si no, pues no y ya ಠ︵ಠl
