El amanecer llegó con la misma normalidad de siempre.
Los criados encendían lámparas. Los caballos relinchaban en los establos. George Joestar bebía su té.
Y Dio Brando ya no existía.
Leo observaba el cielo desde su ventana. Respiraba hondo, tranquilo.
Ni una gota de culpa.
Solo una pregunta repetida en su cabeza:
¿Cómo transformar un asesinato en una página olvidada?
[Sistema activo: Control Narrativo – Modo Encubrimiento]
[Objetivo: ocultar evento crítico mediante manipulación de entorno y personajes secundarios]
[Permiso de edición: Moderado]
Esa misma mañana, Leo bajó con las mangas arremangadas y el rostro preocupado.
—Padre… no encuentro a Dio.
George lo miró, confundido.
—¿No lo viste anoche?
—No. Pensé que estaba en la biblioteca, pero su cuarto está vacío. No durmió en su cama.
George frunció el ceño.
—¿Otra vez escapando a beber? Ese muchacho…
Leo miró al sistema, y susurró mentalmente:
"Ajusta el recuerdo de George. Solo un poco."
[Edición aplicada: George recordará comportamiento errático de Dio durante la última semana.]
George suspiró.
—Tal vez tenía demasiadas cosas en la cabeza. Su padre… su ambición. Quizás huyó a Londres.
—O tal vez no estaba listo para ser parte de esta familia —añadió Leo, con voz justa y triste.
George lo miró. Vio en sus ojos madurez. Responsabilidad.
Lo vio como su verdadero hijo.
[Relación con George Joestar: +10]
[Rango: Confianza absoluta]
Esa semana, Leo organizó que empacaran las cosas de Dio.
Dijo que dolía, pero que era lo correcto.
Se aseguró de quemar todos los documentos que Dio había recopilado sobre la Máscara de Piedra.
Y luego fue más allá.
Se ganó a la servidumbre con gestos nobles.
Se acercó aún más a Erina, con detalles sutiles, sin forzar la historia.
Visitó barrios pobres y donó libros con su nombre impreso:
"De parte de Jonathan Joestar."
No lo hacía por bondad.
Lo hacía para que cuando el próximo acto comenzara, no quedaran dudas de quién era el protagonista.
Esa noche, frente al espejo, su Stand flotó detrás de él como una sombra gloriosa, más definida que nunca.
Sus ojos brillaban con líneas doradas. En su pecho, la esfera de The World giraba con calma.
—Dio ha muerto, y el mundo sigue girando.
[Archivo "DIO BRANDO" ha sido completamente asimilado.]
[Sub-archivo generado: "The World — Raíz personal".]
[Tiempo detenido disponible: 2 segundos.]
Leo levantó la mano. El mundo se congeló.
Los pájaros se detuvieron en pleno vuelo.
La vela dejó de temblar.
El reflejo en el espejo no parpadeaba.
—Este… es el verdadero poder.
No el de los héroes.
El del autor.
[Nueva habilidad desbloqueada: Apertura de Portales Narrativos]
[Viaje entre archivos: disponible.]
Leo sonrió.
Este universo reescrito ya no era suficiente.
La próxima víctima no estaba en este mundo.