PERCY
Han pasado poco más de 3 años desde que la guerra terminó, debería estar feliz porque ganamos y todo termino, pero ¡no! para mí solo comenzó, el verdadero dolor vino un par de meses después que la guerra finalizo. Me pregunto si dentro de mi destino estaba el hecho de que siempre tenía que estar peleando, a veces perdiendo y otras veces sufriendo. Ya no me hacía del todo feliz la dinámica de ser el semidiós que tuviera que enfrentarse a ello. Tal vez era momento de cambiar, de retirarme y vivir con mamá, Paul y mi hermanita, también con quien sería la persona más importante el resto de mi vida: Annabeth.
La vida de un héroe (suspiro) parece divertido, emocionante, lleno de desafíos, diversión y grandes misiones, ¿no? Pero nada ni nadie te prepara para la traición, la frustración, la soledad, el dolor y un sin número de cosas más. Ahora mismo no sé dónde estoy, solo sé que no hay agua cerca como para recuperar mis fuerzas, aunque cada vez siento que tengo menos dominio sobre ello, como si poco a poco fuera abandonándome. Solo hay arena y rocas, una cadena de montañas se alza a lo lejos, parece mi mejor opción llegar a las montañas. Salí del campamento mestizo hace... poco más de 2 años. Te estarás preguntando, ¿por qué habría de dejar el campamento, a mis amigos, mi novia, mi padre y la seguridad del campamento?
Verás, en estos momentos no puedo contarte todo por qué estoy siendo perseguido por una manada de monstruos, en su mayoría perros del infierno y algún que otro cíclope, así que no puedo detenerme a contarte toda mi historia. Realmente estoy agotado, he estado huyendo y refugiándome durante estos dos años en bosques, cuevas, desiertos, edificios abandonados a lo largo del país, tratando de no ser devorado por los monstruos o peor aún capturado, tengo demasiados enemigos con memoria como para dejarme atrapar.
Me falta el aire, estoy débil, tengo hambre, he estado huyendo de esta manada alrededor de 5 días, siento que mis fuerzas se terminan con cada zancada que doy mientras intento dejar atrás a los monstruos, tal vez, no sé, solo debería dejarme atrapar o mejor aún dejar que me maten, nadie se daría cuenta de que he muerto, tal vez nadie note la ausencia, solo fui un muñeco del Olimpo que me desecho cuando el "trabajo estuvo hecho" 2 guerras y numerosas misiones. Si mi cálculo había sido correcto, que no lo sabía, estaba en California. No podía acercarme al campamento Júpiter, y no me recibirían tampoco, porque soy un exiliado del Olimpo. Hace mucho tiempo que había agotado mis últimos dólares, por lo que había tenido que tomar prestado algo de la buena gente con la que me encontraba en el camino para poder tomar un transporte y seguir huyendo.
El dolor se apodera de mi pecho con una punzada certera que recorre mis músculos tensándolos, pero no puedo detenerme. Debo decir, no odio a todos los dioses, Hestia siempre me apoyo, me consoló cuando estaba triste, también el tío Hades, aunque creo que solo le simpatizo porque Nico es mi mejor amigo. Increíblemente, Artemisa se puso de mi lado, no sé si es porque sostuve el cielo por ella o por Thalia, pero creo que siente algo de respeto por mí. Oh, y el señor Hefesto que tuvo la gentileza de confeccionar un anillo de compromiso para mí. Todos los demás, incluyendo mi padre, me dieron la espalda, prefirieron las mentiras y me dejaron abandonado.
Logre refugiarme en una cueva en la mitad de la montaña, era lo suficientemente acogedora como para pasar la noche, estaba rodeado de pinos, lo cual me parecía relajante. Saque mi bolsa de dormir de mi mochila, ha pasado tanto tiempo que la bolsa de dormir tenía huecos, pero aún servía para dormir. Hacía frío, tenía muchas ganas de encender un fuego para calentarme, pero no quería llamar la atención, así que solo procure encogerme para concentrar el calor y dormirme, o al menos intentarlo. Ya sabéis que como un semidiós el sueño puede ser un deleite, como también puede convertirse en una pesadilla tan vivida que te despiertas aterrado. Me resistía a dormir temiendo los sueños que podría tener, así que me senté a mirar el cielo, las estrellas brillan con gran intensidad acompañada de una pequeña luna justo en su punto cumbre. Los recuerdos empezaron a invadir mi mente a pesar de que trataba de hacerlos a un lado, tengo 2 años fracasando en ese intento.
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Una vez que la guerra terminó se me encomendó junto a Grover, quien muy a su pesar aceptó de recorrer el país para hacer un informe sobre la población de monstruos, era un trabajo sencillo, no debía luchar, solamente tomar nota de donde se ubicaban, la cantidad y tipo de monstruos que había. Hubo una que otra oportunidad en la que nos topamos con las cazadoras de Artemisa, pero los encuentros no pasaron a mayores. Me tomo un poco más de 6 meses poder hacer este informe. Estaba un poco molesto con eso, ¿es que acaso no he tenido suficiente como para que me asignen más tareas? Pero accedí porque, porque Poseidón insistió en que debía ser yo quien lo hiciera y quería terminar con esto de una vez por todas.
Tenía planeado comprometerme con Annabeth, lo sé, lo sé, somos demasiado jóvenes, pero yo realmente estaba decidido, habíamos pasado por tanto juntos que se había vuelto parte de mi vida de una manera tan natural que había sorteado todos esos muros que tenía dentro mío desde el primer día. A mamá le agradaba Annabeth y ya habíamos ido varias veces a casa para que Paul también diera su aprobación. Ver feliz a mamá era lo único que quería y me importaba. Cuando pienso en todo lo que tuvo que sufrir para mantenerme a salvo de la amenaza real de los monstruos, siento gratitud hacia ella, pero también siento un fuerte dolor de pensar en los horrores que tuvimos que soportar por ocultarme de los monstruos con el despreciable de Gabe y sus amigos que me aterrorizaron durante muchos años.
Ahora mamá era feliz con Paul, la trataba como lo que se merecía, siempre sonreía, a veces nuestras miradas se habían cruzado, no decíamos nada, pero sabíamos que estábamos agradecidos de encontrar a alguien como Paul que cuidara de ella y que también cuidara de mí. Y ahora la familia se había ampliado con la llegada de mi hermanita, estaba preparado para cuidarla con todo lo que tuviera a mi alcance. Estelle la habían nombrado y su nombre no podía más que calentar mi corazón. Tenía una foto con ellos que siempre me acompañaba. No habíamos vuelto a hablar desde que la guerra termino y tuve que irme en esta misión. Pero después de hablar con Annabeth iríamos a pasar unos días en casa.
Los 6 meses y un poco más han pasado lentamente mientras he recorrido el país registrando la población de monstruos y por fin se ha terminado la misión, estoy volviendo a casa, no sin antes pasar por el Olimpo para dar el informe al consejo. La forma en que me miraban los dioses era diferente, hasta mi padre estaba como perdido en sus pensamientos, sin emociones, pero decidí no hacer caso, estaba emocionado por regresar al campamento y ver a Annabeth y a mis amigos, pero sobre todo a Annabeth, estaba nervioso, no sabía cómo haría o que diría para proponerle matrimonio. Despedido el consejo, me dispuse a dirigirme hacia el campamento.
—¡Percy espera! —me di la vuelta para recibirla con una sonrisa a Hestia.
—Lady Hestia por favor llámeme Percy, Percy es demasiado formal —le dije haciendo una reverencia.
—Y tú no tienes que inclinarte —me dijo levantándome tomando mis hombros.
—¿En qué puedo ayudarle, lady Hestia? —me miro por un momento como si no se decidiera a decírmelo.
—Bueno... —dijo dudando. Todo me parecía tan extraño, pero hice a un lado esos pensamientos. —Nada... nada Percy, solo quería saludarte y felicitarte por el éxito de tu misión —me dio una pequeña sonrisa.
—Gracias —los dioses no son conocidos por reconocer a los semidioses. Aunque Lady Hestia es diferente.
—Bueno, creo que debo irme, hasta pronto lady Hestia —me disponía a alejarme cuando me tomo por el hombro y me di la vuelta.
—Siempre que necesites ayuda puedes recurrir a mi ¿entiendes? —pude notar su mirada y el malestar de su voz.
—Claro mi Lady, gracias —y salí corriendo al elevador para luego irme hacia el campamento.
Todo parecía ser igual, los chicos en sus actividades, el sol brillaba iluminando todo el campamento. Respiré hondo desde la colina tratando de dejar atrás estos meses de soledad y aventurándome a lo que se venía, me dirigí a la Casa Grande para ver a Quirón y darle también el informe sobre los monstruos. Lo encontré leyendo en el interior de la casa, levanto la vista de su libro y mi miro sonriendo.
—¡Percy! Bienvenido muchacho, espero que tu misión haya sido un éxito ¿qué noticias traes? —me dijo acordándome en un abrazo.
—¡Hey Quirón! —Salude con torpeza. —Yo también estoy muy feliz de volver —Luego le conté todo acerca de los monstruos y de cómo había contabilizado grupos aislados huyendo hacia el norte, fuera de la influencia de los dioses, pero que se les había encomendado a las cazadoras ir a por ellos para evitar que se reagruparan.
—Esas son buenas noticias, por lo menos tendremos un periodo de tranquilidad —me dijo mientras salíamos de la casa, luego de despedirnos me dispuse a ir a mi cabaña, seguía teniendo la misma fachada casual y fresca, con un olor a mar y una brisa suave que se percibe a lo lejos. Al parecer todos estaban ocupados, así que decidí descansar hasta la hora de la cena.
Entre a la espera de no encontrar a nadie debido a que soy el único hijo de Poseidón, aparte de Tyson que no vive en el campamento, y me encontré con más desorden del acostumbrado, decidí no hacer preguntas, simplemente me dirigí a mi cama y trate de conciliar el sueño, descansar y pensar en cómo sorprender a Annabeth.