🏫 En el aula
Nicole estaba sentada en su pupitre, con el cuaderno abierto y los lápices desordenados sobre la mesa.
A su lado, Hengely y Michelle hablaban en voz baja, riéndose de un chisme que habían escuchado en el pasillo.
—Te juro que la profe de matemáticas se equivocó tres veces en la misma operación —dijo Hengely, divertida.
—Y todavía quiere que le tengamos respeto —añadió Michelle, rodando los ojos.
Nicole sonrió, disfrutando de la ligereza de la charla.
El ambiente era cálido, como si el día prometiera algo diferente.
De pronto, su celular vibró.
📱 Mensaje de Alex:
"Amor, hoy me voy a pasar el recreo con Dan, Leo, Carlos y Camilo. Carlos quiere presentarme a Camilo por primera vez. ¿Está bien?"
Nicole lo leyó dos veces, con una mezcla de sorpresa y ternura.
Sonrió y respondió rápido:
"Está bien. Yo me quedo con mis chicas. Nos vemos después 💙."
Guardó el celular y suspiró.
—¿Qué pasó? —preguntó Michelle, curiosa.
—Alex va a estar con los chicos en el recreo. Carlos le va a presentar a Camilo.
—¡Ah! —dijo Hengely, levantando las cejas—. Entonces nos toca recreo de chicas.
Nicole asintió, con una sonrisa tranquila.
—Sí. Y me gusta la idea.
🌳"Recreo de chicas"
La campana sonó y el colegio se llenó de voces y pasos apresurados.
Nicole guardó su cuaderno en la mochila y se levantó con calma. Michelle ya estaba de pie, revisando su celular, mientras Hengely se colgaba la mochila al hombro con su estilo despreocupado.
—Vamos antes de que se llenen las bancas —dijo Hengely, adelantándose.
—Sí, que después nos toca comer de pie —añadió Michelle, rodando los ojos.
Las tres salieron al patio. El sol caía suave, y el aire fresco se mezclaba con risas y conversaciones. Caminaron hasta su rincón habitual: una banca de madera bajo un árbol grande, donde la brisa siempre parecía más ligera.
Michelle se dejó caer primero, suspirando.
—Ay… necesitaba este recreo.
—¿Por qué? —preguntó Nicole, sentándose a su lado.
—Porque la clase estuvo eterna. Y además, viste cómo la nueva alumna ya anda con tres carpetas como si fuera la presidenta del curso.
Hengely se rió.
—Seguro quiere impresionar. Aunque lo único que logró fue que se le cayera todo en el pasillo.
Nicole sonrió, disfrutando de la complicidad.
Sacó un jugo de su mochila y lo abrió despacio.
—Ustedes siempre encuentran drama donde no hay.
—Es que es más divertido así —respondió Michelle, guiñándole un ojo.
—Además, ¿qué otra cosa vamos a hacer en recreo?
Las tres se rieron bajito. El sol se filtraba entre las hojas del árbol, iluminando sus rostros con destellos dorados.
💬 Chismes de chicas
Hengely se inclinó hacia ellas, bajando la voz como si compartiera un secreto.
—Por cierto… Carlos me escribió anoche. Dice que quiere que salgamos otra vez este fin de semana. Y yo… creo que sí voy a aceptar.
Nicole la miró con una sonrisa cómplice.
—Se nota que te gusta. Te brillan los ojos cuando lo nombrás.
Hengely se sonrojó, pero no lo negó.
—Bueno… capaz sí.
Michelle se acomodó el cabello y suspiró.
—Yo todavía no sé qué pensar de Camilo. Es lindo, me hace reír… y sé que le gusto. Pero todavía no somos novios. Es como… un "casi".
Nicole la miró con ternura.
—Si te hace feliz, aunque sea un "casi", ya vale la pena.
Michelle sonrió, agradecida.
—Sí… aunque me da nervios.
Nicole bajó la mirada, con una sonrisa suave.
—Yo con Alex estoy bien… demasiado bien. Hoy me escribió que iba a pasar el recreo con los chicos, y yo… no me enojé. Me gusta que tenga su espacio, pero igual siento que siempre está cerca.
Hengely le dio un codazo suave.
—Eso es porque te quiere de verdad.
Michelle asintió.
—Y porque vos también lo hacés sentir elegido.
Nicole se sonrojó, pero no respondió.
Solo se quedó mirando el cielo entre las ramas, pensando que ese recreo, entre amigas y confesiones, era un pequeño tesoro que quería guardar.
🖊️ Camino a la librería
Nicole se levantó de la banca con una sonrisa tímida.
—Voy a la librería, necesito un bolígrafo.
—Ve con cuidado —le dijo Hengely, con tono protector.
—Sí, no tardes mucho —añadió Michelle, sonriendo.
Nicole asintió y salió del patio. El sol iluminaba el camino, y el aire fresco le daba calma. Caminaba tranquila, hasta que escuchó voces detrás de un grupo de chicas.
—¿Viste al novio de Nicole? —dijo una, con tono burlón.
—Sí, el del básquet. No entiendo cómo ella lo consiguió.
—Seguro no dura mucho. Él puede tener a cualquiera.
Nicole se detuvo. El corazón le latía fuerte.
Se giró y las enfrentó.
—Dejen de hablar así. Alex me eligió a mí, y yo lo elegí a él. No tienen derecho a burlarse.
Las chicas se miraron entre sí y comenzaron a reír. Una de ellas la empujó suavemente hacia atrás.
—Ay, miren cómo se pone. Qué dramática.
Nicole sintió que la vergüenza la quemaba por dentro.
Las risas se hicieron más fuertes, y sus ojos se llenaron de lágrimas.
No pudo contenerlo: bajó la mirada y comenzó a llorar.
🏀 En el recreo de los chicos
Mientras tanto, Alex se reencontraba con Dan y Leo.
Carlos se acercó con una sonrisa.
—Alex, te presento a Camilo.
Camilo extendió la mano, nervioso pero amable.
—Un gusto, hermano. He escuchado mucho de vos.
—El gusto es mío —respondió Alex, estrechando su mano con firmeza.
Se sentaron juntos, hablando de básquet, de clases y de bromas.
Todo parecía tranquilo, hasta que Alex levantó la mirada y, a lo lejos, vio a Nicole.
Ella estaba rodeada por las chicas, con la cabeza baja y lágrimas en los ojos.
Las risas de ellas llegaban hasta donde él estaba.
El rostro de Alex se endureció.
Se levantó de golpe.
—Vuelvo enseguida —dijo con voz firme.
Los chicos lo miraron sorprendidos, pero no preguntaron nada.
Alex caminó rápido, con el corazón ardiendo de enojo.
💥 El momento de defender
Cuando llegó, las chicas seguían riéndose.
Alex se colocó frente a Nicole, poniéndose entre ella y el grupo.
Su mirada era seria, molesta.
—¿Qué creen que están haciendo? —dijo con voz clara.
Las chicas se quedaron en silencio, sorprendidas por su tono.
—Si tienen un problema, lo tienen conmigo. Pero no vuelvan a tocarla ni a burlarse de ella.
Nicole lo miró, con lágrimas en los ojos, sintiendo cómo su vergüenza se transformaba en alivio.
Alex la tomó de la mano y la acercó a él, como si quisiera protegerla del mundo entero.
Las chicas bajaron la mirada, incómodas, y se alejaron murmurando.
Alex se inclinó hacia Nicole, con voz suave.
—Ya está. No tenés que llorar por ellas. Vos sos lo más importante para mí.
Nicole lo abrazó fuerte, escondiendo el rostro en su pecho.
—Gracias… —susurró entre sollozos.
Alex la acarició suavemente en la espalda, con ternura.
—Siempre voy a estar para defenderte.
📚 En la librería
Nicole caminaba abrazada a Alex, con el rostro escondido en su pecho. No podía hablar, no quería separarse de él. Sus sollozos bajitos eran como un hilo constante que le apretaba el corazón.
Alex la sostuvo con firmeza, acariciándole el cabello mientras avanzaban hacia la librería.
—Tranquila, amor… ya pasó. Estoy acá.
Entraron juntos. La fila era corta, apenas tres personas delante. Alex se colocó detrás, con Nicole aún aferrada a él.
Fue entonces cuando la vio: Valentina, con unos lentes redondos que le daban un aire distinto.
—Hola, Valentina —dijo Alex, con amabilidad.
Ella se tensó.
—No… no me llames así. Desde ahora podés llamarme Clara.
Alex la miró serio, pero sin dureza.
—Tu nombre es Valentina. No podés cambiarlo.
Valentina bajó la mirada, nerviosa.
—Lo hago porque no puedo superar lo que hice. Si me llamo distinto… es como si fuera otra persona.
Alex respiró hondo.
—No. Nadie te odia. Te equivocaste, sí, pero eso no borra quién sos. Tu nombre es Valentina, y tenés que aceptarlo.
Ella lo miró, sorprendida por la firmeza en su voz.
Por primera vez en mucho tiempo, se permitió sonreír apenas.
—Está bien… entonces me quedo con Valentina. Pero los lentes sí me los dejo.
Alex sonrió.
—Eso está perfecto.
Valentina notó a Nicole, aún abrazada a Alex, sollozando bajito.
—¿Qué le pasa? —preguntó, con tono preocupado.
Alex la miró con ternura.
—La hicieron llorar.
Valentina sacó un pañuelo de su bolso y se lo ofreció a Nicole.
—Toma… aunque sé que todavía no me perdonás.
Nicole dudó un segundo, pero lo tomó con manos temblorosas.
—Gracias… —susurró, sin mirarla directamente.
Valentina asintió, sin esperar más palabras.
🖊️ El bolígrafo y el regreso
La fila avanzó. Alex compró el bolígrafo y salió con Nicole aún abrazada a él.
Ella no lo soltaba, como si temiera que el mundo volviera a romperla si se alejaba.
Caminaron juntos hasta el patio, donde Hengely y Michelle seguían en la banca.
Cuando vieron a Nicole llegar abrazada de Alex, con los ojos rojos y el rostro escondido, se levantaron enseguida.
—¡Nicole! —exclamó Michelle, preocupada.
—¿Qué pasó? —preguntó Hengely, con el ceño fruncido.
Alex las miró, serio.
—La hicieron llorar.
Nicole apretó más fuerte el abrazo, incapaz de hablar todavía.
Sus amigas se acercaron, rodeándola con cuidado, como si quisieran protegerla entre las tres.
Michelle le acarició el brazo.
—Tranquila, estamos acá.
Hengely miró a Alex, agradecida.
—Gracias por cuidarla.
Alex asintió, con una mirada firme.
—Siempre lo voy a hacer.
👥 La llegada de los chicos
Alex aún sostenía a Nicole cuando, desde el otro lado del patio, los chicos lo vieron rodeado de las amigas.
Dan fue el primero en señalar.
—Ey, miren… Alex está con las chicas.
Leo sonrió.
—Parece que todos están comprometidos ya.
Carlos se adelantó, con una sonrisa tranquila. Al acercarse, sus ojos se encontraron con los de Hengely.
—Hola, Hengely —dijo, con voz suave.
Ella se sonrojó apenas, pero respondió con naturalidad:
—Hola, Carlos.
Camilo, un poco nervioso pero bromista como siempre, se giró hacia Michelle.
—Hola, Michelle. ¿Ya te aburriste de los chismes?
Michelle rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír.
—Nunca me aburro de los chismes. Pero… hola, Camilo.
🤝 Unión de grupos
Los chicos se acercaron más, formando un círculo alrededor de Nicole y sus amigas.
Dan se cruzó de brazos, mirando la escena.
—Al final, todos estamos en pareja o casi. Qué raro se siente.
Leo asintió, divertido.
—Sí, parece que ya nadie está solo.
Alex miró a Nicole, aún con los ojos rojos, y luego a sus amigos.
—Gracias por venir. Ella necesitaba compañía.
Carlos se inclinó un poco hacia Nicole.
—No te preocupes. No estás sola.
Camilo agregó, con tono juguetón pero sincero:
—Exacto. Tenés un equipo completo de guardaespaldas.
Michelle le dio un codazo suave.
—No es momento de bromas, Camilo.
—Pero funciona —respondió él, logrando que Nicole soltara una pequeña risa entre lágrimas.
🌸 El alivio de Nicole
Nicole levantó la mirada.
Sus amigas estaban a su lado, sus amigos enfrente, y Alex aún la sostenía con firmeza.
La tristeza comenzó a disiparse, reemplazada por una sensación cálida de pertenencia.
Se secó las lágrimas con el pañuelo que Valentina le había dado y respiró hondo.
—Gracias… a todos.
Hengely le acarició el brazo.
—Siempre vamos a estar contigo.
Michelle asintió.
—No importa lo que digan los demás.
Dan levantó la mano como si jurara algo.
—Si alguien se mete contigo otra vez, nos metemos todos.
Leo sonrió.
—Exacto. Somos un equipo.
Nicole se quedó mirando a cada uno, con el corazón más liviano.
Por primera vez en ese día, se sintió feliz.
No solo por Alex, sino porque todos habían decidido estar ahí para ella.
🏫 Fin del recreo
El timbre sonó, anunciando el final del recreo.
Alex caminaba junto a Nicole, todavía con su mano entrelazada a la de ella, hasta llegar a la puerta del aula de 2do C.
—Aquí te dejo, amor —dijo Alex, con una sonrisa suave.
Nicole asintió, pero cuando él comenzó a alejarse, algo en su pecho la impulsó.
—¡Alex! —lo llamó, con voz clara.
Él se detuvo y giró, curioso.
Nicole lo miró con los ojos brillosos, aún un poco rojos por lo que había pasado, pero con una sonrisa sincera.
—Me hace feliz estar contigo.
Por un instante, el pasillo quedó en silencio.
Alex no dudó: volvió sobre sus pasos, entró al aula y, delante de todos los de 2do C, la abrazó fuerte.
Los compañeros estallaron en gritos, risas y chismes.
—¡Qué lindos! —gritó una chica.
—¡Ya era hora que lo mostraran! —añadió otro.
—¡Nicole y Alex, la pareja del año! —se escuchó al fondo.
Nicole se sonrojó, escondiendo el rostro en el pecho de Alex, pero no se apartó.
Alex sonrió, orgulloso, como si quisiera que todos supieran que ella era suya.
📚 La clase después del abrazo
El profesor entró unos minutos después, intentando poner orden.
—¡Silencio, por favor! Abran sus cuadernos.
Pero el ambiente seguía cargado de emoción.
Los estudiantes murmuraban, lanzaban miradas cómplices a Nicole y Alex, y cada tanto alguien soltaba una risita.
Nicole se sentó en su pupitre, todavía con el corazón acelerado.
Michelle y Hengely la miraban con sonrisas cómplices.
—Eso fue increíble —susurró Hengely.
—Todos lo vieron. Ya nadie puede dudar de ustedes —añadió Michelle.
Nicole bajó la mirada, sonrojada, pero no pudo evitar sonreír.
Mientras tanto, Alex regresó a su aula, pero su gesto había dejado huella: el curso entero seguía comentando lo que había pasado.
El profesor intentó continuar con la lección de literatura, hablando de metáforas y poemas, pero los estudiantes estaban distraídos.
Cada vez que Nicole levantaba la vista, encontraba miradas curiosas, sonrisas y hasta algún guiño.
Ella se mordió el labio, nerviosa, pero en el fondo sentía algo distinto: orgullo.
Por primera vez, no le importaba ser el centro de los chismes.
Porque Alex la había abrazado delante de todos, y ese recuerdo la acompañaría durante toda la clase.
🌸 Después de clase
La campana sonó y los estudiantes comenzaron a salir del aula. Nicole caminó despacio hacia la puerta, con la mochila colgada y el corazón latiendo rápido.
Al levantar la vista, lo vio: Alex estaba en el pasillo, rodeado de Dan, Leo, Carlos y Camilo, riendo de alguna broma.
Nicole se detuvo. Quería estar con él, pero al verlo tan ocupado con sus amigos, una pequeña tristeza le apretó el pecho. Bajó la mirada, con esa expresión suave que parecía la de un gatito abandonado.
Alex la notó enseguida.
Dejó de reír, se excusó con los chicos y caminó hacia ella.
Le tomó la mano con firmeza y la miró directo a los ojos.
—No puedo creer que esta hermosura sea mi novia.
Nicole se sonrojó, bajando la mirada.
—Alex… —susurró, tímida.
Y antes de que él dijera algo más, se inclinó y le dio un beso rápido en el cachete.
Alex sonrió, feliz, y la abrazó por un instante.
—Vamos al comedor.
🍽️ En el comedor
Se sentaron juntos en una mesa tranquila, lejos del bullicio.
Nicole sacó su bandeja y comenzó a comer, pero pronto se inclinó hacia Alex con una sonrisa traviesa.
—Abre la boca —le dijo, levantando un trozo de comida con el tenedor.
Alex obedeció como un niño pequeño, exagerando la expresión.
—Aaaah…
Nicole le dio la comida y luego, riendo, le limpió la comisura de los labios con una servilleta.
—Pareces un bebé.
Alex fingió indignación, pero sus ojos brillaban de ternura.
—Si fueras mi mamá, sería el bebé más feliz del mundo.
Nicole se tapó la cara, muerta de la risa.
—¡Sos tan tonto!
Alex la miró con picardía.
—Ojalá fuera espagueti. Así podríamos compartirlo como en las películas… y de paso darnos besos.
Nicole lo golpeó suavemente en el brazo, aún riendo.
—¡Alex! Sos insoportable.
Pero sus mejillas estaban encendidas, y en el fondo, la idea le parecía tan ridícula como adorable.
🌹 El momento íntimo
Mientras el comedor seguía lleno de voces y risas, ellos parecían estar en su propio mundo.
Nicole lo alimentaba con pequeños bocados, él hacía bromas exageradas, y cada gesto se convertía en un juego romántico.
Alex la miró con ternura, bajando la voz.
—Me encanta que me cuides así.
Nicole lo miró, con una sonrisa suave.
—Y a mí me encanta que seas tan tonto.
Ambos rieron juntos, y en ese instante, el comedor dejó de ser un lugar común: se transformó en un escenario íntimo donde el amor se mostraba en gestos simples, como compartir comida y reír hasta que doliera la panza.
🌸 Camino al pabellón
Nicole, con una sonrisa tímida, le dijo a Alex:
—¿Vamos al pabellón?
Alex la miró con ternura y asintió.
—Claro, vamos.
Mientras caminaban, él la sostuvo románticamente por la cintura. Nicole se sonrojó, bajando la mirada, pero no se apartó. Sentía que cada paso con él era más ligero.
💇♂️ El pelo desordenado
Ya en el pabellón, solos, Nicole lo miró con atención y frunció el ceño.
—Alex… tu pelo está todo desarreglado.
Él se rió, intentando excusarse.
—Es que estaba apurado, no tuve tiempo.
Nicole lo miró seria.
—Cero excusas. Siéntate, que lo voy a peinar.
Alex obedeció, y ella colocó su cabeza en su regazo.
Él se sonrojó al sentir lo cómodo que estaba, cerrando los ojos por un instante.
Nicole lo notó y sonrió traviesa.
—Pareces un tomate.
—Si fuera un tomate, mi pelo sería verde —respondió él, intentando bromear.
Nicole lo pellizcó suavemente en la mejilla.
—Tonto.
Con paciencia, lo peinó con sus dedos y luego sacó un pequeño peine de su bolso. Cuando terminó, sacó un espejo y se lo mostró.
—Mira cómo quedaste.
Alex se miró y sonrió.
—Hermoso… pero más porque fuiste vos quien me peinó.
Nicole lo interrumpió, sonrojada pero firme.
—Me encanta tu pelo. Quiero peinarte más seguido.
Alex la miró con ternura.
—Ya es tuyo.
📱 El teléfono y las fotos
Un rato después, Nicole notó que Alex estaba callado, mirando su teléfono.
Ella frunció el ceño y, sin pensarlo, se sentó completa sobre sus piernas.
Alex se sonrojó de inmediato.
—Nicole…
—¿Qué? No me importa —respondió ella, divertida—. Vamos a tirarnos fotos.
Alex abrió la app de fotos y juntos hicieron varias:
Una con caras graciosas.Otra con Nicole abrazándolo fuerte.Y la última, un beso suave que quedó capturado en la pantalla.
Nicole rió al verlas.
—Quedaron hermosas.
—Porque estás vos —respondió Alex, mirándola con brillo en los ojos.
🎮 El juego en el teléfono
Siguieron juntos, hasta que Nicole suspiró.
—Me aburrí.
Alex sonrió, levantando el celular.
—¿Querés jugar un juego?
Nicole abrió los ojos, encantada.
—¡Sí!
Se acomodó sobre sus piernas, con el teléfono en mano, y comenzó a jugar mientras Alex le acariciaba el pelo suavemente.
Ella reía cada vez que perdía, y él la miraba como si cada gesto suyo fuera lo más adorable del mundo.
El pabellón estaba vacío, pero para ellos se había convertido en un refugio íntimo: un lugar donde podían ser niños, novios y cómplices al mismo tiempo.
🌆 Salida del colegio
Las horas pasaron y las clases terminaron.
Nicole y Alex salieron juntos del colegio, más pegados que nunca, caminando con calma por la acera. Sus manos entrelazadas parecían no querer soltarse.
Nicole lo miró con una sonrisa traviesa.
—Tu teléfono no tiene juegos buenos.
Alex arqueó una ceja, divertido.
—Al menos nos hizo reír.
Nicole soltó una risita, inclinando la cabeza hacia él.
—Eso sí.
El aire de la tarde era fresco, y cada paso los acercaba más a la casa de Nicole.
💞 El abrazo en la puerta
Al llegar frente a su casa, Nicole se detuvo y lo abrazó fuerte, escondiendo el rostro en su pecho.
—No quiero que te vayas… La pasé tan bien contigo.
Alex la sostuvo con ternura, acariciándole la espalda.
—Yo también la pasé bien. Y como mañana es fin de semana… vamos a tener una pijamada.
Nicole levantó la cabeza, con los ojos brillando de emoción.
—¿En serio?
Alex sonrió.
—Sí. Quiero pasar la noche contigo, reírnos, jugar y estar juntos.
Nicole no pudo contenerse: se lanzó hacia él, abrazándolo con fuerza, casi haciéndolo perder el equilibrio.
—¡Me encanta la idea!
🧳 Preparativos
Sin soltarlo, Nicole lo tomó de la mano y lo jaló hacia la calle.
—Entonces vamos a buscar tus cosas.
Alex rió, dejándose llevar por su entusiasmo.
—Está bien, vamos.
Caminaron juntos, con Nicole aún pegada a él, como si no quisiera darle ni un segundo de distancia.
El sol comenzaba a caer, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosados, mientras ellos avanzaban con la ilusión de una noche diferente: una pijamada que sería solo de los dos, llena de risas, juegos y momentos que se quedarían grabados en su memoria.
Nicole y Alex caminaron juntos hasta la casa de él, todavía riendo por la idea de la pijamada.
Al entrar, se toparon con Alexandra y Emilia, que estaban en la sala.
—Hola —saludó Alex con naturalidad, mientras Nicole se mantenía a su lado.
Las chicas respondieron con sonrisas cómplices, sin interrumpir demasiado.
Alex subió a su habitación acompañado de Nicole. Ella lo observaba mientras él buscaba sus cosas: ropa cómoda, una mochila pequeña y algunos detalles que sabía que necesitaría para la noche. Nicole lo miraba con ternura, disfrutando de la simpleza del momento.
Cuando bajaron, Alexandra y Emilia los vieron pasar con la mochila lista.
—Que se diviertan —dijo una de ellas, con tono ligero.
Alex tomó la mano de Nicole y la guió hacia la puerta.
—Listo, vamos.
Nicole lo abrazó fuerte, emocionada.
—No puedo esperar a mañana.
Alex le acarició el cabello con una sonrisa.
—Va a ser nuestra noche especial.
Y juntos salieron, con la promesa de una pijamada que marcaría el inicio de un nuevo capítulo en su historia.
"Fin del Capitulo 31-T2E7"
