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Chapter 36 - Capitulo 35-T2E11:El Gran Dia del Baile(Parte 1)

T2E11-Jueves 16 de Enero del 2025📱 El despertar con spam

Nicole se movía entre sueños, con el cabello revuelto y la manta a medio cuerpo. El sonido insistente de su celular vibraba sobre la mesa de noche, interrumpiendo su descanso.

Con un quejido suave, estiró la mano y lo tomó. La pantalla estaba llena de notificaciones: el grupo de WhatsApp Las Reinas del Drama no dejaba de sonar.

—¡Despertate ya! —había escrito Michelle.

—¡Queremos ver el vestido! —añadió Hengely, con emojis de corazones y fuegos artificiales.

Nicole, aún con voz dormida, murmuró para sí:

—Ni me dejan cepillarme los dientes…

Escribió rápido, con los ojos entrecerrados:

"Chicas, calma. Les enseño el vestido cuando estemos allá. Ahora quiero desayunar."

Hengely respondió enseguida, burlona:

"Dormilona, despertaste a las 10. Seguro te desvelaste escribiendo en tu diario."

Nicole se sonrojó, porque era cierto. Había pasado la noche imaginando cómo sería el baile, anotando cada detalle en su diario secreto. Con vergüenza, decidió silenciar el grupo y dejar el celular a un lado.

🍳 Desayuno con apodo

Bajó las escaleras con pasos lentos, aún soñolienta. En la cocina, Luisa la esperaba con una sonrisa.

—Buenos días, Dormilo —dijo su madre, divertida.

Nicole frunció el ceño, molesta por el apodo.

—¡Mami! No me digas así…

Luisa rió y le acarició el cabello.

—Es broma, mi amor. Tu desayuno está en la mesa. Lo preparé a las 8, todavía está tibio.

Nicole bajó la mirada, arrepentida.

—Perdón… me quedé dormida.

Se sentó frente al plato: pan con mantequilla, jugo de chinola y huevos revueltos. Mientras comía, abrió su celular y comenzó a ver videos graciosos, riendo bajito.

💬 Mensaje inesperado

De pronto, una notificación apareció en la pantalla. Era Alex.

"Buenos días, amor 💙"

Nicole se sonrojó al instante. Con las manos aún ocupadas en el desayuno, escribió rápido y torpemente:

"Holaaa… estoy comiendo, pero igual feliz de leerte."

Alex respondió enseguida:

"Tus amigas me dijeron que las silenciaste. Qué chismosas, ¿no?"

Nicole abrió los ojos, indignada.

—¡No puede ser! —murmuró, apretando el celular.

Escribió:

"Son unas chismosas. Pero bueno… ya las voy a desilenciar."

Lo hizo, y al instante el grupo volvió a llenarse de mensajes y emojis. Alex le mandó otro texto:

"Gracias por hacerlo. Ahora quiero escucharte… ¿puedo llamarte?"

Nicole dudó un segundo, mirando su plato medio vacío.

—Me voy a ver rara comiendo… —susurró para sí.

Pero al final sonrió y escribió:

"Sí, llamame."

📞 La llamada durante el desayuno 

El celular vibró y la pantalla mostró el nombre de Alex. Nicole aceptó la llamada, aún con la boca llena de pan.

—Holaaa… —dijo, con voz suave y un poco torpe.

Del otro lado, Alex rió bajito.

—Estás comiendo, ¿verdad? Te escucho como si estuvieras peleando con el pan.

Nicole se tapó la cara con la mano, avergonzada.

—¡No digas eso! Me hacés quedar mal.

—No, al contrario. Me encanta escucharte así. Es como si estuviera desayunando contigo.

Nicole sonrió, aunque intentaba disimular.

—Bueno… entonces imaginate que estás acá. Yo con mi jugo, vos con tu café.

Alex bajó la voz, con ternura.

—Me encantaría. Pero lo que más me gusta es que hoy te voy a ver en el baile.

Nicole se sonrojó, jugando con la cuchara.

—Sí… aunque ya te enseñé el vestido.

—No importa. Sé que te vas a ver hermosa.

Nicole se quedó en silencio unos segundos, con el corazón latiendo rápido.

—¿Sabés qué? —dijo al fin, con voz tímida—. Anoche me desvelé escribiendo en mi diario cómo sería el baile.

Alex rió, conmovido.

—Eso demuestra lo especial que es para vos. Y para mí también.

Nicole mordió un trozo de pan y habló entre risas:

—Me hacés hablar con la boca llena. Sos insoportable.

—Pero igual me contestas —respondió él, divertido.

Nicole bajó la mirada, sonrojada.

—Porque sos mi insoportable favorito.

El silencio se llenó de risas suaves y complicidad. Aunque ella estaba en pijama y despeinada, y él del otro lado del teléfono, la llamada se sentía como un desayuno compartido.

🚿 La llamada que no quería terminar

Nicole miró la pantalla del celular y suspiró.

—Alex, tengo que cortar… no me he duchado todavía.

Del otro lado, él insistió con voz suave:

—Si no es algo importante, ¿por qué vas a cerrar la llamada? Quedate conmigo.

Nicole se sonrojó, jugando con el borde de la toalla.

—¡Pero estoy desarreglada!

Alex rió bajito.

—Apagá la cámara y hablá conmigo mientras te duchás.

Nicole abrió los ojos, sorprendida.

—¡Pervertido! —dijo, con tono avergonzado.

—No es por eso —respondió él enseguida—. Solo quiero escucharte. Aunque sea hablando de shampoo.

Nicole se mordió el labio, pero terminó aceptando. Caminó hasta su cuarto, dejó el celular en un rincón seguro y comenzó a desvestirse. Al hacerlo, sus ojos se detuvieron en el vestido claro con brillos que colgaba en la percha. Lo observó con ternura, con confianza, como si ese vestido guardara la promesa de la noche que estaba por vivir.

Alex notó el silencio.

—¿Qué pasó? ¿Por qué te quedaste callada?

Nicole reaccionó rápido.

—Nada… nada. Ya entro al baño.

💬 La charla bajo el agua

El agua tibia comenzó a caer sobre su piel, llenando el baño de vapor. Nicole acomodó el celular en un estante, con la cámara apagada, y habló más fuerte para que él la escuchara.

—Ya estoy en la ducha. ¿Contento?

—Mucho —respondió Alex, con una risa suave—. Ahora sí siento que estoy contigo desde la mañana.

Nicole rodó los ojos, aunque sonrió.

—Sos insoportable. Estoy acá, toda llena de espuma, y vos hablando como si fuera una película.

—Es que me gusta imaginarte feliz. Aunque sea con burbujas.

Nicole se rió bajito, enjabonándose el cabello.

—Entonces imaginate que soy la chica burbuja.

—La más linda de todas —dijo él, sin dudar.

Nicole se sonrojó, aunque el agua ayudaba a disimular.

—Bobo…

El silencio se llenó de risas suaves. Nicole cerró los ojos, dejando que el agua corriera por su rostro.

—¿Sabés qué pensé recién? —dijo, con voz suave.

—¿Qué? —preguntó él, curioso.

—Que hoy, cuando me ponga el vestido, quiero que me mires como si fuera la única en el baile.

Alex suspiró, conmovido.

—Ya lo hago. Sos la única para mí, aunque haya mil personas alrededor.

Nicole se quedó quieta, con el corazón latiendo rápido.

—Me hacés sentir segura. Aunque a veces seas insoportable.

—Soy tu insoportable favorito —respondió él, divertido.

Nicole terminó de enjuagarse el cabello y se quedó unos segundos bajo el agua, disfrutando la calma.

—Ya casi termino… ¿todavía estás ahí?

—Sí. Y no pienso cortar hasta que me digas que saliste.

Nicole apagó la ducha, tomó la toalla y se envolvió rápido.

—Listo. Ya terminé.

—¿Y cómo te sentís? —preguntó Alex, con ternura.

Nicole sonrió, secándose el cabello con la toalla.

—Fresca. Lista para el gran día.

Alex bajó la voz, firme y cariñoso:

—Entonces el baile empieza desde ahora.

Nicole se sonrojó, apretando el celular contra su pecho.

—Bobo… pero mi bobo.

🍽️ El almuerzo con Luisa

Nicole cerró la llamada con Alex después de dos horas de charla. Él había insistido en quedarse más tiempo, pero ella lo ignoró con una sonrisa cansada.

—Es tan molesto a veces… —murmuró para sí, bajando las escaleras—. Pero igual lo quiero.

Al llegar a la cocina, Luisa ya la esperaba con un plato servido. El aroma cálido llenaba el ambiente.

—Esta vez sí está caliente —dijo su madre, con picardía.

Nicole arqueó una ceja, divertida.

—¿Te estás burlando otra vez?

Luisa se llevó la mano al pecho, fingiendo inocencia.

—¡Jamás! Solo te aviso.

Nicole rió y se sentó frente al plato.

—Bueno… acepto tus disculpas, señora bromista.

Ambas se sonrieron, y Nicole comenzó a comer con calma. El sabor casero la relajó, mientras en la mesa flotaba ese silencio cómodo que solo existe entre madre e hija.

🌸 Pensamientos en la mesa

Mientras masticaba, Nicole dejó que su mente divagara. Pensó en la tarde, en el baile, en cómo sería llegar con sus amigas o sola.

—¿Voy a casa de Hengely y Michelle para irnos juntas… o que ellas vengan aquí? —se preguntó en voz baja, jugando con el tenedor.

Recordó la promesa que les había hecho: enseñarles el vestido directamente en el baile, para que la sorpresa fuera completa. Si las invitaba a su casa, seguro insistirían en verlo antes.

Suspiró.

—Entonces mejor voy yo… aunque no me guste tanto.

Tomó el celular y abrió el grupo Las Reinas del Drama. Escribió rápido:

"Chicas, nos vemos en casa de Hengely en un rato. De ahí vamos juntas al colegio."

La respuesta llegó enseguida:

—¡Perfecto! —escribió Michelle, con emojis de corazones.

—¡Ya te estamos esperando! —añadió Hengely, con un sticker de emoción.

Nicole sonrió, aunque en el fondo sabía que tendría que resistir la curiosidad de sus amigas.

—El vestido… solo en el baile.

Guardó el celular, terminó su comida y se recostó un momento en la silla, con la mirada perdida en la ventana. El sol de mediodía iluminaba la cocina, como si también anunciara que el gran día estaba por comenzar.

🎒 Preparativos en casa

Nicole subió a su cuarto con calma, abrió el armario y sacó una mochila mediana. Dentro guardó su bolso pequeño, el celular y, con especial cuidado, el vestido claro con brillos que usaría en el baile. Lo dobló con ternura, como si fuera un tesoro, y lo acomodó en el fondo de la mochila.

Bajó a la sala y le avisó a su madre:

—Mami, voy a casa de Hengely. De ahí nos vamos juntas al colegio.

Luisa sonrió, le dio un beso en la frente y le dijo:

—Está bien, mi amor. Te espero en la noche. Diviértete.

Nicole se despidió con una sonrisa y salió con la mochila al hombro.

👭 El plan secreto de las amigas

Mientras tanto, en casa de Hengely, ella y Michelle estaban conspirando como si fueran detectives del drama. Querían ver el vestido de Nicole antes del baile, aunque sabían que ella había prometido mostrarlo solo en el evento.

Pensaron tres opciones, pero dos fueron las más divertidas:

La opción del chantaje fotográfico: Michelle propuso que, apenas Nicole entrara, le sacaran fotos con filtros ridículos y le dijeran que solo las borrarían si mostraba el vestido. Hengely se rió tanto que casi se cayó de la cama, pero al final pensaron que era demasiado arriesgado.

La opción de las cosquillas: Hengely sugirió que, cuando Nicole entrara al cuarto, la atraparan entre las dos y la torturaran con cosquillas hasta que confesara dónde tenía el vestido. Michelle se entusiasmó enseguida, imaginando a Nicole riendo y rogando que pararan.

Ambas se miraron y, sin pensarlo más, eligieron la segunda opción. Saltaron de alegría sobre la cama, riéndose como niñas traviesas.

—¡Va a ser épico! —gritó Michelle.

—¡Nicole no va a resistirse! —añadió Hengely, entre carcajadas.

🚪 La llegada de Nicole

El timbre sonó en la casa de Hengely. Carolina, su madre, abrió la puerta y se encontró con Nicole, que había llegado arregladita y con una sonrisa tímida.

Nicole llevaba un conjunto sencillo pero encantador:

Una blusa blanca de tirantes con detalles de encaje en el borde.Un pantalón de mezclilla claro, ajustado pero cómodo.Sandalias bajas color nude que combinaban con la blusa.El cabello recogido en una media coleta, con algunos mechones sueltos que le daban un aire juvenil.Un bolso pequeño cruzado y la mochila al hombro, donde guardaba el vestido.

Carolina la miró con ternura.

—¡Nicole! Qué linda te ves. Estás radiante.

Nicole se sonrojó, bajando la mirada.

—Gracias, señora…

Carolina le hizo un gesto para que pasara.

—Las chicas están en el cuarto de Hengely. Adelante.

Nicole agradeció con una sonrisa y caminó hacia el pasillo, sin sospechar que sus amigas la esperaban con un plan travieso que estaba a punto de ponerse en marcha.

👭 La emboscada de las cosquillas

Nicole tocó la puerta del cuarto de Hengely. La madera se abrió lentamente, como si nadie estuviera dentro.

—¿Chicas? —preguntó, entrando con curiosidad.

El cuarto parecía vacío. La cama estaba desordenada, los cojines tirados, pero no había señales de Michelle ni de Hengely. Nicole frunció el ceño y avanzó unos pasos más.

—¿Dónde están?

De pronto, ¡zas! Michelle salió de detrás de la cortina y la atrapó por los brazos, sujetándola con fuerza. Al mismo tiempo, Hengely apareció desde el lado de la cama y se lanzó directo a su cintura, haciéndole cosquillas sin piedad.

Nicole soltó un grito de susto.

—¡Ahhh! ¡Me asustaron!

Pero enseguida su grito se transformó en carcajadas.

—¡Nooo! ¡Basta! —dijo entre risas, retorciéndose—. ¡Me muero de risa!

Michelle la sostenía firme, mientras Hengely no paraba de mover sus dedos por los costados de Nicole.

—¡Mostrá el vestido! —gritó Hengely, riendo.

—¡Sí, enseñalo o seguimos! —añadió Michelle, divertida.

Nicole intentaba escapar, pero no podía. Las risas la hacían perder fuerzas.

—¡Por favor, basta! —suplicaba, con lágrimas de risa en los ojos—. ¡Me rindo! ¡Se los enseño!

Las dos amigas se miraron y, triunfantes, la soltaron al mismo tiempo. Nicole cayó sobre la cama, agotada, con el cabello despeinado y la respiración agitada.

—Son unas insoportables… —dijo, fingiendo enojo—. Las voy a acusar con Alex.

Michelle y Hengely se llevaron las manos a la boca, fingiendo terror.

—¡Nooo, no con tu novio! —exclamó Michelle, muerta de risa.

—¡Él nos va a castigar con más cosquillas! —añadió Hengely, antes de soltar otra carcajada.

Nicole rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír.

—Está bien… ya lo vieron.

👗 La revelación

Con resignación, Nicole se levantó y abrió su mochila. Sus amigas se acomodaron en la cama como si fueran jurado de un concurso, con los ojos brillando de emoción.

Nicole sacó el vestido claro con brillos y lo desplegó frente a ellas. La tela reflejó la luz del cuarto, creando destellos que parecían pequeñas estrellas.

Michelle abrió los ojos como platos.

—¡Es precioso! —dijo, llevándose las manos al rostro.

Hengely se inclinó hacia adelante, tocando apenas el borde del vestido con reverencia.

—Nicole… te vas a ver como una princesa.

Nicole bajó la mirada, sonrojada.

—Ya lo vio Alex… y me dijo que estaba hermosa. Pero quería que ustedes lo vieran en el baile.

Michelle la abrazó de golpe.

—Perdón por obligarte, pero no podíamos esperar.

Hengely se unió al abrazo, riendo.

—Es que sos nuestra protagonista. Teníamos que ver el traje de la película antes del estreno.

Nicole suspiró, atrapada entre sus amigas.

—Bueno… ya lo vieron. Ahora prométanme que no van a decir nada a nadie.

Las dos levantaron la mano como si juraran solemnemente.

—Prometido —dijeron al unísono.

🌸 La complicidad

Nicole dobló el vestido con cuidado y lo volvió a guardar en la mochila. Se dejó caer junto a ellas, todavía con el corazón acelerado.

—Me hicieron sufrir con esas cosquillas… —dijo, fingiendo indignación.

—Pero te hicimos reír —respondió Hengely, guiñándole un ojo.

—Y ahora estamos más emocionadas que nunca por el baile —añadió Michelle, con una sonrisa cómplice.

Las tres se miraron y estallaron en risas otra vez. El cuarto se llenó de esa complicidad que solo existe entre amigas: secretos, bromas y la certeza de que el gran día estaba a punto de comenzar.

🎉 Rato divertido de chicas

El cuarto de Hengely estaba lleno de risas y desorden. Nicole todavía se recuperaba de la emboscada de las cosquillas, mientras Michelle y Hengely no paraban de bromear.

—Si Alex supiera cómo te hicimos sufrir… —dijo Michelle, riéndose.

—Nos bloquearía del grupo —añadió Hengely, tirándose sobre la cama.

Nicole les lanzó una almohada.

—¡Basta! Ya me hicieron mostrar el vestido, ahora no se burlen más.

Las tres se miraron y, como si fuera un pacto silencioso, estallaron en carcajadas. El ambiente era ligero, como si el mundo se redujera a ese cuarto lleno de secretos y amistad.

🕔 Preparativos en el baño

El reloj marcó las 5 de la tarde. Las chicas se miraron y supieron que era hora de ponerse serias… o al menos intentarlo.

—¡Al baño todas! —ordenó Hengely, levantándose con energía.

Las tres entraron juntas, con mochilas y ropa en mano. El espejo grande reflejaba sus sonrisas nerviosas.

👗 Nicole

Nicole sacó su vestido claro con brillos, el mismo que había guardado con tanto cuidado. Lo colgó en la puerta del baño y lo miró con ternura.

—Todavía no me lo pongo… quiero que sea sorpresa en el colegio —dijo, abrazando el vestido como si fuera un secreto vivo.

Mientras tanto, se quedó en ropa cómoda para ayudar a sus amigas primero.

👗 Michelle

Michelle abrió su bolso y sacó un vestido color azul marino, con falda ligera que caía hasta las rodillas y un detalle de encaje en la parte superior. Lo acompañaba con unos zapatos bajos plateados y un pequeño bolso de mano brillante.

—No quiero tacones altos, me voy a cansar bailando —dijo, riéndose.

Nicole la miró y sonrió.

—Te vas a ver elegante y cómoda. Perfecta para Camilo.

Michelle se sonrojó y le lanzó espuma del jabón en broma.

—¡No digas eso!

👗 Hengely

Hengely, por su parte, sacó un vestido color rojo vino, ajustado en la cintura y con tirantes finos. La tela tenía un brillo suave que resaltaba bajo la luz del baño. Lo acompañaba con tacones negros y un collar sencillo de plata.

—Carlos me va a mirar fijo toda la noche —dijo, con picardía.

Nicole y Michelle la aplaudieron como si estuviera en una pasarela.

—¡Nuestra reina del drama! —gritó Nicole.

Hengely hizo una pose exagerada frente al espejo, y todas estallaron en risas.

💄 Detalles finales

Entre risas y bromas, comenzaron a maquillarse juntas. Nicole les ayudaba a aplicar brillo en los labios, Michelle se encargaba de las sombras de ojos, y Hengely dominaba el delineador como si fuera una artista.

—Si nos equivocamos, igual vamos a brillar —dijo Michelle, mientras se pintaba las pestañas.

—Exacto. Lo importante es que vamos juntas —añadió Nicole, con una sonrisa suave.

El baño se llenó de risas, perfumes y complicidad. Cada detalle era parte de un ritual que las unía más: no solo se estaban preparando para un baile, sino para vivirlo como amigas inseparables.

👗 Nicole frente al espejo

El reloj marcaba las 5 de la tarde y el cuarto de Hengely estaba lleno de risas, maquillaje y accesorios desperdigados por todas partes. Michelle ya se había puesto su vestido azul marino con encaje, Hengely lucía su vestido rojo vino con tacones negros, y ahora todas esperaban el momento más esperado: que Nicole se pusiera su vestido.

Nicole abrió la mochila con cuidado y sacó el vestido claro con brillos. Lo sostuvo frente a ella unos segundos, como si necesitara respirar profundo antes de dar el paso. Sus amigas la miraban con los ojos brillando de emoción.

—¡Vamos, Nicole! —dijo Michelle, casi saltando de la emoción.

—Queremos verte ya —añadió Hengely, con una sonrisa traviesa.

Nicole entró al baño y cerró la puerta. Se desvistió con calma, se colocó el vestido y ajustó los tirantes con cuidado. La tela caía con suavidad, reflejando la luz como pequeñas estrellas. Se miró en el espejo y se sonrojó: parecía otra versión de sí misma, más segura, más radiante.

Cuando salió, sus amigas se quedaron sin palabras.

—Nicole… —susurró Michelle, llevándose las manos a la boca.

—Estás… increíble —añadió Hengely, con los ojos brillosos.

Nicole bajó la mirada, tímida, y jugó con el borde de la falda.

—¿De verdad?

—De verdad —respondieron las dos al mismo tiempo, antes de abrazarla con fuerza.

El cuarto se llenó de risas y gritos emocionados. Nicole se dejó llevar por la complicidad, aunque en el fondo pensaba en Alex: en cómo la miraría cuando la viera entrar al baile.

👔 Cambiando de plano: Alex y los chicos

Una hora antes, Alex estaba en su cuarto. Su ropa ya estaba lista sobre la cama: un traje elegante de chaqueta negra ajustada, camisa blanca impecable, corbata oscura y pantalón de corte fino. Lo había elegido con cuidado, pensando en Nicole y en cómo quería que lo viera esa noche.

El celular vibró. Era un mensaje en el grupo de los chicos: Carlos, Camilo, Leo y Dan.

"Bro, ¿qué te parece si vamos juntos al colegio a pie? Más divertido."

Alex sonrió.

"Me gusta la idea. ¿A qué hora?"

"A las 5 te buscamos."

—Perfecto —murmuró Alex, guardando el celular.

🚪 El timbre en casa de Alex

Ya en el presente, Alex se había vestido. El traje le quedaba impecable, resaltando su porte elegante. Justo entonces sonó el timbre.

Abrió la puerta y se encontró con sus amigos, todos vestidos para el baile. Carlos llevaba un traje azul marino, Camilo uno gris claro, Leo un negro clásico y Dan un traje beige con corbata oscura.

Al verlo, todos se quedaron mirándolo y soltaron risas.

—¡Bro, te ves demasiado cursi! —dijo Dan, entre carcajadas.

—Seguro Nicole te eligió esa ropa —añadió Leo, con picardía.

Alex arqueó una ceja y respondió firme:

—Es la única ropa que me gusta. Y sí, Nicole me va a ver así. Así que cállense.

Los chicos se miraron y estallaron en risas otra vez, dándole palmadas en la espalda.

—Está bien, está bien. Igual te ves elegante —dijo Carlos, sonriendo.

Con el ambiente ligero y divertido, comenzaron a avanzar juntos por la calle, rumbo al colegio. El aire de la tarde estaba fresco, y aunque todos bromeaban, Alex caminaba con una sonrisa tranquila, pensando en que pronto vería a Nicole… y que esa noche sería inolvidable.

🚗 Camino al colegio

El reloj ya marcaba las 6 de la tarde y el cuarto de Hengely estaba lleno de perfumes, risas y nervios. Las tres chicas se miraron en el espejo una última vez: Michelle con su vestido azul marino elegante, Hengely con su rojo vino brillante, y Nicole con su vestido claro lleno de destellos que la hacía parecer salida de un sueño.

—Estamos listas —dijo Michelle, ajustándose el bolso.

—Más que listas, estamos radiantes —añadió Hengely, con una sonrisa traviesa.

Nicole respiró hondo, abrazando a sus amigas.

—Vamos a hacer de esta noche algo inolvidable.

Bajaron juntas las escaleras y encontraron a Carolina esperándolas en la sala.

—¡Qué hermosas se ven! —exclamó, con orgullo maternal.

Las chicas agradecieron, riendo nerviosas, y salieron hacia el auto. Carolina abrió la puerta trasera y ellas se acomodaron juntas, con Nicole en el medio, sosteniendo su bolso con cuidado.

El motor arrancó y el auto avanzó por las calles iluminadas por los últimos rayos del sol. El aire fresco entraba por la ventana, mezclándose con la emoción que flotaba en el ambiente.

📱 El mensaje de Nicole

Mientras el auto avanzaba, Nicole sacó su celular. Sus amigas estaban ocupadas riendo y grabando videos cortos para el grupo, pero ella quería un momento íntimo con Alex.

Escribió rápido:

"Ya vamos en camino. Estoy nerviosa… pero feliz. Te voy a buscar con la mirada apenas llegue."

El mensaje salió y, segundos después, la pantalla vibró con la respuesta de Alex:

"Yo también estoy en camino con los chicos. No importa cuánta gente haya… solo voy a verte a vos."

Nicole sonrió, con los ojos brillando. Guardó el celular contra su pecho y miró por la ventana, pensando que esa noche no sería solo un baile: sería el inicio de un recuerdo que se quedaría con ellos para siempre.

✨ Cierre del capítulo

El auto de Carolina dobló la última esquina, y las luces del colegio comenzaron a aparecer a lo lejos. Nicole apretó la mano de sus amigas, con el corazón latiendo más rápido que nunca.

El capítulo cerraba con esa imagen: tres chicas radiantes, un auto lleno de ilusión, y un mensaje que unía a Nicole y Alex en la promesa de que el baile sería suyo.

"Fin del Capítulo 35-T2E11

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