Yeimz despertó con un brillo en los ojos, la emoción recorriéndole el cuerpo. Ese día se sentía diferente, como si algo emocionante estuviera por suceder. Con una sonrisa en el rostro, comenzó con su rutina matutina habitual: primero alimentar a Akita, luego salir a correr con ella y Bruno.
Durante los ejercicios, Bruno notó algo peculiar. Yeimz estaba más motivado, más enfocado en cada movimiento y serie que realizaba.
—Oye, ¿qué te pasa hoy? Es raro verte tan alegre.
Yeimz, con una sonrisa, miró a Bruno y, con una chispa de emoción, respondió:
—Conocí a una chica hermosa anoche.
Bruno lo miró, sorprendido.
—¿Qué? ¿En qué momento? Si he estado contigo casi todo el día, incluso hasta tarde... —frunció el ceño, incrédulo, y cruzó los brazos.
Yeimz, aún con una sonrisa, explicó:
—Fue durante un paseo nocturno, en plena madrugada.
Bruno lo miró incrédulo, sin saber si creerse lo que escuchaba.
—¿De verdad? —rió entre dientes. —¿No habrá sido solo un sueño húmedo?
Yeimz negó con la cabeza, tomando un aire de certeza.
—No fue un sueño. Sé hasta su nombre. Se llama Lythoria.
Bruno, ahora más incrédulo, se rió.
—¡Ya entiendo! No te ilusiones tanto. Debes ser más realista.
La respuesta de Bruno hizo que la sonrisa de Yeimz se desvaneciera un poco.
—¿No me crees? —lo miró con seriedad.
—No, no te creo —comenzó a retirarse.
Mientras se alejaba, Bruno pensaba para sí mismo. "Lythoria... Ese nombre es de la chica más popular de la escuela, la que todos conocen. Claro, que Yeimz se haya ilusionado con ella no me sorprende tanto. Es normal que mi amigo se enamore de alguien así, incluso para haberla soñado”.
Pero, mientras seguía caminando y recordando énfasis con el que Yeimz había dicho el nombre de la chica lo hizo dudar. “¿Será posible…?”.
La noche envolvió la ciudad.
Yeimz se encontraba inquieto. Las palabras de Bruno seguían rondando.
—Creo que regresaré a ese parte. Espero encontrarla otra vez…
***
En el parque, pasó un buen rato esperando, pero la ansiedad lo invadió.
Justo cuando pensaba en marcharse, algo llamó su atención. Miró hacia arriba y allí estaba ella sobre una rama de árbol, sonriéndole. Yeimz la miró con admiración. Ella saltó ágilmente al suelo y, con tono provocador, le preguntó:
—¿Me estabas buscando otra vez?
Yeimz, todavía sorprendido por su aparición, no supo qué decir. Lythoria lo miraba con esos ojos penetrantes, tan tranquilos y serenos como siempre.
—Te dije que no es seguro caminar por estos lugares de noche.
Yeimz desvió la mirada, intentando no parecer nervioso.
—Solo estaba dando un paseo... No es lo que crees —trató de sonar despreocupado, pero su voz temblaba un poco.
Sin embargo, cuando volvió a mirarla, se encontró con su rostro serio, y muy cerca del suyo. Ella lo observaba fijamente con una sonrisa desafiante.
—¿Me estás mintiendo?
Yeimz se sonrojó intensamente y, sin poder evitarlo, retrocedió rápidamente. Lythoria lo observó con sorpresa, pero pronto esbozó una sonrisa burlona.
—Vaya, eres bastante tímido para ser un pervertido.
Yeimz, completamente avergonzado, murmuró en voz baja, casi inaudible:
—No soy un pervertido, ya te lo había dicho...
Lythoria siguió riendo.
—Bueno, en ese caso, supongo que tendré que creerte.
Ella miró alrededor, como si pensara en algo.
—¿Te gustaría dar un paseo nocturno conmigo?
Yeimz, sorprendido por la propuesta, no pudo evitar sonreír. A pesar de los nervios, él sabía que no podía desaprovechar la oportunidad.
—Sí... Claro —respondió, aún algo nervioso, pero con una mezcla de emoción.
Ambos comenzaron a caminar por las calles. Yeimz, sintiendo algo de timidez, no sabía cómo iniciar una conversación. Miró a su alrededor, buscando algo de qué hablar, pero no se le ocurría nada en ese momento.
Lythoria, por su parte, con las manos detrás de la cabeza, parecía estar completamente relajada. Ella disfrutaba del aire fresco de la noche. Sin embargo, en un momento, su actitud cambió. Lythoria se detuvo y observó a su alrededor con detenimiento. En la penumbra, estaban unos asaltantes que los observaban.
Sin dudarlo, Lythoria los miró fijamente, haciendo que los ladrones se amilanen, como si reconocieran a alguien que no querían volver a enfrentar. Uno de ellos dio un paso atrás, y los otros lo imitaron, corriendo en dirección opuesta.
—Así está mucho mejor —susurró Lythoria.
Notando el silencio que había, ella decidió hacer algo al respecto.
—¿Conoces toda la ciudad?
—Solo algunas zonas… Llevo recién medio año en la metrópolis.
Lythoria sonrió.
—Entonces aún no has visto todo lo que esta ciudad ofrece. Hoy seré tu guía.
Lythoria, sin decir más, le tomó la mano suavemente, llevándolo por diversos lugares de la ciudad. El aire fresco y el silencio de la noche se sentían relajantes, pero también, para Yeimz, había algo inquietante en algunos lugares.
—¿No te da miedo? —miró las oscuras calles que atravesaban.
—Relájate, Yeimz. Estamos a salvo. Yo estoy aquí para evitar cualquier peligro. —ella respondió con firmeza y mirándolo de reojo.
Yeimz, sorprendido por su respuesta, pensó para sí mismo. “Debería ser al revés, ¿no? Yo tendría que darle seguridad a ella...”
Al ver la expresión de duda en su rostro, Lythoria no pudo evitar reírse.
—¿Qué pasa? ¿Lo que dije afectó un poco tu ego? —se mostró desafiante.
Yeimz, sorprendido, rápidamente negó con la cabeza.
—¡No! No es eso… —desvió la mirada.
—Eres fácil de leer, Yeimz. —dijo ella, con un tono suave y confiado.
Con una mirada profunda, Lythoria continuó:
—Como no soy perteneciente a este mundo, las cosas son diferentes para nuestro caso. Así que no deberías sentirte tan avergonzado.
Lythoria, con una sonrisa, se acercó un poco más.
—Bueno, si te sientes incómodo, tal vez en el futuro puedas compensármelo salvándome de un gran peligro. Podrías ser un héroe.
Yeimz se quedó sorprendido, mirando a Lythoria.
—¿De qué estás hablando?
Lythoria soltó una risa suave, al ver la reacción de Yeimz.
—¡Es solo una broma! —dijo entre risas, dándole un toque en el brazo.
Yeimz se sintió extraño, pero algo en su interior lo impulsó a responder.
—Bueno… si alguna vez fuera posible… lo haría…
Lythoria lo miró, sorprendida por su respuesta, para luego sonreír cálidamente.
—Entonces… así será…
***
Ambos se encontraban sentados en una banca tras un largo recorrido. Eran las 5 am. Yeimz, notablemente somnoliento, intentaba mantenerse despierto.
Lythoria lo miró con una ligera sonrisa.
—Creo que es hora de que regresemos a casa.
Sin embargo, al no recibir respuesta, se percató que Yeimz se había quedado dormido. Una ligera sonrisa apareció en su rostro mientras lo observaba dormir. Lythoria, con suavidad, se recostó sobre su hombro, cerrando los ojos y disfrutando de su calor. Al abrir los ojos y mirar el rostro de Yeimz mientras dormía, un leve rubor se apoderó de sus mejillas. “¿Qué estoy haciendo?”
Rápidamente, ella se apartó.
—Esto… Esto no está bien…
La duda creció en su mente, y lentamente, decidió tratar de quitarle la casaca a Yeimz para ver su hombro, con la intención de confirmar si era esa persona. No obstante, justo en ese momento, Yeimz se deslizó hacia adelante, cayendo ligeramente. Lythoria reaccionó al instante y lo sostuvo antes de que cayera.
—Me estoy tomando demasiadas atribuciones…
Sin otra opción, Lythoria levantó a Yeimz con cuidado y lo acomodó sobre sus hombros, decidiendo cargarlo y llevarlo de regreso a su departamento.
***
Lythoria llegó a la habitación de Yeimz y, con delicadeza, lo colocó en la cama, cubriéndolo con las mantas. En ese momento, los ladridos emocionados de Akita resonaron en la habitación. Lythoria se volvió hacia la perrita para acariciarla.
De repente, algo cambió en su expresión. Un flashback, una imagen de una cachorrita jugando. Un dolor agudo recorrió su cabeza, haciéndola detenerse por un momento. Confusa, se acercó a la ventana. El dolor se desvaneció.
Desde la cama, Yeimz, medio despierto, la observó con los ojos entreabiertos.
—¿Vas a… salir por la ventana? —estaba confundido, pero aún demasiado cansado para entender completamente la situación.
—Espero que compartamos el mismo salón cuando las clases comiencen de nuevo. Me gusta pasar tiempo contigo, me diviertes mucho. Además, quiero comprobar una cosa —Lythoria esbozó una suave sonrisa.
Yeimz, adormilado y con la cabeza pesada, cerró los ojos.
Lythoria lo observó por un momento más. Luego saltó hacia el exterior con agilidad, empezando a saltar de un edificio a otro.
“Debe de ser él”. Ella estaba muy ansiosa. “Aunque… no puedo dejarme llevar todavía. No… no sin estar completamente segura”.
***
Yeimz despertó sintiéndose confundido. Ya era de día. Él estaba en su habitación, pero no recordaba cómo había llegado allí.
La inquietud creció dentro de él. “No recuerdo haberle dicho a Lythoria dónde vivo, ni ella me ha preguntado mi dirección”. Era como si todo lo que había ocurrido la noche anterior se hubiera desvanecido con el amanecer.
***
La noche cayó nuevamente, y Yeimz, lleno de dudas, decidió regresar al parque con la esperanza de encontrarse con Lythoria una vez más. Caminó de un lado a otro, observando cada rincón, pero ella no estaba por ningún lado. Sin embargo, decidió esperar un poco más, pasado un par de horas.
“¿Dónde estará?”. Él se mostró cada vez más desanimado.
Al final, sin poder aguantar más, suspiró profundamente.
“Quizás Bruno tenía razón… Tal vez todo fue solo un sueño”.
Con ese pensamiento, comenzó a caminar de regreso a casa.
Desde las sombras, Lythoria observaba a Yeimz. “No debo acercarme demasiado, podría ponerlo en peligro. Me limitaré a observarlo por ahora.”
***
Lythoria seguía a Yeimz desde la distancia.
Cada noche, lo vigilaba, asegurándose de que estuviera bien. Por otro lado, Yeimz seguía con su vida, con la determinación de fortalecer su cuerpo. En las mañanas, él entrenaba con Bruno, esforzándose cada día más para fortalecerse. Asimismo, también se reunían con Claire para compartir bromas.
A lo lejos, un hombre observaba a Lythoria.
—El destino es curioso… —el sujeto murmuró.
Luego, su mirada se desvió hacia Yeimz y los demás chicos, notando cómo este último se esforzaba y se dedicaba a mejorar.
—Parece que está poniendo mucho empeño… —una suave sonrisa se dibujó en su rostro—. Si sigue así, tal vez pronto le brinde un pequeño apoyo.
Marzo de 2017.
Yeimz se preparaba para el primer día de clases de su último año en el colegio. Al salir de su casa, se encontró con Bruno y Claire, quienes lo esperaban. Juntos comenzaron a caminar hacia la escuela, conversando con naturalidad.
—Parece que tenemos intereses diferentes. Puede que en el futuro perdamos un poco de comunicación si tomamos caminos distintos —dijo Claire, con una leve sonrisa triste—. Pero aun así, siempre mantendremos nuestra amistad.
De repente, Bruno divisó a Lythoria parada sobre el cerco de una casa, observándolos con seriedad. Al principio, pensó que su mirada se dirigía a otro lado, pero al darse cuenta de que no había nadie más, comprendió que ella los estaba mirando a ellos, y en particular a Yeimz. Sorprendido, pensó que tal vez su amigo no había mentido. Intrigado, él indicó que miraran hacia arriba.
Al seguir la dirección de la mirada de Bruno, Yeimz vio a Lythoria.
Ella, al encontrarse con su mirada, le regaló una sonrisa, lo que lo dejó sorprendido. Ante esta escena, Bruno quedó completamente boquiabierto.
—¿Qué está pasando? —Claire no entendía la situación.
Bruno, sin perder su tono cómico, sujetó la cabeza de manera graciosa y la hizo mirar hacia arriba para que entienda lo que estaba pasando.
—Tu amigo, al parecer, está iniciando un romance con Lythoria.
Claire, sorprendida, no pudo creer que ambos estén cruzando miradas.
Lythoria observaba a los chicos con una ligera sonrisa desde su posición.
“Son muy graciosos…”