Hasta ahora es increíble saber que soy un infinito. Tengo poder divino, ¿no es así, Nox?
—En primera, sí eres un infinito y hay 9 más —dice Nox, con esa voz fría que corta como cuchilla—. En segunda, para alcanzar el poder divino tienes que sobrepasar lo infinito.
—Eso es imposible… no entiendo, pero ¿vas a ayudarme?
—Te ayudaré a incrementar tus poderes mágicos y habilidades.
—Entonces estamos de acuerdo.
Nox hace una breve pausa.
—Por cierto, no te lo dije pero Haru, el chico con el que perdiste el combate, tiene miles y miles de brazos extra invisibles. Supongo que no los usó contra ti porque no vio necesario usarlos.
—No importa… de igual manera me hizo mierda frente a todos.
Nox suelta una carcajada seca, burlona, que me pincha el orgullo.
—Jajajaja… eso sí es verdad. Fue muy mediocre de tu parte.
Aprieto el puño, siento las venas latir en mis sienes.
—Tú serás mi herramienta, mi fuente de poder… hasta alcanzar lo divino.
—Mañana darás un buen combate, yo te ayudaré con eso.
—De acuerdo.
Cierro y abro las manos una y otra vez. Veo la cicatriz pálida en mis nudillos.
Ya no seré más un don nadie… este maldito mundo será mío.
---
Por fin llegó el día de mi revancha contra Haru.
Mi armadura no es la mejor: cuero gastado, rasgado, y metal agrietado,Pero me basta.
—Déjame entrar en tu cabeza —dice Nox, su voz fria.
—¿Qué? ¿Cómo harás eso?
—Puedo fusionar mi mente con la tuya. Te daré mis ojos para que puedas ver los brazos extra de Haru. Dudo que los use, pero por si acaso.
—Está bien…
Nox se convierte en una esfera de luz violeta que atraviesa mi cráneo. Siento cómo quema y rompe por dentro. Grito, mientras venas de un violeta brillante brotan en mis sienes y recorren mis mejillas.
—¿Estás bien, Kai?
Respiro hondo, el sudor arde en la herida que me dejó la derrota pasada.
—Sí… ya voy a salir.
Abro la puerta de la arena. El aire frío me golpea el rostro, me revuelve el pelo negro ensangrentado.
Miles de estudiantes me miran. Sus gritos son como agujas: todos aclaman el nombre de Haru, no el mío.
Todos ya me han tachado de perdedor.
Todos estos gritos se convertirán en lamentos.
Voy a destruirte, Haru.
---
Haru sonríe, con su espada al hombro.
—De nuevo nos vemos, chico. Espero que me des buen combate esta vez —dice, burlándose.
¡Pelea!
Haru avanza primero. Sus pasos hacen temblar el polvo bajo sus botas.
Empieza a lanzarme tajos precisos, pero esta vez logro esquivar varios. Siento el viento cortar mi mejilla, pero no retrocedo.
"No dejaré que lo que pasó la última vez vuelva a pasar."
Encuentro un hueco, giro y le meto una patada giratoria en el pecho. Siento cómo sus costillas ceden y lo veo retroceder un paso.
Pero Haru sonríe, ajusta su postura y aumenta su velocidad.
Sus golpes son más filosos. Mi armadura empieza a romperse, las hebillas saltan, el cuero se raja.
Tengo que pensar.
Se supone que soy inteligente, ¿no? Nox me mostró mis estadísticas: 90% de inteligencia.
Tengo que usarla.
---
—Yo te ayudaré a aplastar a Haru —susurra Nox en mi mente, como un veneno dulce—. Sigue mis indicaciones.
—¡Lo haré!
—¡Nox, activate!
Haru empieza a moverse en zigzag, rápido como una víbora. Su figura se difumina.
—¡Mira al centro! —ordena Nox.
Clavo la mirada en el centro. Haru aparece ahí, su espada alzada, el filo brilla rojo.
Salto hacia un lado, esquivando por centímetros. El metal silba junto a mi oreja.
Ese golpe pudo matarme.
---
Haru cambia su espada: ahora crece, brilla con un aura roja cargada de magia. Chispas vuelan de la hoja.
Con un solo tajo, parte la mitad superior de mi armadura. Siento el filo morder mi carne, la sangre caliente me corre por el pecho.
—Nox… ¿no se supone que ibas a ayudarme? —escupo, con la voz rota por el dolor.
La multitud grita el nombre de Haru.
¿Este inútil va a ser más fuerte que yo?
Aun sangrando, me lanzo. Mis golpes son torpes, mis brazos tiemblan, pero Nox los corrige. Siento que sus pensamientos se mezclan con los míos, sus reflejos mejoran los míos.
—¡Interesante! —dice Haru, relamiéndose.
Grito, la garganta me arde.
¡AHHHHHHHHH!
Siento la magia quemar mis venas, el odio me da fuerzas.
---
Entonces Haru muestra su verdadera carta.
Miles y miles de brazos invisibles surgen de su espalda como espectros, me atrapan, estiran mis huesos. Escucho cómo se quiebran. Grito.
El dolor es un relámpago que me parte la cabeza.
—Escúchame, niño… —susurra Haru con desprecio—. En este mundo no hay espacio para pedazos de mierda como tú.
Nox grita, su voz retumba dentro de mí:
—¡El pedazo de mierda eres tú, Haru!
Siento como Nox toma el control de mi cuerpo por un instante. Mis movimientos se vuelven más fríos, más precisos.
Con mi espada corro detrás de Haru, donde nacen sus brazos invisibles.
Clavo la hoja y corto los brazos uno por uno. Veo cómo se desvanecen en polvo de magia.
Haru se gira, intentando golpearme, pero sus movimientos ahora parecen lentos ante mis nuevos ojos.
Le quito su propia espada y la clavo en su pecho.
Él cae al suelo, jadeando, escupiendo sangre. Todavía intenta liberarse, pero clavo mi bota en la empuñadura, usando mi peso para mantenerlo en el suelo.
El filo penetra más profundo. Veo cómo sus ojos se llenan de venas rojas, la sangre le brota hasta de los lagrimales.
---
Levanto la mirada.
Ahora sí van a gritar mi nombre…
Pero solo veo rostros pálidos, ojos llenos de horror. El silencio me golpea más fuerte que cualquier espada.
Se ríen de mí… no. Me miran como si fuera una bestia.
No puedo evitarlo. Una carcajada me sube por la garganta, oscura, rota.
Ahahahahahhahhahahahahhahhahahahhah…
---
—¿Cómo pudiste ver mis brazos…? —susurra Haru, ahogándose en su sangre.
—Porque no fuiste lo suficientemente bueno para ocultarlos.
—Una mierda como tú no puede ganarme…
Sonrío, con los dientes manchados de sangre.
—Si perdiste contra una mierda como yo… entonces tú, ¿qué eres?
---
Cierro los ojos.
Respiro profundo… me siento extrañamente relajado.
El viento me revuelve el cabello, mientras el olor a sangre me invade los pulmones.
Puedo sentir las miradas horrorizadas de todos esos malditos en las gradas, observándome como si fuera un monstruo.
Y entonces… todo se vuelve lento.
Me dejo caer de espaldas sobre la arena del campo, sintiendo cómo mi fuerza me abandona, cómo la sangre se me escapa del cuerpo.
"Creo… que me desmayé."
—Bien hecho, chico —dice Nox, su voz resuena fría en mi mente—. ¿Quieres que te muestre tus estadísticas? Seguro que subiste bastante… ¿no crees?
Despierto.
Siento el roce áspero de una almohada bajo mi nuca.
Estoy tumbado en una cama; el aire ya no huele a sangre, sino a algo más limpio… a pociones y medicinas.
Me encuentro en la enfermería de la academia.
—Subir… es lo único que me importa —murmuro con la voz rota, la garganta seca.
Nivel: ••
Fuerza: 280
Resistencia: 45
Velocidad: 90
Inteligencia: 100%
—Parece que solo aumenté un poco la fuerza… N-Nox… —susurro, tragando saliva.
—Tenemos que trabajar en tu resistencia —responde ella, implacable.
De repente, todo queda en silencio absoluto.
Es como si alguien hubiera apagado el mundo.
No escucho nada.
Una luz cegadora entra por la ventana, me quema los ojos, y de pronto… todo se tiñe de negro.
"¿Qué… qué está pasando? ¿Por qué no puedo ver… nada…?"
Siento que mi energía se disipa. Intento moverme… pero caigo de la camilla, y al golpear el suelo, algo cambia.
Me despierto entre escombros.
El aire apesta a humo, hierro y carne podrida.
La ciudad… está destruida.
El silencio es tan brutal que duele.
Veo cadáveres desperdigados entre las ruinas, cuerpos putrefactos que aún rezuman sangre coagulada.
Mis piernas flaquean.
Un escalofrío me recorre la espina.
Me vuelvo lentamente… hacia donde antes estaba la academia.
Mis ojos se abren de par en par, helados de terror:
la academia está partida en dos, hecha añicos, tragada por el caos.
"Todos esos malditos… todos los que me miraban como si fuera nada…"
No puedo evitarlo.
Mis labios se curvan solos.
Y entonces, me echo a reír.
Una risa rota, salvaje, imposible de detener.
"Ahora ellos son la verdadera mierda… y yo… yo estoy aquí para verlo."