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Chapter 30 - Capítulo 30: El Rinoceronte Inmóvil

La derrota del Hombre de Arena consolidó la reputación de Spider-Man como un oponente formidable, no por su fuerza bruta, sino por su astucia. Sin embargo, no todos los villanos eran susceptibles a las soluciones químicas o las ilusiones. Las calles de Nueva York no tardaron en sentir el temblor de una nueva amenaza: Aleksei Sytsevich, el Rhino.

Rhino era una mole imparable de músculo y cuernos, un mercenario que confiaba únicamente en su fuerza bruta y su irrompible traje blindado. Sus robos eran directos, ruidosos y, a menudo, catastróficos para la propiedad circundante. Peter sabía que no podía detenerlo con ingeniosos juegos de mente; necesitaba una forma de neutralizar su inmensa inercia.

El primer encuentro se produjo en un banco en el centro de la ciudad. Rhino había atravesado la pared como si fuera papel, y estaba a punto de llevarse una caja fuerte llena de oro. El sentido arácnido de Peter zumbó con la pura magnitud de la amenaza.

"¡Oye, rinoceronte! ¡Esa caja fuerte no te pertenece!" gritó Peter, aterrizando en el vestíbulo, haciendo temblar el suelo.

Rhino soltó una carcajada profunda. "¡Mira quién llegó! ¡El pequeño bicho! ¡No eres rival para la fuerza de Rhino!" Con un rugido, cargó.

Peter no esquivó. En su lugar, disparó una telaraña ultrarresistente, no para detenerlo, sino para anclar un lado a una columna de soporte reforzada. Luego, con una velocidad asombrosa, lanzó la otra punta de la telaraña hacia un pilar opuesto. No buscaba inmovilizarlo, sino crear una barrera elástica.

Rhino chocó contra la telaraña con una fuerza increíble. La red cedió, estirándose como una banda elástica gigante, absorbiendo parte de su impulso, pero sin romperla. Rhino rebotó, desorientado por un momento.

"¡Qué demonios es esto!" rugió, intentando arrancarse la telaraña, pero la red se pegaba a su traje.

Peter aprovechó la distracción. No lo atacó directamente, sino que se movió por el banco, buscando los puntos débiles de la estructura. El traje de Rhino era indestructible, pero el entorno no. Vio los pilares de carga, las tuberías de agua y el sistema eléctrico.

Rhino volvió a cargar, esta vez con más rabia, demoliendo escritorios y ordenadores. Peter lo esquivó con saltos acrobáticos, siempre moviéndose, siempre un paso por delante. Su objetivo era llevar a Rhino a un lugar donde su propia fuerza pudiera ser su mayor debilidad.

"¡Ven aquí, alimaña!" gritó Rhino, cargando de nuevo, atravesando la pared del banco y saliendo a la calle. Peter lo siguió.

La persecución se extendió por las bulliciosas calles de la ciudad. Rhino era una fuerza de la naturaleza, destrozando autobuses y coches aparcados a su paso. Peter se movía por encima del tráfico, en los tejados y las paredes, intentando guiar a Rhino lejos de los civiles y hacia un área donde pudiera llevar a cabo su plan más complejo.

Peter recordó la vulnerabilidad de Rhino: una vez que ganaba impulso, era casi imposible de detener o desviar. La clave no era detenerlo, sino reorientar su fuerza. Su sentido arácnido le indicaba una zona de construcción subterránea a un par de manzanas de distancia, con grandes soportes de acero y túneles en excavación. Era el lugar perfecto para un hombre imparable.

"¡Si quieres atraparme, Rhino, tendrás que venir a mi nivel!" gritó Peter, mientras se lanzaba por una alcantarilla que llevaba directamente al sitio de construcción subterráneo. Rhino, rugiendo de furia, se lanzó tras él, ajeno a la trampa que se cerraba a su alrededor.

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