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Chapter 24 - CAPÍTULOS FINALES TEMPORADA I

Planta nuclear = desastre nuclear

LABORATORIO CRESTHAVEN – ZONA DE PRUEBAS DEL PROYECTO R

Uno de los cuatro robots del Proyecto R avanzó con paso firme. Su cuerpo resplandecía con líneas de energía interna. Dio un salto y, al caer, golpeó el primer objetivo con un solo puño, pulverizándolo.

Mayor Redmire

(se pone de pie, con entusiasmo)

—¡¿Dónde están los demás?! ¡Quiero verlos actuar juntos!

Desde una esquina oculta, el segundo robot alzó su brazo y lanzó un rayo concentrado que impactó de lleno en otro objetivo, derribándolo al instante.

Mayor Cresthaven

—¡Genial! Esa precisión es nueva…

Los otros dos robots emergieron a la vez, trabajando en equipo, destruyendo simultáneamente múltiples obstáculos. Sus movimientos estaban sincronizados: uno empujaba, el otro remataba.

El grupo llegó a una pared corrediza cerrándose, en cuya entrada los esperaban dos prototipos antiguos. Las paredes empezaron a cerrarse, pero el volumen de los robots viejos impedía su avance.

CRACK… CRACK…

Las paredes chocaron contra los nuevos modelos sin dañarlos, mientras los antiguos empezaban a colapsar bajo la presión.

Mayor Redmire

—¡Increíble…!

Mayor Cresthaven

—Están hechos para resistirlo todo…

Los antiguos prototipos se retiran, humillados por la comparación. Solo los cuatro nuevos permanecen.

Las pruebas continúan: rocas proyectadas, placas móviles, torres giratorias. Nada los detiene. Los robots atraviesan los obstáculos con fuerza y control.

Finalmente, los cuatro se colocan detrás de Marvin, que camina al frente con orgullo.

Marvin

—Este es el verdadero rostro del Proyecto R. Fuerza, estabilidad, estrategia.

Pero esto... solo fue una pequeña muestra.

Mayor Redmire

—Me gustan. Pero quiero verlos en un enfrentamiento real. Las siluetas allá afuera... no nos van a tener piedad.

Mayor Cresthaven

—Exacto. Más pruebas. Más presión.

Marvin

—Lo tendrán.

Esta noche, cuando Karla, Stiven y Clarence despierten, haremos un entrenamiento de combate controlado. Queremos medir el poder de los robots… y también el progreso de nuestros primeros humanos estables.

Ambos mayores sonríen. La noche promete.

Los robots se retiran a su cápsula de energía. Lentos, imponentes, dejando un aire eléctrico en su paso.

VELKAN – PARQUE DEL CANAL OESTE

Moisés camina con sus amigos. Todos rodean un claro del parque. La conversación se vuelve más seria.

Moisés

—Entonces... ¿no es mala esa silueta? Perdón, quiero decir... ¿Humbra?

Sofía

—No lo sabemos con certeza. Solo nos pidió que nos fuéramos. Dijo que no quería destruir nada...

Lilian

—Pero su poder… su presencia fue aterradora.

David

—Sea lo que sea, necesitamos entrenar. ¡Quiero hacer lo que tú hiciste, Moisés!

Lilian

—Yo también.

Sofía

—Sí, vamos a prepararnos.

Moisés

(sonríe, emocionado)

—Y esta vez… puedo enseñarles. ¿Saben por qué?

Lilian, Sofía y David

(al mismo tiempo)

—¿Por qué?

Moisés

—Porque ahora… recuerdo. Recuerdo el momento exacto en que liberé ese poder.

Da unos pasos hacia adelante. Su cuerpo comienza a resplandecer en azul, y con cada paso, su forma humana se difumina y se transforma en energía pura. Al darse la vuelta para enfrentarlos, es como un ser hecho de agua y luz.

David

—¡Woah…!

Lilian

—¡Esto es real!

Sofía

—¡Increíble, Moisés!

Desde las sombras, la silueta celeste observa.

Silueta Celeste

(pensando)

—Lo domina… más rápido de lo que imaginé.

Unos metros más atrás, Humbra también observa, desde otro ángulo.

Humbra

—Me alegra que se recupere tan rápido. El agua… es el mejor elemento para sanar.

De pronto, nota algo raro. La silueta celeste está desapareciendo, desvaneciéndose en partículas.

Humbra

—¿Qué...?

Se pone de pie de inmediato.

Silueta Celeste

(reaparece detrás de Humbra, en completo silencio)

—Así que… tú eres Humbra.

Dime. ¿Quién eres realmente?

Humbra

(queda paralizada unos segundos, sorprendida por su velocidad)

—…

Ambos quedan cara a cara, mientras a lo lejos, Moisés sigue entrenando con sus amigos, sin saber que el verdadero enfrentamiento… está por comenzar.

En el parque…

Moisés, rodeado por Lilian, Sofía y David, sigue irradiando una energía azul intensa. Su presencia es poderosa, pero calmada. Sus amigos observan con admiración y ansiedad.

Moisés

(sonriendo)

—En realidad, es más sencillo de lo que parece. Ustedes han entrenado su fuerza, velocidad y el control de minerales... yo, en cambio, no manejo eso muy bien.

Lilian

—No digas eso… solo nos lo dices para no hacernos sentir menos.

Sofía

—Sí, Moisés, pero cuéntanos cómo lo lograste. ¡Queremos aprender!

David

—Sí, aunque terminemos siendo más fuertes que tú... al final, ¡somos un equipo!

Moisés

(asintiendo)

—Tienen razón. Escuchen con atención...

Se aleja un poco del centro del grupo y alza una mano.

—Primero… concéntrense. Atraigan sus minerales. Formen una pequeña esfera. Pero no la controlen con fuerza… sino con intención.

Los tres se separan un poco y se elevan suavemente del suelo. Sus ojos brillan, sus cuerpos vibran con energía.

David

(alzando una mano)

—¡Sí! ¡Mira esto!

Una gran esfera de diamante resplandeciente se forma sobre su palma.

Sofía

(mientras gira lentamente)

—¡La tierra responde a mí!

Forma una esfera de tierra que gira como un pequeño planeta.

Lilian

(concentrada)

—Yo…

Crea una esfera de oro puro en una mano, y en la otra, una esfera de energía blanca palpitante.

Moisés

—¡Increíble! Lilian, David, Sofía… están listos.

Lilian

(mirando a los demás)

—Muy bien. Ahora, como dijo Moisés, déjenlo fluir... no lo fuercen. Que la energía entre en ustedes.

David intenta, pero su esfera se desmorona.

Sofía también falla al conectar la energía, y la esfera explota suavemente en su mano.

Pero Lilian...

Las dos esferas se funden, envolviéndola en un resplandor celeste. Su cuerpo empieza a cambiar. Una armadura dorada y luminosa comienza a formarse desde su pecho hacia abajo…

Pero—

—¡Lilian!

Cae al suelo antes de que la transformación termine.

Moisés, Sofía y David corren hacia ella.

Su pulso es fuerte, pero su cuerpo está agotado.

Sofía

—¡Demasiada energía! ¡Se sobrecargó!

David

—¡Respira, respira! ¿Estás bien?

Moisés

—Tranquilos, ella está viva. Solo necesita descansar… pero esto fue impresionante. Está cerca de estabilizar su poder completo.

A unos metros… entre los árboles.

Las dos siluetas ocultas han estado presenciando todo… hasta ahora.

Silueta Celeste

(su voz grave resuena)

—¿Por qué no te das la vuelta y me dices quién eres realmente?

Humbra

(girándose lentamente)

—¿Y por qué debería ser yo la sorprendida?

Da un paso al frente.

—¿Cómo está tu laboratorio escondido? Ya sabes, el que está junto al río… el que desemboca cerca de Cresthaven.

Silueta Celeste

(al instante, en su mente)

—¿Cómo lo sabe...? Ese lugar solo lo conocemos nosotros…

—Eres la presencia que he estado sintiendo. Sabía que no era solo "naturaleza".

Humbra

—Y tú… ¿dónde está el Dr. Fabián?

Porque cada día alguien nuevo despierta… y la coincidencia ya no se sostiene.

Silueta Celeste

—Solo te diré esto: trabajamos juntos.

Y ahora me toca a mí preguntar… ¿quién eres?

Humbra

(con firmeza)

—Mi nombre es Humbra.

Silueta Celeste

—Entonces colabora… o te irá mal. Sabes demasiado.

O te unes a nosotros…

…o caerás con Redmire y Cresthaven. Todos caerán.

Humbra

—No lo intentes. No tienes idea de quién soy… ni de lo que sé.

Da un paso atrás. Sus pies ya flotan sobre el suelo.

Silueta Celeste

(alzando la voz)

—¡De aquí no te irás hasta que me lo digas!

Humbra

(comienza a elevarse, su cuerpo envuelto en energía morada)

—Solo te diré esto:

Conocí al mejor científico… al Dr. Fabián.

Desaparece en una ráfaga vertical. Pero la silueta celeste la sigue de inmediato.

Desde abajo, en el parque…

David

—¡Moisés, mira eso!

Sofía

—¡Son ellos!

Lilian

(con la voz débil, desde el suelo)

—Las… las siluetas.

Moisés

(se levanta lentamente, serio)

—No… esto no puede ser una coincidencia.

Altos cielos sobre Velkan…

Moisés y sus amigos se elevan con fuerza, dejando una estela de energía tras ellos. Las figuras de Humbra y la silueta celeste se pierden en la distancia, volando a gran velocidad hacia Cresthaven.

Humbra

(en sus pensamientos, apretando los puños)

—No quiero una pelea… no ahora. Ya vi lo que esa silueta celeste es capaz de hacer. Tengo que alejarlo.

Pero la silueta celeste acelera de forma repentina y se coloca a su lado.

—¡No escaparás sin responder!

Le toma el pie derecho en pleno vuelo, deteniéndola brevemente. Pero Humbra gira bruscamente, y de su brazo derecho lanza un rayo morado brillante que impacta de lleno, obligando a soltarla.

Moisés, a unos metros, concentra su energía y acelera con un impulso hidráulico, alcanzando a la silueta celeste.

Silueta celeste

(al notar su presencia)

—Moisés… Veo que has avanzado más rápido de lo que pensaba.

—Ven conmigo. Vamos a averiguar de una vez quién es ese tal "Humbra".

Moisés

(con duda y firmeza)

—Pero ella… le dijo a mis amigos que no quería pelear. ¿No crees que deberíamos escucharla?

Silueta celeste

(volando de nuevo sin mirarlo)

—Yo tampoco quiero pelea, Moisés.

Las cosas nunca salieron como debían desde el inicio.

—Pero si no actuamos ahora, perderemos la oportunidad de entender lo que está ocurriendo.

Tu energía será clave… para forzar lo que viene.

Moisés, tras unos segundos de silencio, lo sigue.

Mientras tanto, en el cielo...

Humbra voltea hacia atrás mientras sobrevuela la frontera entre Cresthaven y Redmire. Ve dos estelas: una más clara que se camufla con el cielo... y otra con un tono más intenso, de un azul vibrante.

Humbra

(su expresión se endurece)

—Ya veo, Moisés... elegiste bando.

Pero no desacelera.

Sobre la entrada de Cresthaven...

El lugar está flanqueado por las dos plantas nucleares más grandes del sector:

A la derecha: Planta Nuclear Nº1 – "Genesis Core"

A la izquierda: Planta Nuclear Nº2 – "Stellar Unit"

La energía en el aire es densa. La tecnología pulsa con calor radiactivo. En el centro del cielo, Humbra frena repentinamente, notando que ha sido rodeada.

Silueta celeste

(detenido frente a ella, con voz firme)

—¡Alto ahí!

Humbra observa con rapidez:

A su derecha y a su izquierda… las plantas nucleares.

Enfrente, la silueta celeste.

Y justo detrás… Moisés ha llegado y flota en silencio.

Un instante de tensión. Un segundo de duda.

En la lejanía, ya puede verse a lo lejos una tercera ráfaga dividida en tres… Lilian, David y Sofía se acercan, pero están cansados tras el entrenamiento. Les cuesta mantener la altitud.

Moisés

(hablando con firmeza desde atrás)

—¡No vinimos a pelear!

—¡Queremos saber la verdad!

Silueta celeste

—¿Entonces dímela tú, Humbra?

—¿Qué sabes de las mutaciones? ¿Qué sabes del Dr. Fabián?

Humbra

(dando un paso en el aire, firme)

—Más de lo que ustedes creen.

—Pero ustedes no están listos para escucharla...

—Aunque tal vez... Moisés sí lo esté.

Ambas siluetas intercambian miradas. La tensión es casi eléctrica.

Silueta celeste

—Entonces, habla.

—Antes de que esta ciudad, y lo que aún protege, se convierta en otro error de cálculo...

Humbra

—Muy bien.

—Prepárense para saber… qué es lo que realmente está despertando bajo sus pies.

Moisés mira hacia abajo… y ve cómo las plantas nucleares comienzan a brillar de forma inusual.

Y con eso...

Altos cielos sobre las plantas nucleares de Cresthaven…

Los primeros en notar la amenaza no son ni humanos… ni siluetas.

Robot de Seguridad A-01

(con voz metálica transmitida por red)

—Alerta: presencia hostil en el cielo.

—Reúnanse en Planta Nuclear 1. Posible ataque inminente.

—¡Reúnanse ya!

Desde los tejados, desde los hangares, desde los vehículos automatizados… cerca de 30 robots guardianes se movilizan hacia el punto de reunión. No son los del Proyecto R… son prototipos estándar, aún potentes pero sin inteligencia adaptativa.

En el cielo, la silueta celeste los observa sin miedo.

—No son los nuevos modelos... No serán problema.

Humbra, desde el aire, analiza rápidamente la situación.

—Esto puede ponerse feo si Moisés se cruza en el fuego... No puedo quedarme aquí.

Los robots llegan en formación y sin mediar palabra lanzan una oleada de ataques sincronizados: rayos, ondas sónicas, proyectiles de energía.

Silueta celeste contraataca con destreza, esquivando y neutralizando varios robots con ráfagas certeras.

Humbra, por su parte, usa movimientos curvos para confundir sensores, y con su poder morado destruye algunos antes de desaparecer en el aire y reaparecer más lejos.

Moisés, al ver la magnitud del caos, solo intenta mantener alejados a los autómatas, desviándolos o congelando su sistema con agua comprimida.

En medio del caos, Humbra detecta una abertura...

—¡Ahora!

Desde lo alto, lanza un rayo morado directo a la silueta celeste.

Pero…

Silueta celeste

(reacciona de inmediato, sin inmutarse)

—¡Ese truco no me va a funcionar otra vez!

Con un movimiento de su brazo, redirecciona el rayo hacia el cielo... pero en el instante final Moisés se atraviesa sin saberlo.

¡BOOM!

El rayo choca contra Moisés, que logra desviar gran parte…

...pero un fragmento rebota y golpea la Planta Nuclear Nº1.

Explosión.

Un hongo de energía se eleva con fuerza. El cielo se cubre de humo.

Humbra

(en voz baja, antes de desaparecer)

—Perdón, Moisés… aún no están listos para saber la verdad.

Y con una onda morada, desaparece entre las nubes contaminadas.

Moisés

(cayendo unos metros, tosiendo por el humo)

—¡No! ¿Qué hice…?

Silueta celeste

(gritando)

—¡Aguanta, Moisés!

—Voy a contener el derrame…

Se lanza hacia la planta en llamas, rodeándola con un campo de energía azul celeste.

Empieza a absorber la radiación, envolviéndose con chispas y destellos.

Pero entonces…

¡Segunda explosión!

La Planta Nuclear Nº2 estalla con una fuerza mucho mayor.

Una ola de calor, presión y energía oscura arrasa los cielos.

Silueta celeste es lanzado hacia atrás por la onda, golpeando contra un edificio.

Moisés trata de protegerse envolviéndose en una burbuja de agua, pero la energía le quema los brazos antes de poder estabilizarla.

Desde el cielo… cuatro figuras descienden a toda velocidad:

Los nuevos robots del Proyecto R.

Con su armadura reluciente y ojos brillantes, rodean a Moisés y la silueta celeste.

Robot Proyecto R-2

—Identidad: no confirmada.

—Explosión detectada. Presencia de siluetas vinculadas.

—Objetivo: neutralizar.

Moisés

(gritando, tosiendo)

—¡No, esperen! ¡Fue un accidente!

Silueta celeste, aún debilitado, intenta levantarse.

—No los ataquen… ¡no son enemigos!

Pero los robots no distinguen matices. Su sistema prioriza riesgo nuclear.

Combate activado.

Las figuras metálicas se lanzan al ataque.

Moisés y silueta celeste retroceden, luchando ahora no solo contra el caos… sino contra los mismos protectores de la ciudad.

En tierra, fuera del alcance de la radiación…

Lilian, Sofía y David detienen su avance al borde del bosque.

Sofía

—¡No podemos acercarnos más! La energía nos va a consumir…

Lilian

—Tenemos que rodear por el río… tal vez los alcancemos antes de que empeore.

David

—Vamos. ¡Moisés está ahí!

Comienzan a correr a través de árboles y caminos ocultos, buscando una forma de intervenir.

Desde el aire, las alarmas resuenan en Cresthaven.

La ciudad no está en calma.

Y ahora… el verdadero enemigo podría estar observando.

ALARMA GENERAL EN CRESTHAVEN Y REDMIRE

Las alarmas suenan a lo largo de las calles. Robots patrulleros emergen de las esquinas, protegiendo a los civiles. Algunos habitantes corren, otros son guiados a refugios subterráneos por unidades automatizadas. Las pantallas públicas muestran advertencias:

"ALERTA DE CONTAMINACIÓN – ZONA DE PELIGRO INMEDIATO"

Cerca del bosque, en tierra…

Entre los árboles quemados y el aire denso por la explosión, Moisés aterriza junto a la silueta celeste.

Silueta Celeste (Dr. Fabián)

—Moisés, te agradezco que estés de mi lado… No te preocupes, yo me haré cargo de contener la explosión. Solo debo ir por mis municiones a mi laboratorio.

Moisés

(Bajando la vista, todavía procesando lo ocurrido)

—Sí… gracias. Es que… en serio, no supe qué hacer. Todo pasó tan rápido...

Dr. Fabián

(Serio, pero con tono comprensivo)

—Lo sé. Esa… Humbra, como se hace llamar, es poderosa. Lo admito, me confié. Pero te aseguro que no volverá a suceder.

Lilian, Sofía y David

(Vuelan a baja altura por el bosque, escaneando el terreno)

—¡Debe estar por aquí, vimos que aterrizaron cerca del claro!

Moisés

—Tú sabes todo sobre nosotros… ¿Puedo saber quién eres realmente? ¿Qué buscas? ¿Y por qué me quieres a tu lado?

Dr. Fabián

(Pausa, y luego se quita la capucha)

—Mi nombre es Fabián… El Dr. Fabián. Yo soy el responsable de que tú… que todos ustedes puedan usar la energía pura de este mundo, o universo, como prefieras llamarlo.

Moisés

(Con asombro)

—¿El Dr. Fabián?...

Fabián

—Te necesito a mi lado, Moisés. Porque veo que te contaminaste en mi laboratorio. No quiero que termines siendo un obstáculo… ni tú, ni tus amigos. Y sé que quieres arreglar las cosas con Ryan.

Moisés

—¿Hablaste con él? ¿Está bien? No lo he visto desde hace días…

Fabián

—No te molestes en buscarlo. Hubo una batalla hace poco… en la madrugada. Salió herido. Lo tengo en una de mis cámaras de recuperación en el laboratorio oculto.

Moisés

(Sorprendido y algo aliviado)

—¿Entonces está vivo?

Fabián

—Está vivo… y más que eso. Cuando salga, será mucho más poderoso. Pero… te advierto: no he podido quitarle su sed de venganza. No cambiará de opinión tan fácilmente. Quizá tú puedas hacerlo.

Moisés

—...

Fabián

(Se aleja un poco mientras habla)

—Yo solo quiero que Cresthaven y Redmire caigan. Ya hubo muchos cambios de planes… pero pronto todos seremos iguales. Piensa bien, Moisés.

Lilian, Sofía y David aterrizan apresurados al ver a Moisés solo.

Lilian

—¡Moisés! ¿Qué sucedió con esa gran explosión?

David

—¿Estás bien, bro? ¡Fue tan rápido!

Sofía

—¿Y la silueta celeste? ¿Escapó otra vez?

Lilian

—¡Cuando la atrape nos dirá todo lo que sabe!

David

—Ya quiero dominar mis habilidades para enfrentarlo.

Moisés los escucha. Los mira… pero no dice lo que acaba de descubrir. Sólo responde con tono ambiguo:

Moisés

—Sí… ya veremos.

(Pausa. Observa el cielo y recuerda la amenaza de la radiación)

—Sobre la explosión... esos robots estaban mejorados. Me acorralaron. Y Humbra… desapareció entre el bosque. No sé cómo, pero se esfumó.

Sofía

—¿Y ahora qué hacemos?

Moisés

(Decidido)

—Vamos a casa. Esa contaminación se esparcirá. Hay que asegurarnos que nuestras familias estén bien.

Se eleva rápidamente, y los demás lo siguen sin decir más. Todos vuelan hacia Velkan.

Mientras tanto, en las plantas nucleares de Redmire...

La nube radiactiva se extiende. Robots de contención intentan controlar el derrame de líquidos tóxicos. Puertas metálicas sellan edificios. Pantallas proyectan mensajes de evacuación.

Cresthaven queda oficialmente cerrada. Solo Redmire y Velkan siguen habitables.

En el laboratorio oculto del Dr. Fabián

Las cámaras 1, 3, 7, 10, 15 y 20 se abren. Vapor. Chispas. Seis siluetas distintas emergen, cada una brillando con una energía distinta: anaranjada, verde, roja, azul.

Silueta de la Cámara 10 (Azul)

—¿Esta vez seis a la vez? ¿Qué está pasando?

Dr. Fabián

(Les da la espalda, mirando un holograma de Cresthaven en llamas)

—Es hora de reescribir el futuro.

Laboratorio oculto del Dr. Fabián

El vapor sale lentamente de las cámaras de recuperación. Las luces de alerta roja parpadean suavemente, proyectando sombras sobre los cuerpos musculosos y brillantes que emergen uno a uno. El aire huele a metal, energía... y poder contenido.

Dr. Fabián

(Con tono serio y controlado)

—Los desperté porque ya no podemos depender solo de las probabilidades. La batalla ha comenzado… y el mundo ya está cambiando.

Silueta Azul (Cámara 20)

(Mirando alrededor)

—Pero ¿por qué nosotros, seis al mismo tiempo? Eso nunca había pasado.

Dr. Fabián

—Porque ustedes son los más estables. Porque si no lo hago ahora… los nuevos prototipos de Cresthaven podrían pensar que tienen ventaja.

Silueta Verde (Cámara 3)

—¿Prototipos? Pensé que nosotros éramos tus mejores obras.

Dr. Fabián

(Sonríe con seguridad)

—Ustedes son mi obra maestra. Pero hay algo más ahí afuera. Algo impredecible: Moisés... y ahora, esa tal Humbra.

Silueta Roja (Cámara 7)

—¿Humbra? ¿Una enemiga?

Dr. Fabián

—Una variable. No quiero que la eliminen… todavía. Pero si se interpone, no duden.

Silueta Anaranjada (Cámara 1)

—¿Y cuál es el objetivo, entonces?

Dr. Fabián

—Primero, llegar a Cresthaven. Ver el daño real. Escanear lo que queda de las plantas nucleares y proteger mis intereses. Ustedes no van a luchar todavía… solo observar y reportar.

Silueta Azul (Cámara 10)

—¿Y qué pasa si los nuevos robots nos detectan?

Dr. Fabián

—No se preocupen… ya envié a JF26 para abrirles el camino.

Todos asienten con disciplina y se giran al mismo tiempo. Sus ojos brillan con distintos colores según sus cámaras de origen. Uno a uno, comienzan a elevarse mientras las compuertas del laboratorio se abren en dirección al cielo nocturno.

Mientras tanto, en el cielo sobre Redmire…

JF26 vuela con velocidad supersónica. Bajo él, la ciudad está cerrada, patrullada por drones y luces de advertencia. Las plantas nucleares todavía emanan vapor en algunas zonas mientras los robots del Proyecto R se mantienen alerta.

JF26

(Con voz interna, para sí mismo)

—Interesante... Todo se mueve según el plan de Fabián, pero esas explosiones aceleraron demasiado las piezas del tablero. Moisés… Humbra… Ryan… incluso los prototipos… ¿quién dominará primero?

En Velkan, casa de Moisés

Moisés llega a su hogar junto con Lilian, Sofía y David. Sus rostros están cansados, pero decididos. Se despiden rápido para entrar a sus casas.

Moisés (pensando)

—¿Qué está pasando? Primero era una guerra entre nosotros… luego entre laboratorios… y ahora parece que todos tienen secretos. ¿Quién está realmente del lado correcto?

Levanta la vista. En el cielo, una línea morada se pierde entre las nubes, dejando un leve destello.

La tarde se desvaneció entre la explosión y la creciente nube de contaminación. El sol ya no brillaba igual sobre Redmire y Cresthaven, y un manto espeso de humo nublado se asentaba en el horizonte. Aunque muchos creían estar a salvo, el peligro apenas comenzaba a mostrar su verdadero rostro.

En lo profundo de ambas ciudades, los mayores de Cresthaven y Redmire tomaban decisiones rápidas y firmes. Karla, Stiven y Clarence, tres de sus mejores elementos, fueron despertados de emergencia. Ellos solían patrullar durante las madrugadas, pero esta vez no había margen para horarios: la catástrofe era inmediata.

Mientras tanto, en las ruinas de las plantas nucleares…

JF26, con sus sensores al máximo, ya había escaneado toda la zona. Transmitió los datos con precisión quirúrgica: la limpieza debía comenzar ahora o las consecuencias serían irreversibles.

Desde el cielo llegó el Dr. Fabián acompañado por sus seis siluetas. Bajaron uno a uno, ubicándose con precisión alrededor del perímetro contaminado. Sus cuerpos irradiaban energía pura, ajustándose al nivel de toxicidad del ambiente.

Las calles de Velkan y Redmire estaban en completo silencio. La población, desde sus casas, observaba en las pantallas de seguridad cómo los robots rescataban y protegían a los civiles. Nadie salía. Nadie hablaba. Solo miraban... atentos, con miedo, pero también con esperanza.

Mayores de Redmire y Cresthaven

—Ya no podemos depender solo de nuestra tecnología. Necesitamos ese dispositivo... el mismo que usaron esas siluetas misteriosas la última vez.

—Envíen a nuestros mejores robots. Que ayuden, pero que observen también. Necesitamos respuestas.

Mientras los robots mantenían a raya los incendios, las seis siluetas se posicionaron estratégicamente. Cada una sostuvo el mismo artefacto: un cilindro brillante que parecía contener energía viva.

Silueta Celeste (Dr. Fabián)

(Con voz firme)

—Ahora. Que esto termine de una vez.

JF26

—3... 2... 1… ¡ya!

Un rugido de luz se liberó en todas direcciones. Cada artefacto emitió un pulso energético que absorbía las partículas contaminadas del aire, del suelo, del agua cercana. En menos de tres minutos… el lugar estaba limpio. Sin rastros de radiación.

Desde los edificios en Redmire y Velkan, las cámaras de seguridad transmitieron el evento en vivo. Las pantallas se inundaron con imágenes de las siluetas brillando, salvando la ciudad sin pedir nada a cambio.

La gente comenzó a murmurar:

—¿Quiénes son?

—¿De dónde vienen?

—¿Son enemigos… o salvadores?

Karla, Clarence y Stiven, que observaron todo desde un punto alto, decidieron acercarse y ayudar con la reconstrucción. Ayudaron a los robots a levantar estructuras colapsadas, a sellar las cámaras rotas de las plantas nucleares. Pero en su interior, había una pregunta que no podían ignorar.

Stiven

—¿Por qué nadie nos explicó nada? ¿Quiénes eran esas siluetas?

Karla

—No lo sé… pero si esto es lo que está pasando mientras dormimos, necesitamos estar despiertos desde ahora.

Clarence

—Y exigir respuestas. Ya no somos novatos.

Mientras tanto…

Las seis siluetas, junto con Dr. Fabián y JF26, se alejaban volando en dirección al laboratorio oculto, entre las montañas cercanas a Velkan. No dijeron nada. No saludaron. Solo desaparecieron entre las nubes, dejando al mundo una vez más con más dudas que certezas.

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