Comencé a buscar algo de ropa para ella hasta que, por fin, lo encontré.
Un suéter ancho de manga larga. Le quedaría bien, considerando que era un poco más baja que yo.
—Puedes usar esto.
»Te será útil.
Me miró con una expresión... ¿sonrojada?
No entiendo. Hace poco no le importaba que la viera desnuda, y ahora se pone nerviosa por usar mi ropa.
—A-arigatou… n-ne…
◆ A-arigatou… n-ne… (あ、ありがとう…ね…)
Una forma de decir “gracias” cargada de nerviosismo y ternura.
—¿Eh? A-ah… no es nada… yo solo… no quería que tuvieras frío.
Aparté la mirada, intentando parecer calmado, pero mis orejas ya estaban rojas.
—Creo que está un poco corto...
»Pero ya no tengo frío.
***
Hace poco hablábamos como si nada. Ahora estamos nerviosos, como una pareja de recién enamorados. Es incómodo.
—Por cierto, dijiste que te llamas Encanto Primaveral...
»¿No crees que es un nombre algo... peculiar?
Se sentó a mi lado, en el futón. Estaba tan cerca que podía sentir su calor.
Su mirada tenía algo de nostalgia. Una tristeza leve.
—En realidad nunca he tenido un nombre. Solo recuerdo que algunas personas me decían “Encanto Primaveral”, y otras “Uke Mochi”.
—Entiendo...
»¿Te gustaría tener uno?
»Podría ayudarte a encontrar alguno que te guste.
En cuanto dije eso, sus ojos violetas comenzaron a brillar.
Era como si hubiese estado esperando ese momento toda su vida.
—¡Sí! ¡Me encantaría!
—Bien. Entonces… ¿tienes algo en mente?
—¿Algo como qué?
—Eto... no sé... una fruta, una palabra con significado bonito, una flor...
—Mmm… me gusta la primavera. Y las flores de cerezo. Son muy hermosas.
—Sou ka...
Basándome en eso, creo que tengo uno en mente.
»Aunque no sé si te gustará...
—¡No te preocupes, me va a gustar!
»¡Estoy muy ansiosa!
☆☆☆
Y justo después se lanzó hacia mí.
Terminé convertido en su asiento… o algo parecido.
Mis mejillas se encendieron.
"Definitivamente esta chica no es normal.
Aunque lo que más me preocupa es su exceso de confianza y esa forma de ser tan infantil."
Si yo fuera una mala persona… fácilmente podría aprovecharme de ella.
Apenas la conozco, y ya me da miedo dejarla sola.
—¿Qué te parece… 春菜 Haruna?
Creo que es bonito. Como tú...
Mi voz temblaba. No era para menos. Tenía a una chica hermosa sobre mis piernas.
—¡Sí! Es increíble. Es muy bonito.
»Desde ahora, seré Haruna.
—Me alegra que te gustara.
»Pero… podrías dejar de moverte tanto…
»Estás sobre las piernas de un chico. Y sigues semi desnuda.
—Sou da ne… pero no importa. Sé que tú no eres una mala persona.
—Oye... aunque no lo sea, sigo siendo un hombre, ¿sabes?
Me ignoró por completo.
—¿Por cierto, cómo te llamas?
—Ni siquiera prestaste atención a lo que te dije...
En fin, solo no te muevas demasiado, ¿ok?
—Hai, hai.
No estoy muy convencido de que me hará caso.
—Mi nombre es Haruki Kiryuu.
—¿Kiryuu?
»¿Tienes dos nombres?
—No. Ese es mi apellido.
—¿Apellido?
—Hai. Es algo que usan las familias para distinguirse de otras… creo.
—Sou desu ka...
»Eto… si yo no tengo familia… entonces no puedo tener un apellido, ¿cierto?
—Sou da ne.
—Y si tú te conviertes en mi familia… ¿podría ser Haruna Kiryuu?
—Supongo que sí…
Pero no es así de fácil. En Japón hay reglas.
»Además, tú y yo apenas nos conocemos. No podemos ser familia tan rápido...
—¿Por qué no? Yo confío en ti. Eres una buena persona.
»¿Tú no confías en mí?
Sonreí con nerviosismo, rascándome la cabeza.
La verdad… todavía no. Hace poco eras una rata parlante y ahora eres una chica hermosa.
—Sí… confío en ti.
»Creo.
»Posiblemente.
—¡Oye! Eso no suena como alguien que confía en otra persona.
***
Suspiré y cambié de tema, porque de todos modos, tenía otra batalla encima.
Empezó a hacerme más preguntas sobre los apellidos. ¿Qué son?, ¿para qué sirven?, ect
Respondí lo mejor que pude, pero mientras más hablaba, más enredado quedaba.
Al final solté algo como:
—La única forma en que podrías llevar mi apellido… sería si te casaras conmigo.
Lo dije sin pensar.
Era una exageración, un intento desesperado por cerrar el tema.
Pensé que eso la detendría. Que la haría recular.
Pero no.
◆
La entusiasmó más.
Y ahora… está decidida a convertirse en mi esposa.
No sé cómo llegamos a este punto.
Ni siquiera he tenido una novia, y ya tengo una ex-rata decidida a casarse conmigo.
Definitivamente, algo hice mal.
Sí, lo sé… un completo caos.
Y aún tengo muchas preguntas.
Ella es… ¿Encanto Primaveral?
¿Una persona? ¿No era una granja?
***
También hablamos un poco sobre el pueblo y sobre cómo me encontró.
Según entendí —porque su forma de contar las cosas es tan caótica como ella—, cuando abrí el diario y me desmayé, ella despertó de un sueño profundo y apareció en medio de un bosque con montañas.
Estaba confundida, asustada… y entonces, apareció un ratón.
No uno mágico, ni uno parlante. Solo un ratón común.
Y ese ratón —por razones que aún no comprendo— decidió cuidarla.
Le traía ramitas, la “protegía” de las ardillas (según ella), e incluso se quedaba cerca cuando tenía frío.
—Era muy valiente —dijo, toda orgullosa—. Aunque también algo torpe.
»Una vez rodó por una piedra y se cayó encima mío…
Traté de imaginarme la escena y fracasé rotundamente.
Un ratón actuando como guardaespaldas. Mi cerebro se rindió.
◆
Después de eso, reconoció ese lugar como su hogar… o lo que quedaba de él.
Estaba abandonado. El guardián que debía protegerla ya no estaba.
Así que, preocupada, decidió venir a buscarme.
Y el resto… bueno, ya lo saben.
***
Al final, fuimos al cobertizo.
Una luz intensa se encendió de golpe, y todo empezó a girar.
Sentí cómo el piso se desvanecía bajo mis pies.
Las náuseas llegaron primero. Luego el mareo.
Estuve a punto de caer… pero ella me sostuvo.
No dijo nada. Solo apretó mi brazo con fuerza.
―――
Y entonces —en medio de ese caos de luz y vértigo— todo se detuvo.
Pasaron apenas unos segundos…
Y ya no estábamos en Japón.
Ni en ningún país que reconociera.
Era otro mundo, completamente diferente al nuestro.
☆☆☆
"Aunque todo a nuestro alrededor había cambiado por completo, en ese momento lo único que quería era asegurarme de que ella estuviera bien. El nuevo mundo podía esperar; primero debía entender dónde estábamos y qué nos esperaba."