ZOE
Era de madrugada y todo el equipo ya estaba reunido para poder dar las ultimas indicaciones, quisiera poder decir que estaba concentrada en lo que estaban comentando pero no era asi, muy a mi pesar había seguido las instrucciones de Beck y Percy de darle espacio a Tyson y no buscarlo porque no era el momento para eso, no después de lo que había sucedido, lo hice, me alejé, le di espacio y lo que sentí cuando hice eso fue que mi corazón sangraba lenta y dolorosamente porque podía ver que él estaba siguiendo adelante, pude ver que estaba concentrado y sin dudar se iba al Vacío por días sin dudarlo y sin ninguna clase de pesar, podía verlo sonreír nuevamente, pero esas sonrisas no eran para mí y eso era lo que más me tocaba. Pero después de lo sucedido no sentía que tuviera siquiera derecho a que me escuchara.
A pesar de eso me seguí concentrando en el entrenamiento de los chicos, pero siempre tenía sobre mí a Artemisa que venía a decirme que debía hablar con Tyson para que devolviera la vista a las cazadoras, sabía que él estaba disfrutando de eso y era su pequeña satisfacción y no pensaba ir en contra de eso, por Tyson y porque Percy había dejado claro cuál sería la única forma en que haríamos algo al respecto. Artemisa quería que Tyson se disculpara y casi irónicamente Percy había pedido que ella se disculpara con Tyson para que sus cazadoras volvieran a ver. Ella no cedió como se esperaba. No había más que pudiera hacer sobre ello, lo que más me hacía sufrir es que él no me evitaba como yo quería que fuera para que al menos supiera que estaba sufriendo como yo, no, él se acercaba sin ningún reparo, pero solo para temas de entrenamiento, cosas relacionadas con armas y nada más, cuando se trataba de compartir un almuerzo u otra cosa siempre era tan lejano que podíamos estar en la misma habitación y nunca sus palabras iban para mí, nunca sus chistes o comentarios me incluían. Silena me diría que era parte de las cosas a las que tal vez tendría que acostumbrarme porque Tyson estaba poniendo el bienestar del equipo antes que el suyo.
En medio de eso vinieron las misiones que teníamos sobre la mesa, la mía tal vez era la más escasa de personal porque ni Percy ni Tyson querían ir de misión con Mark o Poseidón y podía entenderlo ya que ambos lo dejaron muy en claro. Solo uno entre Piper y Percy saldrían del campamento y le había tocado a Piper en suerte salir con el grupo de Clarisse, Percy se quedaría con Silena, Beck y Tyson por si al enemigo se le ocurría usar esto como distracción, todos los campistas estaban en estado de alertar y serían apostados en varias partes de la frontera del campamento mientras duraran las misiones, ellos no sabían que había misiones en curso, solo que era un simulacro de posible ataque. La idea de eso era reducir el nivel de ansiedad por lo que estaban fuera del campamento y no queríamos crear una carga más pesada de la que ya tenían. Si podíamos tener éxito en las misiones podríamos tener unas semana de descanso antes del nuevo año ya que mucho de los campistas no habían visto a sus familiares en meses y eso creaba una situación de ansiedad, controlada por el momento.
—De ser necesario llama al ejército sin dudarlo —fueron las palabras de Piper hacia un Percy un tanto aburrido, creo que él quería salir en esta misión más que nada, pero no le correspondía y eso le frustraba.
—No creo que lleguemos a tanto —Beck se rió al ver la cara de Percy. Tyson y Silena solo estaban preparando las cosas para Piper, pero con la oreja atenta a lo que decíamos.
—Tenemos a Apolo, Hermes, Hades y Hefesto de manera permanente —ya se había vuelto natural tener a los dioses todo el tiempo en el campamento y era bueno para ellos. Thalia entró en la sala bostezando mientras Tyson le lanzaba una bebida y un sándwich.
—No me digan que no puedo dormir 5 minutos más —Percy le dio una palmada en el hombro para que se terminara de despertar.
—Lo siento, es hora de ganarse el sustento —le dijo Piper mientras ajustaba su armadura y Thalia rezongaba sobre que era mejor ir más tarde a la misión.
—Ya saben, si se encuentran con algún improvisto deben avisar y aparezcan a las afueras de la barrera mágica al regresar —dijo Beck mientras ayudaba a Thalia con su armadura. Seguramente ella querría que fuera Nico quien le ayudara con eso.
—Tranquilo, podremos con esto —la confianza de Thalia era refrescante, pero sabíamos todos que podríamos encontrarnos con fuerzas superiores.
—Solo digo —Percy miraba con recelo el quedarse fuera de estas misiones.
—Bueno vamos a buscar a los chicos, es hora —Percy miró el reloj y era la hora.
—Cuídense chicos —Era la voz de Tyson antes de subir a su habitación sin decir nada más. Afuera estaban todos los campistas que iban en misión, preparados, en silencio y concentrados, cada uno sabía su misión y no debía hablar sobre la misión con nadie más, no queríamos preocupaciones. Thalia se acercó al grupo de Nico, sonreí con un poco de nostalgia, en una situación normal Tyson habría ido conmigo a esta misión. Extendió el puño a todo incluyendo a Jason sin dudar ni un poco. Piper se acercó al grupo de Clarisse e hizo lo mismo, pero ella se encargó de revisar el equipo que llevaban y le dio un pulgar a Tyson y por último era yo saludando a Tritón y a Mark quienes nos llevarían donde estaba Poseidón vigilando el fondo marino.
—La misión más importante es volver todos a salvo —Percy dirigió hacia todos, el día era gris típico de un invierno aquí. —Cada equipo tiene asignado un campeón de primordial para cualquier eventualidad, pero esperamos no suceda nada —les dijo finalmente. Todos se desearon suerte entre ellos y cada uno empezó a cruzar el portal rumbo a sus destinos.
—Bueno nos vamos chicos —les dije a mis dos acompañantes mientras caminábamos hacia la playa, teníamos un largo recorrido. Nuestro recorrido empezó a toda velocidad rumbo a la Atlántida para llevar con nosotros un batallón de soldados como refuerzo, pero sobre todo con equipamiento para poner a dormir a los monstruos. La ciudad era espectacular, lleno de tanta belleza que me quedé pasmada.
Mientras íbamos de camino hacia aguas más heladas Tritón me explicó sobre las criaturas que íbamos a enfrentarnos y los problemas que estaba causando en todos los ámbitos, la pesca estaba siendo afectada porque las embarcaciones estaban desapareciendo y las corrientes de aguas heladas se estaban removiendo y avanzando contra la corriente de agua cálida creando un sin número de desastres a su paso. También se estaba produciendo un rápido congelamiento de la masa oceánica cerca de la costa y aún no era el tiempo sino hasta casi finales de diciembre. Íbamos a revisar 3 parajes distintos, en el estado de Maine en aguas árticas estaba una figura mítica y devastadora llamada Kraken. En territorio canadiense Halifax estaba Leviatán en las profundidades y finalmente en aguas del estado de New Jersey estaba Morgawr. Son criatura de las grandes profundidades que usualmente no emergen a la superficie a menos que haya algo que los invite a lo mismo. El último gran levantamiento del Kraken había sido en épocas helénicas incitado por Hades y había sido vencido por Perseo con la cabeza de medusa, pasaron siglos antes que se supiera que había renacido, pero se había mantenido en las profundidades en estado inactivo.
Las aguas a las que íbamos eran aguas heladas y cada vez se hacía más pesada el agua por los bloques de hielo que desfilaban a nuestro alrededor, Mark se mantuvo en silencio todo el tiempo, creo que me tenía miedo porque sabía que yo había sido una cazadoras y podía sin duda alguna provocarle serias lesiones, pero no podía importarme menos. Tritón por su parte si me explicaba todas las disposiciones que se habían hecho y de cómo debíamos llegar a vencer al monstruo para poder un dispositivo que pusiera en estado de profundo sueño a las bestias marinas eran mecanismos que los mantenían en una somnolencia que nos le impediría ingerir alimentos, pero que mantendría sus fuerzas restadas para que estuvieran siempre en un estado de letargo. Para ello era necesario que estuviera noqueado porque eran dispositivos que debían ser colocados por el equipo tecnológico de Atlántida. Finalmente habíamos llegado a la parte más lejana en primer lugar, aguas canadienses, por lo que debíamos andarnos con cuidado, no sabíamos que podríamos encontrarnos en aguas desconocidas. Poseidón estaba esperando por nosotros.
—Zoe —saludo Poseidón rodeado de su guardia y con un equipo número de soldados que preparaban el artefacto que se le iba a colocar al monstruo.
—Poseidón —dije mientras miraba de reojo a un Mark que estaba hablando con Tritón y este le estregaba una armadura nueva.
—Padre, trajimos refuerzos para que nada nos sorprenda —se acercó Mark luego de ponerse la armadura.
—Bien, no he percibido presencias extrañas a la bestia —me concentré para poder percibir presencias adicionales a las nuestras, no se podía percibir nada, pero no me confiaba, todo podía pasar de lo que no podíamos ver más allá de las aguas estadounidense.
—Aun así, no debemos especular, la influencia de los dioses no sirve aquí, asi que debemos concentrar nuestros ataques para resolverlo cuanto antes —no quería que perdiéramos mucho tiempo en esto porque debíamos guardar fuerzas.
—Es cierto en parte, la influencia de los dioses termino hace muchos kilómetros, pero esto es el mar, el poder del mar no tiene límites —Poseidón tronó su tridente y este se encendió en una luz verde brillante.
—Les daremos su merecido —susurró Tritón concentrado.
—Veamos que tienes bajo la manga —le dijo Poseidón mientras le daba un codazo.
—Debemos ser veloces, será fundamental con este monstruo —ellos asintieron a lo que dije, necesitábamos terminar rápido porque teníamos otros 2 monstruos por atender.
—Es hora de bajar a lo más profundo —los soldados empezaron a sumergirse a las profundidades, teníamos que llegar donde no brillaba el sol.
—Una vez que lleguemos tenemos asistentes que nos darán luz —empezamos a irnos hacia el fondo con rapidez para poder afrontar nuestro primer desafío. No tenía idea de lo que nos aguardaba y de cómo tendríamos que pelear con cada ápice de energía.
NICO
Teníamos 3 ciudades que revisar para buscar a los hijos de los dioses que estaban apostados en la parte más alejada del estado de Washington casi frontera con Canadá. Estos semidioses no tenían problema de vivir fuera de la influencia de los dioses porque eran hijos de dioses menores, pero eran importantes para nosotros por lo que no queríamos dejarlos a su merced. El frío era impresionante nieve para todos temperatura bajo cero y todos agradecimos que tuviéramos la vestimenta apropiada para eso, pero aún asi las partes que no cubrían se congelaba. Thalia nos había llevado a Olympia a buscar a un par de hijos gemelos de Circe, pude sentir en el domicilio que Grover había estado aquí, pero no era el único que había estado aquí, Artemisa y Thalia se habían percatado de ello también, eso nos puso en alarma porque estaban siendo asechados.
Luego de revisar los alrededores de la ciudad pasamos a Seattle en donde teníamos un par de hijos de Eos y uno de Aura. Nos pasó lo mismo que en la anterior ciudad, los domicilios de los chicos estaban vacíos, pero esta vez había sangre en la habitación de los semidioses y eso sí que nos preocupó porque la cacería de semidioses había empezado. No perderíamos más tiempo e iríamos directo a Bellingham para buscar al resto de semidioses. Thalia nos llevó hasta la parte alta de una montaña que daba hacia la entrada de la ciudad. No podíamos arriesgarnos a ser detectados de manera anticipada. Artemisa ya sufría de dolores de cabeza por estar fuera de la influencia de los dioses, pero no decía nada como quejarse o algo por su orgullo. Thalia no iría más allá con nosotros, sino que estaría revisando los alrededores a la espera de cualquier alerta nuestra camuflando su presencia. Era momento de probar los deslizadores, colina abajo cada uno de nosotros entendió porque eran importantes los retoques que Tyson había realizado. Muchos de nosotros no habían usado un deslizador antes, pero no fue difícil hacerlo por la modificación del centro de gravedad. Formamos parejas luego de probar nuestros sistemas de comunicación, Jason y Reyna fueron por un lado Artemisa y Phoebe por otro y yo solo a revisar los domicilios, hasta ahora siempre éramos amigos de la escuela que venían a buscar a los semidioses, no queríamos alarmar a la familia.
—Encontramos a uno —escuché la voz de Artemisa y luego a Phoebe explicándole al semidios que veníamos de parte de su verdadera madre.
—Nosotros no, vamos hacia ustedes —respondió Reyna, la comunicación se entrecortada por la ventisca de nieve, teníamos información de que se estaba formando una tormenta.
—Aún no llego a mi destino —me tocaba buscar a un par de gemelos de Aura y una nena pequeña de Eos, iba a ser una situación un tanto difícil. No era sencillo que desprenderse de una niña pequeña, pero no podíamos dejarla atrás y arriesgarnos a que la usaran en contra de su propia madre.
Era una parte de la ciudad muy muy tranquila llena de luces porque la neblina siempre iba y venía. Me recibió el padre de los gemelos de Aura quien era guardabosques, estaba por salir de turno a los bosques y era el momento preciso para ello. Cuando le hablamos de su verdadera madre pude sentir la misma nostalgia que tenía mi padre cuando hablaba de mi madre. No se opuso siempre y cuando prometiéramos cuidarlos a lo cual acepte eran un par de niños de ojos celestes como el cielo que daba terror, podía sentir el aura de ellos, aunque no hacían uso de sus poderes todavía. Con el padre de la hija de Eos fue un muy difícil porque era una niña de unos 6-7 años, pero su aura era más fuerte y sus ojos era un espectáculo como una aurora boreal, si a esta edad ya tenía un aura que se dejaba sentir no seríamos lo únicos que lo notaríamos. Luego de lo que había encontrado me preocupaba lo que pasaría al encontrar a Grover. Tuve que explicarle el peligro que corrían no solamente su hija sino también el si es que no venía con nosotros. Después de una larga charla finalmente accedió sobre todo cuando a la puerta estaban Artemisa y el resto de los chicos que estábamos rescatando. Solo faltaban los 6 que en teoría deberían están con Grover. Lleve a la nena de Eos en mi espalda abrigándola lo más posible. Todos los niños tenían un desapego natural para no resistirse a ir con nosotros, fue el padre de la hija de Eos quien nos dijo que su madre le había visitado en sueños para decirle que un equipo de semidioses le iba a llevar a un lugar para que estuviera a salvo, que no debía temer.
—Mamá dijo que tú eras alguien bueno —me susurró la nena en la espalda.
—No estoy seguro de ser totalmente bueno, pero si te protegeré hasta que te reúnas con tu madre — ella se acurrucó , debía mantenerla abrigada el frio era despiadado.
—Aún nos faltan Grover y Gleeson y según mi cuenta 6 semidioses —dijo Jason mientras el resto ajustaba los abrigos de los semidioses para el camino que nos faltaba, nos enteramos que todos habían visto a sus madres en sueños para decirles que estuvieran preparados.
—Debemos movernos, seguramente nos vemos raros con un grupo de niños sin ningún motivo —dijo Phoebe mientras hacía señas para empezar a caminar.
—Artemisa y Phoebe vayan al frente por si perciben la esencia de los semidioses, Jason y Reyna al medio yo vigilo por detrás —ellas solo asintieron, era difícil dar órdenes, pero era necesario, Artemisa estaba controlando muy bien su dolor terrible de cabeza. Empezamos a caminar hacia la afuera de la ciudad para poder empezar nuestra búsqueda. Artemisa y Phoebe iban corriendo delante de nosotros usando de su agilidad para poder ganar terreno, nosotros no podíamos ir todo el tiempo corriendo por los chicos y usar los deslizadores era imposible ya que íbamos en dirección contraria a la pendiente, seguro si nos servirían para salir aquí y entrar a la zona en que Artemisa nos podría transportar ya que si o si debíamos evitar que el enemigo detectara o concierta a Thalia, solo si nos topábamos con una amenaza que nos sobrepasara ella intervendría.
Caminamos por muchas horas y ya habíamos salido del bosque y estábamos subiendo la montaña porque Artemisa perseguí la pista de sangre de semidios que había encontrado, nos esperaría para poder avanzar juntos y evitar cualquier emboscada. Cuando nos reunimos estaba vomitando icor por los dolores de cabeza, pero se negaba a descansar, por lo que le dimos un poco de la medicina que nos dio Tyson y ayudo un poco, saqué un poco de ambrosía para dárselo a los chicos y que recuperaran fuerzas. Nunca lo habían probado asi que todos lo disfrutaron y pedían más, pero no era momento para eso. La nieve hacía pesado el camino por lo que necesitaban de la ambrosía para recuperar fuerzas y seguir adelante, pero al parecer ellos estaban más acostumbrados a esto que nosotros porque escalaban la pendiente de la montaña con normalidad y nos tendían la mano, el aire empezaba a faltarnos y nos dimos cuenta de que se trataba estábamos escalando el monte Baker. Sabíamos que estábamos en terreno desconocido y en cada pendiente que sorteábamos teníamos la posibilidad de toparnos con Grover, Gleeson y el resto de semidioses.
—Algo me dice que están cerca… pero no están solos, si seguimos persiguiéndolos lo sabrán y nos emboscarán —dijo Artemisa mientras revisaba las huellas, eran pezuñas y patas de perros enormes.
—Debemos adelantarnos —Reyna estaba afilando su gladius con cuidado y sacando su dagas para que no se quedaran pegadas por el frío.
—No sabemos que harán si decidimos atacar primero —les susurré, no quería que los chicos presenciaran una masacre.
—Tengo una idea, necesito de su ayuda lady Artemisa y tu Reyna —ellas miraron a Jason con curiosidad mientras Phoebe negaba, porque pensaba que podría ser una mala idea.
—Veamos que tienes en mente —le explico su plan, creo que no se lo esperaban porque se quedaron en silencio y nadie dijo nada por un largo tiempo hasta que Artemisa dio su consentimiento.
Luego de prepararnos Phoebe se separó de nosotros y empezó a escalar con ayuda de los gemelos de Aura que tenían arcos al igual que ella. Tomamos a Artemisa y con una de las cuerda de las flechas arpón que tenían la atamos, ninguno de nosotros se atrevió a golpearla, porque fue Phoebe quien lo hizo para que se viera real muy a su pesar, Artemisa solo rió al ver como sufría su cazadora por lo que estaba haciendo al igual que los chicos, luego Reyna se encargó de adelantarse con la diosa rumbo a un risco en el que se escuchaba ruido. Yo estaría para poder salvar a los semidioses y montarlos en los deslizadores, ya tenía todo preparado y solo debíamos rescatarlos primero. Podía sentir la muerte rodeándonos, eso me ponía tenso, las puertas no deben estar lejos, no era bueno, no debíamos dejar que avanzaran más, esta era la oportunidad y lo lograríamos.
Yo iba detrás de Reyna, escondiéndome en las sombras mientras ellas llevaban a cabo el plan. Casi podía sentir compasión de Reyna que tenía que actuar como verdugo de Artemisa. La iba sacudiendo como un saco de patatas mientras Artemisa estaba dentro del personaje con el cabello desordenado, desarmada, amarrada y habíamos rasgado un poco su vestido sin avergonzarla. Se aceraron al acantilado donde estaban los semidioses tiritando de frio porque los habían despojado de sus abrigos y los monstruos tenían a Grover y a Gleeson en sus garras para poder devorarlos. Todo el paraje estaba rodeado de huesos humanos y cráneos, no pude evitar sentir nauseas por esto, eran cuerpos que bien podrían ser de semidioses que no lograron se rescatados antes. Me sentí enfurecido y derrotado, esto no debía haber sucedido, los cráneos de todos los tamaños estaban regados a los pies de niños que estaban viendo la muerte ante ellos. Tenían atado a un árbol a un devastado Thanatos y a sus pies corría icor, pensé que estaría muerto.
—¿No les apetecería mejor una diosa del Olimpo? fresca para la cena —la voz de Reyna se transformó en un tono malvado que atrajo los atención de los monstruos. Unas furias, perros del infiernos, trasgos deformes y seres deformes vomitados de la fosa. Grover estaba absorto, débil y no pudo prestar atención a lo que estaba sucediendo, pero Gleeson si se percató quienes eran los que estaban llegando, su cabeza sangraba y tenían cadenas en las manos.
—Artemisa —sisearon las furias mientras se acercaban a tomar a la diosa, no se percataron que todo el tiempo estuvo atada con un nudo sencillo. En cuanto tiraron a Grover y a Gleeson hacia donde estaban el resto de semidioses para echar mano de Artemisa fue la señal para que entrara Phoebe quien con los dos gemelos lanzaron sus flechas tipo arpón para formar una red que nos separa de ellos y poder rescatarlos. Jason y yo avanzamos y nos acercamos a los semidioses quienes al vernos estaban llorando. En cuanto la red estuvo formada ellos se lanzaron para empezar a tratar de derribarla, era preciso darse prisa.
—Lady Artemisa, ocúpese de Thanatos y lléveselo iremos detrás de usted —ella asintió y se dirigió hacia Thanatos para liberarlo de sus cadenas, era un desastre total. Miré hacia donde estaba Phoebe y ya no estaban eso quiere decir que iba camina reunirse con los chicos y prepararlos para el descenso, Jason nos ayudaría a estrellarnos por la velocidad con que bajaríamos. —Phoebe le dará una mano para alistar a los chicos —ella tenía a sus espaldas al dios de la muerte. Los monstruos empezaron a rugir, supongo que se escucharía en toda la montaña, no tardaríamos en estar rodeados. Jason llamó mi atención.
—¡Nico, tira las granadas! —lance en medio de la red que se estaba debilitando una granada con fuego de Hestia que empezó a arden alejando a los monstruos
—¡Rápido, Reyna, Jason, lleven a los niños a punto de reunión! —ellos tomaron del brazo a todos y Jason se puso a los hombro a Gleeson, los empezaron a llevar con el resto, era un descenso un poco lento, pero teníamos un poco de tiempo. Grover seguía conmigo, estaba inconsciente. Era momento de irme porque empecé a ver monstruos en la cima que empezaban a disparar flechas hacia donde estábamos. Era inútil invocar mis esqueletos peleadores, no servían mis poderes, pero los de Jason sí que servirían porque estábamos en el elemento preciso.
—No lograrás escapar hijo de Hades —me grito una furia cuando una de sus alas con garras logró atravesar parte de la red. Saqué una de las granas que Tyson había usado con las cazadoras y la lance, le sonreí.
—Veremos —luego me di la vuelta tomé a Grover y empecé a correr no sin antes decirles. —Cierren los ojitos —pude sentir la energía de la explosión, después supe que era fue una mala idea a diferencia de la otra esta sí que hizo una explosión terrible que empezó a desprenderse la nieve. Maldije dentro mío mientras avanzaba donde estaba el resto del equipo con los semidioses. Cuando llegue ya estaban todos con sus deslizadores ampliados y los adicionales para llevar a Thanatos.
—Jason con Thanatos, nosotros te iremos guiando, concentrate en usar las corrientes de aire para detener nuestro descenso y para detener la avalancha que se viene —todos podían sentir la tierra temblar. Artemisa y Phoebe irían enganchadas al deslizador de Thanatos.
—Uno de los gemelos puede llevar uno de los deslizadores —dijo Phoebe dándole un golpe a uno de ellos quien rápidamente se puso en la posición central.
—Mantente cerca —choque puño con él.
—Es hora de irnos, siento que se acerca un grupo de lobos — —Artemisa y Phoebe al frente con la camilla, Reyna y yo les cubriremos —tomé a la pequeña hija de Eos y la acomodé en la parte frontal mía y la cubrí con mi abrigo para fuera cómoda. Miré a Jason y me dio su asentimiento mientras empezamos el descenso a toda velocidad, pero también vi como las corrientes de aire contrario que estaba controlando Jason nos frenaban para darnos tiempo para maniobrar y evitar los obstáculos, el aire frio era terrible, entonces percibí algo que me inquietó.
—¿También lo pueden sentir? —preguntó Artemisa.
—¡Prepárense! —gritó Jason mientras elevaba sus manos para formar una tormenta sobre nuestras cabezas.
—¡Es Bóreas! —gritó Reyna mientras sacaba nos deslizábamos montaña abajo, todavía teníamos un camino largo para poder huir de la furia del espíritu del viento del norte. No nos percatamos que a nuestro alrededor manada de grandes lobos nos perseguían, las furias revoloteaban por encima nuestro tratando de darnos alcance, pero era Jason quien estaba manteniéndolos lejos, pero no podíamos evitar ser empujados por el soplido del ataque de Bóreas
—¿Quién se atreve a traer destrucción a mis dominios? —su voz era estruendosa. Y nos hacía doler la cabeza, pero a los monstruos parecía no afectarles, muy por el contrario, se acercaban más y más. Mientras esquivábamos árboles y nos agachábamos para no ser alcanzados por ramas o las alas de las furias vi una manada de ciervos corriendo de la avalancha delante de nosotros, esperaba que pudiera funcionar.
—Artemisa ¿podrás comunicarte con los ciervos? —pregunte, podía sentir el aliento de los lobos detrás nuestro, no quería que dañara a ninguno de los chicos. Saqué mi espada y les hice el gesto a Reyna que hizo lo mismo, empezamos a blandirla para alejar a los lobos que se negaba a retroceder. Lo importante era que al frente todo iba bien. Lancé una de las granadas de fuego sobre el lobo alfa y en cuanto lo toco empezó a arder y se desplomó, el que venía atrás no se detuvo y siguió guiando a la manada hacia nosotros.
—No sé si podré, pero podemos intentarlo —se dirigieron hacia donde estaban los ciervos, eran enormes con unos cuernos largos y bien formados. Ya casi llegábamos al final de nuestro viaje en deslizadores. Sabía que tendríamos que pelear, no podíamos evitarlo, pero quería poner a los chicos a salvo. Jason seguía lidiando con Bóreas, pero en un momento una rama lo tope tirándolo hacia atrás, rápidamente me moví para tomarlo en el aire, lo devolví a su lugar, pero lo siguiente fue un ventarrón que nos arrastró el resto del camino, puse mi mano sobre la cabeza de la pequeña y fuimos dando vueltas hasta caer en una zona plana enterrados en nieve.
—Todos suyos —fue la voz de Bóreas antes de desvanecerse la ventisca. Miré a los chicos, todos estaba bien, un poco golpeados algunos, pero todos vivos. Grover seguía atado a la espalda de Reyna y Thanatos sobre el deslizado, parecía bien y Gleeson estaba con Phoebe. Nos miramos todos y empezamos a correr hacia la manada de ciervos, pero no tanto para que no se espanten.
—Artemisa, encargate de montar a todos y llevátelos, ganaremos tiempo para ustedes —Artemisa dudaba entre avanzar y quedarse a pelear, pero nadie más podría tomar a los ciervos para cargar a los semidioses.
—Nosotros podemos pelear —dijeron los gemelos, me odiaba por eso, pero les necesitábamos. Tomé los arcos de Phoebe y Jason y se los entregué junto con el carcaj.
—Bien, vamos tomen sus arcos, a esa parte más alta, nada de meterse en la pelea —había un pequeño sitio alto donde no podrían atacarlos por la espalda. Artemisa se mantenía en silencio mientras miraba a la manada de ciervos y ellos se acercaban lentamente y con recelo. Se podía ver claramente que la cabeza de Artemisa estaba con un gran dolor de cabeza, pero no se detenía.
—Jason, Reyna y yo los mantendremos a raya —dije mientras Phoebe negaba con la cabeza.
—Nico, no podemos dejarlos atrás —ella tenía razón, pero no podíamos irnos asi, necesitábamos asegurar a los heridos sino podría terminar en desgracia para todos, no podíamos tener más persecución.
—Será peor si uno de esos monstruos logra llegar a uno de nosotros y quedamos aislados —Jason sabía que tenía razón con esto.
—Cuando estén a salvo manda la señal, que sea Sky quien se los lleve y vuelve por nosotros —le dije a Artemisa mientras ella estaba acariciando al líder de la manada.
—Mi señora, me quedaré con ellos —Artemisa asintió mientras ella empezó a montar a los chicos uno por uno encima de los ciervos y les enseñaba como debían agarrase para no lastimarlos.
—Ni hablar, lady Artemisa necesita que alguien le cubra las espaldas mientras dirige la manada —Reyna le dijo a Phoebe y la dirigió para que se montará en el final. Puse a la pequeña hija de Eos en el ciervo de Artemisa. Entonces vi la horda de monstruos que venían sobre nosotros, eran muchos, pero podríamos con ellos.
—¡Ya vienen! Lárguense —le di un golpe al ciervo líder para que empezara a andar, me dio gusto verlos irse a toda velocidad mientras nosotros nos preparábamos para poder pelear. Era nuestro momento de mostrar el entrenamiento. Le lance una granadas de fuego a Jason y unas cegadoras a Reyna, era momento de acabar con estos monstruos.
—Ustedes no dejen de lanzar flechas —ellos asintieron.
—Acabemos con esto —dijo Reyna mientras todos nos mirábamos, los lobos venían hacia nosotros al frente.
ANNABETH
Luego pasar el portal con Thyra estábamos en San Francisco, cerca del monte Tamalpais que es donde ahora se aloja a el monte Othrys, Thyra se iba a quedar atrás solo para intervenir en caso fuese necesario, es decir si se aparecían fuerzas demasiado superiores a nuestra capacidad. Hubiera preferido que viniera con nosotros desde el comienzo para que esta misión fuese más sencilla, pero tenían razón al no querer intervenir, ya que eso le daría una idea al enemigo de los seres poderosos que estaban de nuestro lado. Nuestra misión era la que más integrantes requería, cuando me dijeron que formaría parte, me emocioné, no por el peligro sino porque me tomaban en cuenta, desde el evento que había ocurrido con Artemisa y Tyson las cosas se habían vuelto pacificas, aún me madre me había dicho que las cosas empezarían a cambiar para mejor porque el Olimpo no quería estar en disputa con los campeones de Caos. Cuando llegamos era un sitio conocido para mí, fue donde Percy antes había cargado el cielo por Artemisa y donde Zoe en primera instancia había muerto. El equipo que llevábamos nos decía claramente una cosa, íbamos a toparnos con serias resistencias para poder. Pero primero debíamos pasar por el jardín de Hespérides y esquivar a Ladón
—Frank y yo iremos por Ladón, Hazel y Annabeth deben tomar a una de las Hespérides para ponerla en lugar de las Parcas —Clarisse dio las instrucciones, sonaba razonable. —Tendremos que usar tu fuerza para poder dejar fuera de combate este dragón, seré carnada —no debíamos desaparecer al dragón porque si no cualquier podría ir a por las manzanas y tener la inmortalidad. Todos asentimos y empezamos a avanzar a la entrada del jardín.
—Pero que tenemos aquí — dijeron las hermanas mientras salían a nuestro encuentro. Todos estábamos con nuestras armas listas para cualquier eventualidad.
—Esperaba semidioses de primer nivel —escupió una de ellas mirándonos con desprecio. Hazel se enfadó un poco y quería salir al frente, pero fue Frank quien la detuvo.
—Tranquilos —dijo Clarisse mientras empezábamos a caminar más al frente, dejándoles hablar.
—Un hijo de Hades o de Poseidón —miró a Frank quien evitó su mirada y Hazel estaba muy enfadada por eso.
—Percy Jackson —todos nos quedamos fríos al escuchar el nombre de Percy, estas Hespérides siempre eran de hacer comentarios dañinos.
—No seas tonta, Percy Jackson está muerto —dijo una de ellas riéndose a carcajadas mientras las otras se contagiaban.
—Será mejor que te calles y nos dejes pasar —Clarisse salió al frente poniéndonos de frente a un Ladón que estaba dormido aún.
—Oh claro adelante, adelante —nos dejaron pasar no sin antes despertar al dragón.
—Laaaaaaaaadonnnnnn —golpeando el suelo y las vibraciones despertaron al dragón que empezó a despertarse y mirarnos con determinación violenta.
—Quiero a esa bocona, Eritia —dijo Hazel antes de empezar a correr detrás de ellas. —Rápido, antes que escape —me gritó para luego empezar a correr junto a ella. Algunas de las cabezas del dragón apuntaron hacia nosotros, por lo que active una de los cuchillos de caza apuntando hacia las cabezas para poder evadirlas. Hazel saltaba de un lado a otro para poder esquivar cualquier ataque, vi a Clarisse armar su lanza y dirigirse directamente al ataque, por otro lado, Frank uso su arco personalizado con flechas que lanzaban humo para cubrir la zona en la que estábamos Hazel y yo tratando de capturar a una de las Hespérides.
Las Hespérides daban pelea, tenían unas varas del árbol de las mazanas con las que se defendía, resistían todos nuestros ataques, Hazel usaba sus pugios para dar golpe tras golpe, pero no cedían nada, trataban de escapar hacía las entrañas del monte, pero nosotros no les dejábamos, de reojo vi a Frank estrangulando una de las cabezas del dragón con el menor de los esfuerzos. Peleaba con ambas manos con dos de las Hespérides mientras, hasta que finalmente tuvimos nuestra oportunidad, Hazel logró pasar la defensa de Eritia y le hizo un tajo en el hombro por lo que soltó su vara, entonces se me ocurrió una idea para poder ayudar a Clarisse y a Frank, pero primero debíamos terminar de encargarnos de las otras Hespérides, luego de amordazar a Eritia se unió a mí se empezamos a atacar con más fuerza a las otras dos. Por otro lado, la batalla de Clarisse y Frank estaba progresando porque atacaban por diferentes lados y se cruzaban de un lado a otro. Finalmente, logramos vencer a las Hespérides y dije a Hazel lo que tenía en mente.
—Es demasiado, talvez —tomamos a las Hespérides y las pusimos al frente.
—Tal vez si o tal vez no, pero debemos avanzar, cuanto más nos quedemos aquí más peligroso es —llamé a Clarisse para que se acercara y le conté lo que tenía en mente. Ella asintió y me dejo un par de granadas de las que uso Tyson contra las cazadoras. Luego llego Frank e hicimos lo que debíamos hacer usamos a las Hespérides como escudos para poder treparnos al lomo del dragón. Ladón no se atrevió a atacar por temor a dañar a las damas de su jardín.
—Vamos, vamos clávenlas en la cabeza —gritó Clarisse mientras todos arrojábamos a las Hespérides desde la altura y luego saltamos para esperar que las granadas hicieran su magia. Todos nos alejamos y volteamos, pero creo que las Hespérides no sabían lo que venía para ellas. La explosión fue increíble 4 granadas en simultaneo fueron suficientes para dejar noqueado al dragón y las Hespérides quedaron ciegas, gimoteando mientras palpaban con las manos para encontrar sus camino.
—Toma a la bocona y vamos ya todo el mundo debe saber que estamos aquí —dijo Clarisse mientras íbamos hacia la entrada a las entrañas de la montaña, habíamos pasado la primera parte, lo que nos aguardaba debía ser aún más difícil, pero creo que todos esperábamos no tener que necesitar ayuda extra.
—Levántate, necesitarás toda tu energía para lo que te espera —Hazel tomo a la Hespéride con fuerza y caminamos hacia la entrada en la montaña debíamos llegar a la cima. El camino era accidentado lleno de salientes y vueltas para poder llegar al final, pero debíamos completar la misión si algo esto nos había dejado claro es que teníamos muchas cosas en contra, pero luego tenía sentido que las Hespérides se pusieran del lado de Atlas y pagarían por eso, preferíamos disolver al Titan y poner a una de ellas bajo el cielo dejarlas en libertad.
Cuando finalmente llegamos a la cima, ya estaban esperándonos eso fue lo peor. Atlas estaba con Prometeo, eso significaba que una maldición más tenía un reemplazo y que podía bien ser un aliado nuestro. Estábamos escondidos lejos de ellos para poder ordenar nuestras opciones, Atlas tenía en sus manos a una furia que rechinaba mientras la sostenía con un cuchillo en el cuello.
—En cuanto la degollé puede ser su llamada para que vengan refuerzos —susurró Hazel mientras ajustaba la mordaza de la Hespéride.
—Esas cosas van al tártaro directamente a alertar —se quejó Frank, no queríamos tener salir corriendo, pero la situación era difícil, tendríamos que ser rápidos y hacer lo que teníamos que hacer no vestirnos de héroes.
—Tendremos que arriesgarnos porque no creo que podamos salvarle la vida a la furia —les dije y todos asintieron, sabíamos que las opciones de arrebatarle esa furia a Atlas era poca.
—Voy con Atlas, Hazel contra Prometeo, Fran te encargas de dar apoyo a las dos —yo quería pelear, pero no podía oponerme porque Clarisse tomaba las decisiones. —Annabeth encargate de que las Parcas salgan de aquí y que esta escoria tome su lugar —no era una misión sencilla sobre todo que los titanes lo permitieran.
—Cuenta con ello —revisamos nuestro equipo era momento de avanzar. Tome a la Hespéride del cuello, era momento de hacer lo que teníamos que hacer y salir de aquí lo más rápido posible, como aquella vez sentía la muerte asechándonos. Nos acercamos sin dudar, Clarisse y Hazel al frente y Frank detrás y yo al último un poco más retrasada.
—Vaya, por fin llegaron —dijo Atlas luego le susurró algo a la furia y la degolló.
—Contábamos con que vinieran —replicó Prometeo con aire triunfal mientras se movían lentamente.
—Sinceramente pensé que irían a recuperar Delos, interesante —la voz de estos titanes era potente y te hacían retroceder ligeramente, pero no teníamos chance a hacerlo, yo aún mantenía a la Hespéride escondida en un saliente.
—Bueno aquí estamos —le respondió Clarisse desenvainando sus dos espadas y formando la lanza que crepitaba electricidad en las puntas. Cuando tocó el suelo se sintió una ligera vibración. Era momento de moverse, Hazel sacó su gladius y Frank su arco, yo uno de mi cuchillos de caza.
—Pobre niña —susurró con burla Atlas mientras desenvainaba su espada
—Padre, ayudame —gimoteaba la Hespéride, pero no le deje decir más empujándola rumbo a donde estaban las Parcas.
—¡No se las llevarán! —gritó Prometeo mientras lanzaba un dardo con la Hespéride con la finalidad de matarla, Atlas sonreía con enfermedad porque no le importaba en lo más mínimo, pero no podía dejar que eso sucediera, active mi lanza mediana y de un golpe desvié el dardo.
—No estamos pidiendo permiso —Hazel y Frank se lanzaron a atarlo mientras Clarisse atacaba a Atlas.
—Veo que tienes agallas —dijo Atlas mientras repelía los ataques furiosos de Clarisse, aún no era momento de ver la bendición de Ares devastarlo todo, habíamos hablado que solo la activaría en caso dependiera de ello la vida de alguno de nosotros. —Quiero, quiero, quiero esa jabalina tuya —reía el titán mientras intercambiaba golpes con Clarisse, yo arrastraba a la Hespéride que se resistía cuando vio que es lo que le esperaba.
—Tendrás que matarme —le respondió Clarisse y activo el modo asesino de Atlas quien empezó a dar golpes certeros que hacían retroceder a Clarisse, por su arte Hazel y Frank tenían a Prometeo ocupado con una combinación de golpes que solo se podían sincronizar con un perfecto nivel de entendimiento que ellos como novios tenían. Sentí nostalgia porque se parecía a lo que alguna vez tuve con Percy.
—¡Annabeth, rápido! —saque todas las fuerzas para arrastrarla hacia donde estaban Láquesis, Átropos y Cloto, pálidas y llenas de sudor la gran maldición no te permitía morir, pero si tener una gran agonía de cansancio y deseo de morir.
—Hemos venido a sacarlas de aquí —le dije mientras pensaba en cómo iba a hacer para poner a la Hespéride debajo sin que se escapara.
—El destino esta ante tus ojos, hija de Atenea, el dolor se paga con dolor —lo dijeron en tal sintonía una tras otra que se me escarapelo la piel al escucharlas.
—Avisanos cuando esté hecho —la voz de Clarisse se escuchaba llena de adrenalina mientras seguía dándole pelea al titan. Fran vio que Hazel tenía un buen ritmo y cambio para ayudar a Clarisse con una lluvia de flechas incendiarias, el titan pudo desviar algunas, pero una se le clavo en la pierna, rugió de dolor, pensé que sería el momento de resolver esto. Entre debajo del peso de los cielos con jalando conmigo a la Hespéride. Las Parcas cayeron al suelo agotadas y casi por desmayarse.
—Refúgiense en las rocas —susurré soportando el peso, en ese momento Atlas sonreía burlescamente y la flecha que tenía se la arrancó de la pierna y la lanzo con violencia hacia nosotras impactando a la Hespéride quien se desplomó al suelo para lanzar su último aliento y el peso de los cielos cayó sobre mí, sentí que mi vista se nubló, mi cabeza estaba a punto de explotar. Escuchaba la voz de los chicos que llamaban mi nombre, pero simplemente no pude escuchar con claridad porque sentí que la presión iba a hacer explotar mis odios, sentí el icor salir por mi nariz. Me concentré, pensé traté de pensar en cómo esto podía estar sucediendo y de cómo hace muchos años le había pasado a Percy y había podido sobrellevarlo. Sentí un líquido en mi boca, asqueroso, luchaba por abrir mis ojos, hasta que finalmente pude, era Hazel dándome un poco de la medicina que habíamos llevado sabía horrible, pero sentí que mi cabeza dejaba de estar a punto de explotar y por un momento el cansancio se fue, solo para volver, pero me sirvió para poder hablar. Luego Hazel hizo lo mismo con las Parcas que estaban aun tiradas en el suelo exhaustas.
—Debemos llamarla —susurré refiriéndome a Thyra quien debía estar en las cercanía para poder intervenir.
—Lo haremos enseguida —dijo Hazel yendo hacia Clarisse que se encontraba en golpe a golpe con Atlas, mientras Frank no dejaba de enviar flechas hacia Prometeo
—Parece que no tenemos por qué seguir aquí —dijo Atlas retrocediendo un poco y Prometeo le siguió. Hazel le dio una señal a Clarisse y ella lanzó una granadas y después de unos segundos explotó mientras dábamos la espalda y Clarisse con Frank corrieron hacia nosotros, sacó el dispositivo y activo la señal donde salió un humo color rojo, Clarisse la arrojo detrás de los titanes y todo el humo se esparció y cuando se había disipado Thyra estaba parada detrás de los titanes con Riptide y una daga recubierta de agua en mano.
—No me habían invitado a la fiesta —la voz de Thyra era de enojo solo pude ver que ambos titanes volaban para estrellarse contra un saliente. Luego de eso chasqueó los dedos y una onda expansiva exploto rodeándonos. Ambos intentaros transportarse, pero no pudieron.
—¡Demonios! —gritaron mientras se levantaban, solo podrían pelear. Me costaba seguir la pelear porque mi mente se nublaba y el sudor caía sobre mis ojos sin parar.
—Nadie se va de aquí —susurró con un terror que los hizo retroceder.
—Clarisse activa tu bendición —le susurré, ella dudo por un momento, pero luego Thyra habló.
—Yo voy con Atlas, ustedes con Prometeo. Nada de matarlos — ella empezó a caminar hacia Atlas y los chicos empezaron a prepararse para atender a Prometeo.
—Mala idea —se volteó para darme una ligera sonrisa.
—Bueno vamos, resiste, pondremos al titan en su lugar —dijo Frank para luego empezar a disparar sus flechas para abrir camino a Clarisse y Hazel.
—Veamos si no te has oxidado por estar tanto tiempo con tu maldición —le dijo Thyra con burla a Atlas que arremetió con su espada a lo que Thyra respondió desviando su ataque para luego contraatacar.
—No sabes con quienes te estas metiendo —escupió mientras del otro lado los 3 estaban dándole un rato complicado a Prometeo que luchaba para poder mantener el ritmo contra 3 semidioses que estaban dando todo para poder derrotarlo cuanto antes.
—Ustedes tampoco —la batalla era brutal, el viento hacía todo más impactante por que se podía ver como movía los trajes de todos con cada movimiento, Thyra se movía con gracia dando golpes y esquivándolos. Clarisse estaba en modo matanza con sus dos espadas, sacando chispas a la de Prometeo que también tenía su técnica intacta para poder mantenerlos a raya. En un momento dio un patada haciendo retroceder a Hazel y al ver esto Frank se alarmo y en ese descuido Prometeo blandió su espada hacia él, pero no lo logró porque Clarisse activo su espada como lanza y detuvo el golpe, pero ella cayó por la violencia del impacto, rápidamente desde el suelo, lanzo una granada de fuego de Hestia para ganar tiempo y reagruparse.
—Vamos chicos, lo estamos haciendo bien —dijo Thyra mientras le tendía la mano a Hazel y miraba de reojo a un Atlas que aspiraba hondo. Luego se acercó a las Parcas, seguían desmayadas, pero habían recuperado su color, yo por mi parte estaba empezando a ver un poco borroso por momento, tal vez necesitaba un poco más de esa asquerosa poción. Parece que Hazel escuchó mis pensamientos porque me dio un poco de medicina para poder estar atenta.
—Prepárense chicos —ordenó Clarisse y fue Frank quien empezó a avanzar al frente a pesar de que la llama aún no se extinguía, pero saco una flecha con un burbuja de agua en la punta y se abrió camino hacia Prometeo con furia y sin contenerse.
—No se contengan, no tenemos mucho tiempo antes de que vengan refuerzos —les dijo Thyra para volver a ponerse en guardia.
—Degollaron una furia dándole un mensaje —le dijo Hazel mientras recuperaba el aliento habían sido minutos muy intensos. Thyra chasqueó la lengua con disgusto.
—Bueno hay que apurarse, no querremos estar aquí cuando lleguen los refuerzos —todos avanzaron mientras Frank estaba dando una clase de furia extrema.
—Debemos noquearlo cuanto antes —Hazel tomo sus pugios para darles rodaje de batalla y fueron contra Prometeo sin guardarse nada. El sonido del metal golpeando era increíble, la tarde estaba llegando y el sol estaba tímido en el cielo, se veía más nubes oscuras aproximándose desde el norte. Thyra no perdió más tiempo y empezó a atacar a Atlas con nubes de fuego, el cual el titan lograba esquivar y otras tantas lo impactaban dándole ventaja a Thyra. Prometeo estaba prevaleciendo luego de unos minutos, creo que está usando su habilidad para prever el futuro, esta vez fue Clarisse quien recibió un impacto que la hizo retroceder, se me acerco y le comenté cual era la habilidad que creía estaba usando, debía usar la bendición de Ares, pero debía controlarla para poder prevalecer, sino sería todo un desastre. Ella medito por un momento antes de decidirse a hacerlo, no quería dejar a Prometeo en manos de Thyra sino vencerlo con los chicos. En el momento que tomo su lanza y la convirtió en dos espadas estas empezaron a brillar en una luz rojo sangre que era impresionante, luego sus ojos también se volvieron rojos y podía ver ese deseo de muerte en sus ojos
—Tu furia, contra Prometeo —susurré y luego ella arremetió a una velocidad increíble contra el titan haciendo un juego de golpes y movimientos que Prometeo no podía anticipar, golpe a golpe empezó a propinar corte aleatorios, mientras Hazel y Frank se retiraron para dar apoyo y no estorbar el momento de Clarisse. Thyra vio a Clarisse y no se quedó atrás y empezó a dar golpe con más y más fuerza hasta que la muñeca de Atlas se venció y no le dio chance de recoger su espada, sino que de un corte limpio le cortó la mano. El grito de dolor de Atlas se escuchó en todo el monte y sus alrededores sin duda y quedamos un poco atontados por el sonido atronador de sus quejidos. Le hizo una seña a Frank para que mandara flechas y este lo hizo unas tipo arpón una tras otra en zonas que no eran vitales, el titan se quejaba y trataba de zafarse, pero el icor que fluía de su mano era tanta que no podía. Thyra tomó las cuerdas, tiro del titan con fuerza y lo hizo volar por los aires para dirigirlo hacia mí, supe que era mi momento de hacer mi esfuerzo y con lo que me quedaba empuje el cielo con fuerza para hacer espacio y en cuanto entró en contacto conmigo me tiré hacia atrás y choque contra uno de los salientes, sentí el dolor de mi vieja herida en el hombro cuando me impacto en toda la espalda, pero no tenía tiempo para ello, corrí hacia lo que era mi responsabilidad, las Parcas. Atlas estaba gruñendo de rabia mientras sostenía su maldición nuevamente.
—Bien hecho, terminen con ese y nos lo llevamos —grito Thyra mientras me lanzaba una botella de medicina, lo necesitaba tanto que no me esquié por saber horrendo. Sentí una leve recuperación, pero no tenía para más porque mis piernas temblaban y me sentía languidecer y la presión en mi cabeza se mantenía, debó hacer que Silena me revise al regresar. Clarisse seguí dando todo de si mientras duraba la bendición de Ares que no serían por más de un par de minutos, pero fue Frank quien se desprendió de su arco para volverse un oso enorme y de un zarpazo de la cara al pecho mandar a dormir al titan. Thyra chasqueo los dedos y tenía en sus manos una cadena de plata, corrió hacia ellos y entre todos lo encadenaron. Todos jadeaban de cansancio mientras Clarisse caía al suelo, pero no lo tocó porque Hazel la recibió y le dio una botella de agua y luego medicina para recuperarse.
—Están despertando —dijo Frank mientras recuperaba el aliento. El rostro de las Parcas estaba sombrío y miraban a Thyra.
—Vienen días solitarios hija de Afrodita —la voz de ellas era pausada y una tras otra completaban la frase, frotando sus hilos, pero sin cortarlos. Thyra se tensó cuando escucho a las Parcas y trato de frenarlas, pero no pudo porque ellas tomaron su manos.
—¿Hija de Afrodita? —preguntó Clarisse un poco sorprendida, ninguna hija de Afrodita sobresalía en combate y ahora teníamos a un campeón de Caos. Hazel la ayudo a levantarse, mientras Frank arrastraba al titan Prometeo hacia donde estábamos todos.
—No tenemos tiempo —susurró ella con un poco de premura a las Parcas, pero luego entendimos porque, sentimos la presencia oscura y siniestra frente a nosotros, de entre los riscos salió la oscura figura con dos espadas en mano, Thyra agarro a Prometeo con la daga en mano para degollarlo.
—Donde creen que van con mi titanes —siseo caminando si reparo hacia nosotros, Thyra nos hizo una señal de que no atacáramos
—No busques lo que viene en camino, Piper McLean —dijeron las Parcas y todos nos quedamos pasmados con la revelación que estaba haciendo mientras ella se echaba la capucha atrás con una sonrisa tímida. Se veía diferente, pero increíblemente hermosa. Todos nos quedamos sin palabras mientras intentábamos decir algo.