Cherreads

Chapter 3 - 11

El dolor volvió antes que la luz.

Nao despertó con un jadeo seco, aferrándose al pecho como si algo todavía lo estuviera desgarrando desde dentro. No había sistema. No había mensajes. No había reinicio automático.

Solo el número.

XI.

—Undécima vez… —murmuró.

Ahora lo recordaba. No era un símbolo. No era un título.Era una marca de muerte.

El Once había sido claro: el dolor estaba a punto de empezar otra vez.Pero esta vez, Nao hizo algo distinto.

No salió de casa.

Durante años —vidas—, ese día había marcado el inicio del desastre. Siempre huía, siempre exploraba, siempre intentaba adelantarse al destino… y siempre fallaba.

Esta vez decidió esperarlo.

Cuando el sol se alzó, reunió a los aldeanos. No les habló como un héroe ni como un profeta. Les habló como alguien cansado.

—Algo va a venir —les dijo—. No hoy. Tal vez no mañana. Pero es real.No es un dios. Es peor.

No lo entendieron del todo.

Pero lo aceptaron.

Porque en los ojos de Nao no había locura.Había experiencia.

Ese primer día no pasó nada.El segundo tampoco.

La tensión era peor que el combate.

Al tercer día, algunos aldeanos regresaron pálidos desde las montañas.

—Los lobos… —dijeron—. Los lobos de la montaña bajaron. Huyen de algo.

Entonces ocurrió.

Una explosión.

Luego otra.

Y otra más.

El suelo tembló. El aire se rompió.

Nao dio un paso al frente y activó Eclipse.

La barrera se alzó como un cielo negro, devorando la luz. Eclipse no era una forma heroica. No era noble.Era un estado.

Un cazador.

Eclipse y sus fases

Nao lo sabía desde hacía tiempo, pero ahora lo entendía mejor que nunca.

Creciente:Cada golpe que detenía con su encantamiento no desaparecía.La energía se acumulaba, multiplicándose, volviéndose fuerza, velocidad y reflejos que superaban cualquier límite humano.

Llena:La energía acumulada lo transformaba en demonio.No uno cualquiera: uno capaz de absorber habilidades, comprenderlas y hacerlas suyas.

Eclipse:No había absorción.No había defensa prolongada.

Solo una orden: matar.

Gracias a su habilidad extra —aquella que le permitía comprender un golpe y anularlo por completo—, Eclipse era letal.Pero esa habilidad tenía un fallo.

El demonio que lo acechaba… no podía ser comprendido.

Nao no sabía por qué.

Aún.

El primer demonio cruzó la barrera.

Nao se movió.

Dos segundos.

Eso fue todo.

El cuerpo cayó partido, desintegrándose antes de tocar el suelo.

Otro avanzó.

Luego otro.

Eclipse los cazaba sin piedad.

Pero entonces—

Un golpe.

Una patada brutal en la espalda.

Nao salió despedido y rodó por el suelo, el aire escapando de sus pulmones.

—¿Once…? —escuchó una voz burlona.

Se levantó de inmediato.

Frente a él había más demonios. Muchos más.

Once contra uno.

Once contra todos.

Los cadáveres a su alrededor comenzaron a moverse.

Regeneración.

Nao apretó los dientes.

—No… —susurró—. No otra vez.

Los demonios podían dañarlo.Y no entendía cómo.

Su habilidad no los anulaba. Su poder no los detenía del todo. Eclipse mataba… pero no bastaba.

Por primera vez en esta vida, Nao sintió algo peor que el miedo.

Sintió que, aun sabiendo tanto, seguía sin entender lo esencial.

Y mientras los demonios se levantaban una vez más, el número XI en su pecho ardió.

Recordándole una verdad imposible de ignorar:

Morir once veces no te hace invencible.Solo te enseña cuántas formas existen de sufrir.

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