La energía dentro del estadio de la Universidad Estatal de Ohio era eléctrica. Los Buckeyes jugaban otro partido en casa y los fanáticos llenaron las gradas, zumbando con anticipación. En la cancha, el equipo estaba calentando, cada jugador realizaba sus rituales previos al juego. Entre ellos estaba Yang Yan, que había terminado su propio calentamiento media hora antes. Ahora se apoyaba casualmente en el banco, mirando a sus compañeros de equipo con calma.
El ambiente de hoy era optimista. Todos parecían estar de buen humor, todos excepto Oakley.
El día anterior, después de la práctica, el entrenador en jefe Gallagher había anunciado la alineación titular. Tal como le había insinuado a Yang Yan en privado, Gallagher lo nombró oficialmente como titular. Eso significaba que Oakley, el anterior alero titular, había sido relegado al banquillo. El cambio de roles golpeó duramente a Oakley, dejándolo visiblemente retraído. Pero nadie en el equipo parecía particularmente preocupado. El estado de ánimo de Oakley era su propia carga para llevar.
Fuera de la cancha, Johnny se acercó con una sonrisa y le dio una palmada en la espalda a Yang Yan. "¡Hombre! ¡Felicidades, finalmente eres un titular!"
Yang Yan sonrió levemente pero respondió con modestia: "¿De qué sirven las felicitaciones? Tú también deberías trabajar más duro. Acabo de llegar aquí. Has jugado toda la temporada regular y todavía sientes que no has mejorado".
Johnny se rió entre dientes. "Eso es cierto. Pasaste de calentador de banca a titular. No he visto a nadie más caer de la alineación titular al banquillo como Oakley".
Yang Yan suspiró. "No tienes que preocuparte por mí. Sé dónde estoy parado. Si no fuera por el entrenamiento que hicimos juntos, ni siquiera tendría esta oportunidad".
Johnny se encogió de hombros, sin molestarse. "Aún así, estoy feliz por ti. Pero bueno, ten cuidado hoy. El equipo contrario no es tan débil como parece".
Yang Yan levantó una ceja. "¿Davidson College? Nunca he oído hablar de ellos. No suena como una potencia".
"Eso es lo que pensé", dijo Johnny, señalando hacia el otro lado de la cancha. —Pero mira, el número 30. Cuidado con él".
La mirada de Yang Yan siguió el dedo de Johnny. Miró brevemente al número 30 de Davidson, quien respondió con una leve sonrisa de confianza antes de regresar a su calentamiento. Yang Yan asintió levemente. Esto confirmó su sospecha: si un equipo menos conocido llegaba al centro de atención de la NCAA, probablemente tenía una estrella emergente liderando la carga.
"¿Investigaste quién es?" Preguntó Yang.
"Ni idea", respondió Johnny. "Pero se nota por la forma en que lo están tratando: él es la pieza central de su ofensiva".
Yang volvió a analizar la corte. Ya podía verlo: los jugadores de Davidson se movían alrededor del No. 30 con cierto ritmo, cediendo a él incluso durante los calentamientos.
"Sin embargo, no es un base", señaló Yang. "Así que será alguien de quien Conley tenga que preocuparse, no de mí".
Johnny parpadeó, dándose cuenta de que Yang tenía razón. "Buen punto."
Pronto, terminó el calentamiento y los jugadores se acurrucaron para el inicio. Yang Yan tomó su lugar en la cancha, la adrenalina subió. Esta fue la primera vez que inició un juego universitario. Estaba decidido a no desperdiciarlo.
Desde la banca, el entrenador Gallagher observó de cerca. No esperaba ceder a la presión y nombrar a Yang como titular, pero aquí estaban. Con las recientes actuaciones de Yang y el creciente apoyo de las partes interesadas externas, Gallagher sintió que no tenía otra opción. Sin embargo, en lugar de amargura, sintió alivio. Tal vez había sido demasiado terco todo el tiempo.
Sonó el silbato. Oden ganó el salto y Ohio State lanzó su primera jugada ofensiva. Yang Yan tomó su posición en el ala de 45 grados, espaciando el piso.
Conley dribbled at the top, then ran a pick-and-roll with Oden. The big man rolled hard to the basket, caught the return pass, and slammed it home with a thunderous dunk. The home crowd erupted.
Yang didn't touch the ball that round. He was focused on studying his opponents.
From that brief moment of defense, Yang noticed several flaws. Davidson's defensive rotation was slow. Their help defense was delayed. And their low-post presence was almost nonexistent.
"This is the team Johnny was worried about?" Yang thought, almost wanting to mock his teammate.
Then Davidson took possession.
No. 30 moved with purpose, cutting through screens and slipping past defenders with deceptive speed. At the top of the arc, he received a pass in stride, pulled up, and launched a deep three. Swish.
3–2. Davidson took the lead.
Yang raised his eyebrows. "Okay, maybe there's something there."
It became increasingly clear that Davidson's offensive scheme revolved entirely around No. 30. Every play flowed through him. The team spaced the floor for his shot, screened for him, and waited for his decisions.
Yang squinted at the back of the jersey. Stephen Curry.
That name sounded familiar. The baby-faced kid barely looked like a college student—more like a junior high schooler. But his shot was pure, his movements calculated. Yang had seen his kind before: quiet, unassuming, and deadly.
Meanwhile, the livestream back in the Dragon Kingdom was going wild.
[Damn! Yang really started!] [Father-in-law, I bow to you!] [The world of the elite is beyond our understanding.] [Thank you, adoptive father!] [Yang has finally endured the hardships and made it.] [Looking forward to a big game from Yang!] [Didn't I say he would start today?] [Time to show respect to Yang!] [Hope Yang drops 20+ tonight.] [Against this team? Easy. He could go for 30.] [Nah, I'm calling 40. He's got this.] [Yang: Please stop hyping me up like this.] [If he sees this, he might run off with a duffel bag tonight.]
Back on the court, Yang knew expectations were high. But this was what he'd trained for. No distractions. No fear. Just basketball.
It was time to prove he belonged in the starting lineup—not just today, but for the rest of the season.
The battle had only just begun.