Cherreads

Chapter 10 - Capítulo 10: Cuatro Días, Mil Preguntas

*LAURA*

Estaba en la cocina, revisando las órdenes y asegurándome de que todo estuviera bajo control. A pesar de estar rodeada de ollas, sartenes y el bullicio habitual del restaurante, mi mente no dejaba de irse a otro lugar. Han pasado cuatro días desde esa noche, y aún me cuesta entender todo lo que ocurrió. Daniel no había enviado ningún mensaje, ni yo tampoco me atreví a enviarle uno, tal y como nos pidió. Necesitaba tiempo, y nosotras también. Pero eso no significaba que pudiera dejar de pensar en lo que había pasado... o en lo que había podido pasar si las cosas hubieran sido diferentes.

No podía evitarlo, algo me inquietaba, y no podía ignorarlo. Esa mujer, Anni, su nombre se repetía constantemente en mi cabeza. A veces me preguntaba si tal vez ella tenía algo que ver con el por qué Daniel se había alejado de nosotras. No sabía qué pensar realmente, pero no podía sacarme la imagen de ella y lo que había insinuado aquella vez. Había algo en su tono, algo que no me cuadraba. ¿Era una amiga? ¿Una novia? Tal vez solo era una persona del pasado de Daniel que no había tenido importancia, pero esa duda seguía ahí, constante, rondando en mi mente.

Las horas pasaban lentamente y, entre cada servicio, me encontraba con la mente perdida, imaginando lo que Daniel estaría haciendo, si realmente estaba descansando como era de esperarse o si se estaba distrayendo con ella. No quería hacerme demasiadas preguntas, pero el silencio de estos días me estaba volviendo loca. Las chicas no me decían nada al respecto, como si todas hubiéramos llegado a un acuerdo tácito de no tocar el tema por ahora. Pero yo no podía callar esa sensación incómoda de que algo, algo más grande de lo que entendemos, había cambiado entre nosotros.

Una parte de mí sabía que debería concentrarme más en mi trabajo, pero cuando el tiempo parecía detenerse en la cocina, mi mente volvía a los mismos pensamientos. Anni, Daniel, esa noche.

Mi mente seguía divagando cuando, de repente, mi celular vibró sobre la mesa de la cocina. Un mensaje en el grupo de las chicas. Lo miré rápidamente, tomando un respiro mientras dejaba de lado las preocupaciones y me concentraba en la pantalla.

Valeria: "¡Chicas! No sé si es el clima o qué, pero el trabajo está cada vez más escaso en la agencia. ¿Alguien más siente que la temporada está más tranquila de lo normal?"

Mariana: "¡Ni lo digas! El trabajo freelance está horrible últimamente. Los proyectos se están retrasando y ni hablar de los pagos. Necesito algo nuevo ya."

Sofía: "A mí me está yendo bien, pero con tanto que hacer en la moda, la verdad es que apenas tengo tiempo para dormir. Aunque el estrés es una cosa, ¿eh?"

Miré los mensajes mientras dejaba escapar un suspiro. Pensé en lo que estaba pasando en mi vida y cómo, aunque mi trabajo no me dejaba respirar, a veces me sentía estancada en medio de todo. Estaba agradecida por estar ocupada, pero el ajetreo diario no me daba tiempo para procesar lo que había pasado con Daniel.

Yo: "Aquí todo normal. El trabajo no me da tregua, pero me gusta estar en la cocina todo el tiempo. Es un caos a veces, pero me mantiene ocupada. Aunque, sinceramente, con tantas horas, tampoco tengo cabeza para pensar en mucho más."

Sofía: "Chicas, no sé qué me pasa hoy… Me siento fatal. El estrés del trabajo y, bueno, la situación con Daniel y todo lo que ocurrió esa noche... Desde que se fue de la ciudad, no dejo de darle vueltas a todo. Ya no sé qué pensar."

Mariana: "Te entiendo, Sofía. Yo me siento igual. Mi cabeza no para de pensar si Daniel va a terminar nuestra amistad por lo que pasó o si, no sé... nos dará una segunda oportunidad. La verdad, no tengo idea de qué esperar."

Valeria: "Es que todo se siente raro, ¿no? Él sabe lo que sentimos, y nosotras sabemos que él reprimió sus sentimientos por nosotros para protegernos a todas... Aunque no lo sabíamos hasta la mañana siguiente, cuando él nos lo confirmó. Ahora todo está tan... incómodo."

Sus palabras hicieron que mi estómago se apretara. Aun cuando había pasado algo de tiempo, esos sentimientos seguían presentes. La situación se volvía cada vez más difícil de manejar. La idea de que Daniel pudiera alejarnos definitivamente por lo que pasó me desbordaba. No estaba preparada para aceptar eso, aunque sabía que las cosas nunca volverían a ser como antes.

Yo: "Lo sé... Todo esto está hecho un lío. Es complicado, pero, al final, solo queda esperar, ¿no? Lo que tenga que pasar, pasará. Aunque admito que mi cabeza no está tranquila en este momento."

Mariana: "¿Han pensado qué harán cuando Dani regrese? Lo único que sé es que, cuando regrese, él nos dirá qué hacer a continuación. Pero la verdad, nosotras no tenemos ni idea de qué esperar. No sabemos si él corresponderá a los sentimientos de alguna de nosotras o si todo esto solo nos dejará más confundidas."

Sofía: "Jajaja, Mariana, ¿estás diciendo que esperamos que nos quiera a todas? ¿Eso sería una relación polígama, ¿no?"

Valeria: "Es complicado, ¿no? Después de tanto tiempo guardando todo esto, no sabemos si él se sentirá igual o si todo se desvanecerá en cuanto regrese. Nos hemos estado guardando estos sentimientos por mucho tiempo, y ahora no sabemos qué hacer con todo eso. Tal vez todo cambie, o tal vez solo se acabe... No sé qué pensar."

Yo: "Es cierto, todo está tan enredado. Solo queda esperar y ver qué pasa cuando regrese. Las cosas no serán fáciles, pero eso ya lo sabíamos desde el principio."

Mis palabras salieron casi automáticamente, pero lo cierto era que, dentro de mí, también había muchas dudas. Lo que decían las chicas era cierto, todo esto tenía un punto de no retorno, y ni siquiera sabíamos qué esperar de Daniel.

Sofía: "¿Y qué pasa con esa tal Anni? ¿Ya han pensado si es realmente su novia o solo una amiga? Si es amiga, pues todo sigue igual, pero si resulta ser su novia... Bueno, ya sabemos lo que eso significa, ¿no? Si es su novia, entonces no hay mucho que perder, porque después de lo que pasó anoche, Dani le fue infiel a ella, y eso es un pase libre para nosotras. Pero, sinceramente, no creo que debamos esperar mucho. Nada de esto es fácil."

Mariana: "¡Exacto! Si es su novia, entonces las cosas cambiarían bastante. Pero si solo es una amiga, ya sabéis, la competencia solo aumentaría. La verdad es que no sé qué pensar sobre todo esto. Está todo tan confuso."

Yo: "Es un lío, la verdad. Si es su novia, como dicen, tenemos que ser cuidadosas, pero también tenemos que ser realistas. No importa si nos consideramos rivales o no, todo está complicado y no podemos esperar que todo salga como esperamos."

Valeria: "Lo peor de todo es que Dani ya sabe lo que sentimos por él, y el tema de Anni solo lo complica aún más. Pero al final, solo nos queda esperar su regreso y ver cómo maneja todo esto. Sea lo que sea, no tenemos muchas opciones más."

Sofía: "Sí, no queda mucho por hacer. Lo único que sé es que las cosas no van a ser fáciles para ninguno de nosotros. Y si lo que queremos es algo con él, ya no podemos seguir esperando."

La conversación se quedó en un silencio tenso, como si todas supiéramos que, en algún punto, tendríamos que enfrentar la verdad. Pero por ahora, todo lo que podíamos hacer era esperar.

****

*DANIEL*

Me senté en una de las sillas del patio, con Mateo en mis piernas, tratando de explicarle una mejor manera de sumar y restar. A veces sentía que tenía más paciencia con él que conmigo mismo. Era gracioso cómo podía concentrarme en algo tan simple cuando, en mi mente, todo lo demás estaba en caos. Mis vacaciones se acababan en dos días, y aunque estaba agradecido de haber tenido algo de tiempo para desconectarme, no podía evitar sentir que el peso de lo que había hecho seguía colgando sobre mí.

Anni estaba justo al lado de mí, con una toalla en la mano y mirándome fijamente mientras intentaba quitarme las marcas en el cuello. Estaba tan avergonzado de que mi hermana mayor fuera la que estuviera haciendo esto. ¿Cómo iba a explicarle las marcas? ¿Qué le diría? Pero no tenía otra opción que dejar que lo hiciera. ¿Qué más podía hacer?

"¿Parece que eres toda una experta en esto de quitar marcas, eh?" le dije, tratando de hacer una broma para aliviar un poco el ambiente, aunque mi tono sonaba más nervioso que otra cosa.

Anni no perdió el tiempo para burlarse. "Fui adolescente y tonta. De las experiencias se aprende, Dani," me respondió mientras movía la toalla con destreza sobre mi piel. Su tono era el mismo de siempre, entre sarcástico y divertido, y eso solo me hacía sentir más incómodo. No podía imaginar lo que pensaría si supiera qué fue lo que realmente pasó. No, no estaba listo para hablar de eso, ni con ella ni con nadie.

Mientras Anni seguía con su trabajo, escuché a papá maldecir desde el huerto, como siempre. Las quejas sobre los bichos y animales que se comían las plantas ya eran una rutina en la casa.

"¡Malditos roedores!" exclamó, y me hizo sonreír un poco. En medio de todo el lío en mi cabeza, ver a mi padre tan concentrado en sus cosas me daba un poco de paz. Era como si estuviera en otro mundo, sin preocupaciones ni tensiones.

Mateo, que seguía con su tarea, de vez en cuando me miraba curioso, pero seguía enfocado en las operaciones matemáticas que le estaba enseñando. Me sentía bien al ayudarlo, aunque mi mente vagaba hacia las chicas, la noche que pasó, y las preguntas sin respuesta que aún tenía sobre lo que ocurriría cuando regresara a la ciudad. No sabía qué iba a hacer con ellas, ni qué había hecho con ellas en primer lugar.

"¿Terminé con eso?" Anni preguntó, mirando la marca en mi cuello mientras me limpiaba las manos.

"Sí, ya estuvo," respondí, aunque ni siquiera estaba seguro de si todo había desaparecido. Lo que me preocupaba era cómo había llegado a este punto, y cómo lo explicaría después.

Me quedé en silencio un momento, tratando de pensar en cómo gestionar lo que pasaba, pero justo entonces Mateo me mostró su cuaderno de matemáticas, pidiéndome más ayuda. "¿Papá, me puedes ayudar con esto?" preguntó, con esa expresión concentrada en su rostro que hacía que me olvidara de todo lo demás, aunque solo fuera por un instante.

Anni seguía cerca de mí, con Mateo aún en mis piernas, y aunque trataba de concentrarme en ayudarlo con las matemáticas, mi mente seguía dispersa. El silencio de la tarde, el murmullo de mi padre desde el huerto, y el sonido de los insectos al fondo, no lograban calmar el caos que tenía dentro. De repente, Anni rompió ese silencio.

"¿Estás bien?" preguntó, mirando fijamente mi rostro, como si pudiera leer cada uno de mis pensamientos. "Desde que llegaste, has estado raro, más allá de los chupetones que te quité."

Intenté sonreír, pero no salía natural. "Todo está bien," respondí, intentando hacer que sonara convincente. "Solo un pequeño inconveniente, nada grave."

Pero ella no me dejó escapar tan fácil. No tenía sentido mentirle, sabía que algo no estaba bien. "¿Es ese "algo no deseado que ocurrió de la nada" lo que te tiene así?" preguntó con un tono más serio, mientras me observaba como si esperara que finalmente soltara lo que estaba en mi cabeza.

Suspiré y dejé que el aire se escapara lentamente, mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas. "Algo así," murmuré, buscando la forma de explicarlo sin contar demasiado. "Sí, ocurrió algo. Y, sinceramente, he estado pensando mucho en qué hacer a continuación. No estoy seguro de cómo manejarlo."

Anni se quedó en silencio un momento, aparentemente esperando que dijera más. Pero no podía contarle todo, no podía explicar lo que realmente había sucedido, ni lo que eso significaba. Ella no entendería.

"Está bien," dijo finalmente, sin presionarme más. "No tienes que contarme si no quieres, Dani. Pero si alguna vez necesitas hablar, ya sabes que puedes hacerlo."

Yo asentí, agradecido por su comprensión, aunque no pude evitar sentirme atrapado. Tenía tantas preguntas sin respuesta, y la verdad es que no sabía cómo seguir adelante con todo esto. ¿Qué haría cuando regresara a la ciudad? ¿Y qué pasaría con las chicas, ahora que todo había cambiado?

"Gracias," le respondí, tratando de suavizar la incomodidad en mi voz. "Es solo que... no sé cómo resolver esto."

Anni me miró por un momento más, como si quisiera decir algo más, pero al final se levantó y le dijo a Mateo que volviera a estudiar. Aún sentía el peso de la conversación colgando entre nosotros, pero me di cuenta de que, por ahora, lo mejor era no profundizar más. No tenía respuestas, y no quería arrastrar a mi familia a todo esto.

Volví a mirar a Mateo, que ahora me miraba expectante, esperando que continuara con las matemáticas. Me forcé a concentrarme en él, en su tarea, en algo que fuera más sencillo de manejar que todo el lío en mi mente. Pero aún, en el fondo, sabía que lo que había ocurrido aquella noche seguiría acechándome, y que las respuestas que tanto necesitaba no llegarían tan fácilmente.

More Chapters