Cherreads

Chapter 71 - Capítulo 70: Fatalidad

Sunday alzó su mano y señaló a Firefly.

"Firefly, alguien como tú debería comprenderlo mejor que nadie." Dijo con calma. "El Síndrome de Entropía te obliga a convivir con la degradación constante. Con la certeza de que todo, incluso el cuerpo, tiene un límite."

Firefly frunció el ceño.

"…Si lo piensas así, su ideología realmente suena perfecta." Murmuro Marzo con una expresión preocupada.

Sunday ladeó ligeramente su cabeza con curiosidad.

"Tu reacción me intriga. La hostilidad que irradias, Aleph Avesta, lejos de disminuir sólo parece aumentar con cada palabra que digo." Comentó. "¿Puedo saber por qué?"

"Deja de jugar con nosotros."

Aleph lo miro con un ceño fruncido, había cierta vacilación presente en sus ojos.

"Prometer el paraíso...."

Firefly dio un paso al frente.

"Dijiste que no habría más preocupaciones." Dijo sin rodeos. "Entonces dime. ¿Cuál es el precio real? Por muy buena que pueda ser una idea, nada puede lograrse sólo a partir de estas, mucho menos algo tan ambicioso como lo que tú deseas."

Sunday sonrió suavemente mientras asentia.

"Bien, de hecho no te equivocas. Todo tiene un costo y eso es algo innegable, pero también, pero en este caso el precio es algo ínfimo... eterno." Comentó con calma.

"Un solo sacrificio personal. Para que un vigía que permanezca despierto hasta el fin del Cosmos. Aguardando y protegiendo todo en la espera del final mientras el resto se sumerge en un paraíso eterno."

Marzo comenzó a temblar ante dicha perspectiva.

"¿Vigilar… sola?" Murmuró mientras se imaginaba a su misma en esa situación. "¿Toda la vida?"

Firefly lo miró mientras se cruzaba de brazos.

"Hablas de un vigilia, lo que quiere decir que... el "paraíso" que propones ¿No es sólo un sueño?" Dijo. " Y el precio al que te refieres... es abandonar la realidad por completo."

Sunday asintió.

"No es abandonar la realidad, es simplemente trascender la carne, la debilidad, el miedo y la fatalidad... Si lo físico es realmente la raíz de las aflicciones espirituales ¿No es lógico querer dejarlo atrás?"

"Alejar a las personas de las dificultades, del conflicto y del error. Congelarlas en un estado donde no puedan avanzar. Lo que propones no es un camino hacia la salvación, es sólo un estancamiento eterno donde la gente perdería para siempre la oportunidad de mejorar."

Sunday negó con la cabeza mientras soltaba un suspiro decepcionado. Extendió una mano hacia el grupo.

"¿Qué tiene de malo huir? ¿No es el instinto más básico de cualquier ser vivo buscar alejarse de lo que percibe como hostil o dañino? ¿Por qué duerme la gente?" Preguntó. "Es bastante simple de entender. No es solo para descansar la mente y el cuerpo. Si no para que también, aunque sea por un corto instante, la consciencia escape a un oscuro rincón en el inconsciente y calme su fatiga en los dulces sueños. Negarse a eso es negar la fragilidad de la existencia humana."

Con una expresión compasiva continuó con sus palabras.

"Solo aceptando que hay cosas que el ser humano no puede cambiar ni superar podrán comprender en verdad la fragilidad de su existencia y desear la protección, y a partir de allí dar y recibir la compasión."

Stelle ladeó la cabeza, visiblemente perdida mientras escuchaba a Aleph murmurar una palabra en voz baja.

"Repugnante."

"Tal visión de la humanidad es... realmente pesimista." Murmuró Firefly. "Eres contradictorio, a pesar de tus palabras rebosantes de pesimismo puedo sentir que eres verdaderamente compasivo, pero..."

Lo miró con firmeza.

"No puedo aceptarlo. Por que a diferencia de ti no puedo ser tan compasiva, yo vivo para mí misma. Y creo que poder tomar decisiones por uno mismo es un derecho natural. No negare esa parte de tus palabras, no está mal querer escapar."

Negó suavemente con la cabeza.

"Pero no tienes derecho a decidir eso por los demás."

El calor abrazador lleno el lugar, el suelo comenzó a congelarse alrededor de Aleph mientras fuertes corrientes se movían en las cercanías a pesar de que el lugar debería estar cerrado.

"¿Aleph...?"

Marzo con preocupación intentó tocar el hombro de Aleph, Stelle intento detenerla pero no logró a tiempo.

"¿Aleph…?"

Al intentar tocarlo su mano fue rápidamente envuelta por una sensación ardiente mientras una descarga dejaba rígida su mano.

Sus ojos lagrimearon mientras experimentaba una sensación tan dolorosa como aquella vez que tocó la parte trasera de un cohete de prueba recientemente encendido.

"Marzo—" Aleph se recompuso de inmediato y reprimió por la fuerza su magia, era más difícil hacerlo sin Burroughs para asistirlo. Aleph de inmediato activo Dia sobre la mano de Marzo haciendo que la energía recorrlera su piel hasta que el ardor desapareciera.

"Lo siento." Murmuró mientras internamente se maldecia por haber perdido el control.

Himeko dio un paso al frente mientras se colocaba en el centro, entre Aleph y Firefly mientras Stelle y Marzo se colocaban a los lados de cada uno.

"Como Firefly ya dejó clara su postura." Dijo con serenidad. "¿No crees que sería grosero de nuestra parte no seguir su ejemplo? No te preocupes, nuestra respuesta es realmente simple." Continuó Himeko.

"Mucho más de lo que cualquier discurso o charla filosófica que puedas dar... Por más fundamentos que tengas, por más ejemplos que des, no puedes cambiar esta perspectiva nuestra."

Miró a Sunday con seriedad.

"Para personas que renunciaron a la noción de hogar para viajar como Anónimos por el Cosmos siguiendo el camino de Akivili." Dijo Himeko mientras avanzaba con los demás a su lado. "Aventurandose entre los legados de quienes nos precedieron en un viaje interminable hacia lo desconocido e incluso más allá de eso..."

Con una sonrisa desafiante en el rostro de cada uno, miraron a Sunday.

"¿Por qué nos someteríamos a la ideología del Orden?"

Sunday suspiró y bajó su cabeza con decepción. Al alzarla miro al grupo con una expresión solemne.

"Siendo ese el caso... entonces, en nombre del Maestro de los Sueños de Penacony." Dijo. "Y de los 107.336 miembros de la Familia Roble. Les extiendo una invitación formal al Gran Teatro de Penacony."

Marzo parpadeó mientras Stelle se preparaba para arrojar su bate como un proyectil.

"Por supuesto, no estarán entre el público sino que en el escenario. Será allí donde esta disputa, y el destino de Penacony, llegarán a su conclusión." Dijo Sunday. "Si creen de verdad en el camino que eligieron y la Vía que siguen... muéstrenme su coraje y determinación."

Marzo se inclinó hacia Stelle mientras le susurraba en voz baja.

"¿Soy yo o acaba de usar un montón de palabras complicadas para decir que quiere pelear con nosotros durante el Festival Carismonia?"

"Sí." Respondió Stelle mientras intentaba calcular la distancia y la fuerza con la que tendría que arrojar su bate si quería golpear el estómago o la entrepierna de Sunday.

Durante un corto instante las miradas de Aleph y Sunday se cruzaron.

Aleph se llevó una mano a la frente mientras sentía una fuerte jaqueca.

"Te haré una última pregunta, Aleph Avesta. Si el precio del júbilo eterno de quienes amas es su libertad y tu sufrimiento... ¿Lo aceptarías?"

Aleph no respondió.

Sunday sonrió y se retiró en silencio.

Marzo dejó escapar un suspiro mientras observaba el punto por el que Sunday se había marchado.

"Es raro." Murmuró. "Quiero decir… técnicamente es un villano, ¿no? Pero actúa como si todo esto fuera un debate justo. Como si de verdad creyera que lo que hace es correcto."

Inclinó un poco la cabeza.

"¿Cómo llega alguien a la conclusión de que la mejor forma de probar su idea es una batalla?"

Himeko entrelazó sus brazos con calma.

"Porque está convencido. Sunday está comprometido con su filosofía hasta el final, y quiere demostrar que el Orden es la respuesta correcta."

Stelle ladeó la cabeza.

"¿Como cuando Aleph y yo nos peleamos por el último yogurt del Expreso?"

Himeko la miró de reojo.

"No." Dijo mientras sacudía su cabeza. "Y aun así… no lo comprendo del todo. Puede que sea solo una corazonada mía, pero en él hay algo más que sólo convicción. Siento de su parte un claro deseo de dominación."

Alzó su mirada, con una expresión pensativa.

"Creo que es el tipo de persona que no aceptará ningún resultado si no nos vence de frente. Necesita demostrarse a sí mismo y a nosotros que tiene razón. Por eso, cuando llegue el momento, no se contendrá."

Stelle levantó su bate por encima de su cabeza con descaro.

"Hmph. Ya vencimos a una mujer gigante

rara, a un dragón que disparaba lucecitas explosivas y a una milf helada." Declaró mientras alzaba su cabeza con arrogancia. "¿Qué puede hacer un hombre paloma contra nosotros?"

Marzo se sintió algo avergonzada por las palabras de Stelle, pero aun así levantó su puño en señal de apoyo.

"¡Sí! ¡Le ganaremos!"

Himeko negó suavemente con la cabeza.

"No se olviden del Stellaron, dejarlo por su cuenta, podría traer problemas más adelante." Dijo con firmeza. "Y, más importante aún, el tiempo no está a nuestro favor. Necesitamos encontrar el legado de Mikhail cuanto antes. Será nuestro as bajo la manga contra Sunday."

Firefly dio un paso al frente.

"Lo siento por ser quien enfríe su estado de ánimo." Dijo. "Pero no deberían confiar demasiado en ese legado."

Las miradas de los demás se posaron en ella mientras la instaban a continuar.

"El plan del Orden no se construyó de un día para el otro. Lleva años, quizá décadas. Y no están solos." Continuó. "Cuentan con la voluntad colectiva de una enorme parte de Penacony. Personas cansadas, que quieren dormir, huir, dejar de enfrentar la realidad. Todos esos deseos están siendo usados para cimentar el Sueño del Orden."

Bajó un poco la mirada mientras metía la mano en uno de sus bolsillos.

"Están intentando recrear un Aeon. Esto no se resolverá solo subiendo al escenario del Gran Teatro y enfrentando a Sunday."

Marzo parpadeó un tanto pérdida.

"¿Eso significa que no vas a pelear con nosotros?"

"Tal vez Firefly tenga otro campo de batalla que recorrer." Comentó Himeko.

Firefly asintió.

"Puede que el guion que Elio escribió para mí… sea corto y tenga realmente pocas líneas en comparación con guiones como el de Kafka o el de Silver Wolf." Dijo con calma. "Pero aun así, es un rol que no puedo ignorar. Si no lo cumplo, no podrán enfrentarse a Sunday plenamente."

Miró con cierta vacilación a Aleph, como si quisiera decirle algo más, pero al final simplemente eligió no hacerlo.

Se acercó y tomó su mano, empujando con suavidad un objeto en su palma antes de cerrarle los dedos alrededor para confusión de Aleph.

Himeko la observó con atención.

"¿Ya decidiste lo qué harás?"

Firefly sonrió.

"Estoy más que lista."

"Entonces." Dijo Himeko devolviéndole la sonrisa. "Espero que nos volvamos a ver en la realidad."

"Buena suerte." Respondió Firefly. "Y espero que su Expedición Trazacaminos jamás termine."

Dio media vuelta y comenzó a alejarse por el mismo camino que los había traído hasta allí.

Un estruendo sacudió el aire.

Todos alzaron la vista justo a tiempo para ver una estela ardiente surcar el cielo. SAM ascendía, envuelto en un fuego brillante, rumbo a un destino desconocido.

Al verla cada vez más lejos, Aleph abrió su mano.

El objeto que Firefly había dejado allí era un broche para el cabello ligeramente dañado, idéntico al que ella estaba usando. Aleph cerró sus dedos alrededor de él mientras un recuerdo fugaz cruzaba su mente.

Después de una misión un tanto particular en la que casi mueren los tres. Firefly, Stelle y Caelus tuvieron un salida juntos mientras buscaban con que entretenerse en un mundo algo distante que recién estaba iniciando su era interestelar donde Caelus terminó gastando más créditos de los necesarios durante un festival local solo para comprar ese mismo broche y regalárselo.

Aleph rápidamente guardó el broche en uno de sus bolsillos.

"¿Quieres saber que es lo que no te dijo esa señorita?" Pudo oír una voz en su mente, pero no había nadie a su alrededor además de Himeko, Stelle y Marzo. "Que tristeza, joven heredero ¿Realmente te has olvidado de mi?"

Aleph suspiro con resignación mientras veía por el rabillo del ojo, una llama azul fantasmagórica en una vela.

"Perdón." Dijo, dándoles la espalda a Himeko, Marzo y Stelle. "Pero, no creo que pueda acompañarlas a buscar el legado de Mikhail."

"¿Qué?" Exclamó Marzo mientras ponía sus manos en las caderas y le daba su mejor mirada escrutadora a Aleph. "¿Por qué?"

"Tengo algo urgente que resolver." Respondió mientras comenzaba a alejarse. "No se preocupen. Estaré con ustedes en el Gran Teatro cuando comience el Festival Carismonia."

"¿Ah? ¡Oye, espera!"

Marzo intentó alcanzarlo, pero Aleph ya se había esfumado. Molesta, se cruzó de brazos, pisoteó el suelo e hizo un puchero.

"Genial. ¿No podría haber elegido un mejor momento para irse? ¡Estupido Aleph!" Murmuro mientras daba más pisotones al suelo imaginando que era la estúpida cara de Aleph.

Stelle se encogió de hombros.

"Tal vez quería ir al baño."

Marzo parpadeó tontamente ante esa posibilidad que no se le había ocurrido.

"…Ah." Marzo se rasco la mejilla con un poco de vergüenza. "Bueno, si es eso, entonces podría perdonarlo. Cuando tienes que ir, tienes que ir."

**********

Aquí está la otra parte del acto 2 y su final.

Mientras tanto en el Expreso Astral.

Acheron permanecío apoyada contra una de las paredes mientras comía un postre preparado por Pom-Pom.

"¿Estas consciente del peso real de tus palabras?" Preguntó Dan Heng mientras miraba a Acheron, ella simplemente asintió. "La Familia no se atrevería a intentar hacer tal cosa en Penacony, y de realmente hacerlo... ¿Como esperan enfrentar las represalias de numerosas facciones a la vez cuando hagan algo que prácticamente es una declaración de Guerra?"

"¿Y si no fueran los seguidores de La Armonía quienes están causando esto?"

"¿A que te refieres?"

Black Swan dejó su taza de té sobre la mesa mientras se paraba al lado de una de las ventanas.

"Déjenme recordarles una vieja historia que quizás todos ustedes conozcan... En el pasado, cuando Tayzzyronth La Propagación, desató su Enjambre sobre el Cosmos, desencadenando una guerra entre Aeones." Comentó mientras se sentaba en un sofá. "Dos Aeones cayeron en aquel conflicto. Y sus Vías quedaron sin dueño, Propagación y Orden."

"La Armonía fue participe de aquella guerra sin una razón clara y al final de esta devoró al Orden, incorporando en sus filas al Coro del Firmamento." Dijo Acheron.

"¿Que es lo que intentan explicar?" Preguntó Boothill con aburrimiento.

"La memoria tiene propiedades interesantes que pueden usarse para numerosas cosas... El sistema Asdana esta completamente sumergido en esta, si el método es el adecuado, y la planificación correcta. Incluso algo inaudito podría lograrse por manos humanas." Dijo Black Swan.

Boothill silbó.

"Frejoles…" Murmuró. "¿Me están diciendo que todo este maldito lío podría venir de restos de Vías sin dueño?"

Black Swan negó con la cabeza.

"No hay rastros del Enjambre en Penacony. Ni señales de un andavías de Propagación, al menos si hay uno, todavía no nos hemos topado con él o ella."

Dan Heng frunció ligeramente el ceño, mientras sus pensamientos se dirigían hacia Aleph pero rápidamente decidió cambiar su expresión, ese secreto no era uno que pudiera comentar delante de nadie sin poner en peligro la vida del propio Aleph.

"Entonces… ¿alguien podría estar intentando revivir a un Aeon caído?"

Black Swan movió una de sus cartas entre sus dedos.

"Es una posibilidad." Dijo con calma. "El planeta de las celebraciones podría ser el escenario perfecto para intentarlo."

"Ya veo." Murmuro Dan Heng mientras sacaba algo de su bolsillo.

"¿Enserio estas seguro de querer hacer eso?" Comentó Boothill desde su posición recostado en una silla, con las botas sobre la mesa. "Es un tesoro de un solo uso, jamás podrás volver a usarlo en tu vida."

"Es sólo una idea, el Abaco de Jade podría ser la solución a todo esto." Comentó Dan Heng. "Además... mis compañeros también son tesoros que se encuentran solo una vez en la vida."

*************

Siguiendo el rastro de las llamas azules y de aquella voz persistente, Aleph terminó adentrándose en un callejón del Momento Dorado.

Fruncio el ceño al notar una cierta sensación extraña en el callejón, algo se sentía realmente fuera de lugar allí.

Dos figuras salieron desde la oscuridad. Una usaba algo que apenas podía considerarse ropa mientras que la otra llevaba un vestido blanco y un sombrero del mismo color con un ala ancha y flores negras adornandolo.

"Qué gusto volver a verte, heredero." Dijo Constanza con una sonrisa relajada.

"Wow." Añadió Kali, inclinando la cabeza. "Con esa expresión en tu rostro... ¡Parece como si fuéramos cobradores de deudas que te topaste en un mal momento! ¿Por que la cara tan larga?"

"¿A qué te referías cuando dijiste que había algo que Firefly no me estaba diciendo?" Preguntó mientras miraba a Constanza.

Constanza dejó escapar un suspiro y apoyó la palma de su mano en su mejilla mientras le daba una mirada agraviada a Aleph.

"Qué cruel." Se quejó. "No sólo ignoraste nuestro saludo, ni siquiera dijiste un 'por favor'. Y luego buscas arrastrarme con tu urgencia y pretendes forzarme a cooperar contigo... ¿Es que acaso esos son tus gustos? Que dominante~."

Kali negó lentamente con la cabeza mientras intentaba forzar una expresión sería en su rostro.

"Así jamás serás popular... A menos que te topes con una masoquista, claro está."

Aleph no reaccionó en lo absoluto, eligiendo en su lugar darles una mirada molesta.

"No voy a repetir la pregunta." Dijo con sequedad mientras la energía mágica comenzaba a arremolinarse a su alrededor.

Ambas soltaron un suspiro.

"¡Que aburrido!" Dijo Kali con un puchero.

"... Pobrecito, realmente no debe tener sentido del humor." Dijo Constanza antes de chasquear sus dedos. "¿O tal vez es por las malas influencias de esa mujer...?"

Una llama de un color azul espectral se expandió frente a sus ojos mientras en su centro, la oscuridad se abrió formando un círculo perfecto sin fondo visible.

Aleph momentáneamente les dirigió una mirada inexpresiva.

"¿De verdad creen que soy tan idiota como para entrar en esa cosa de aspecto atemorizante con dos mujeres extrañas?"

Mirando nuevamente la extraña cosa delante de él no pudo evitar distraerse un poco.

"Mei me golpearia si se enterará de esto..." Murmuro con una expresión algo extraña.

Antes de que Aleph pudiera decir algo, Kali tomó su mano y comenzó a arrastrarlo.

"No te quedes atrás."

Finalmente los tres atravesaron el portal.

...

Tras cruzar el portal, Aleph vió con una mirada algo hosca los nuevos alrededores mientras discretamente se disponía a absorber un poco del portal antes de que este terminará de disiparse.

Se encontraban en una habitación bastante elegante y extrañamente acogedora con una estética algo gótica.

Un espejo de cuerpo completo descansaba junto a un librero colmado de libros de aspecto antiguo.

En el centro de la habitación había una mesa baja que tenia dos tazas de té humeante y tres sillas de aspecto lujoso.

Aleph frunció levemente el ceño.

"Este lugar…" Murmuró.

"Bonito ¿Verdad?" Comentó Constanza con una sonrisa mientras tomaba asiento en la silla cercana al espejo. "Me tome la libertad de diseñarlo a mi gusto, aunque inevitablemente alguien decidió meter su mano en el asunto y agregar cosas que no debería." Murmuro mientras entrecerraba sus ojos dándole una mirada a Kali.

"¡Parecia un lugar demasiado fúnebre!"

"... Si fuera por ti este lugar sería de color rosado."

"No tienes pruebas."

"¿Hmm? Me pregunto si... Bueno, dejemos esta conversación para otro momento." Señaló las otras dos sillas. "Mantenerse de pie debería ser incómodo para ambos ¿Y que clase de anfitriona sería si no les ofrezco amablemente un lugar para sentarse? Adelante, insisto."

Tanto Aleph como Kali se sentaron en las sillas.

Kali le ofreció una taza de té, que él rechazó sin darle una sola mirada. Cerró los ojos por un instante mientras sus dedos tamborileaban con impaciencia sobre su antebrazo.

"Sabes... últimamente he sentido un cierto antojo por las aves." Mencionó Constanza mientras tomaba un sorbo de su té. Kali alzó una ceja con curiosidad.

"¿Vas a comer Tórtolas Carismonias? Ciertas palomas podrían escandalizarse si haces eso." Comentó Kali mientras comenzaba a tomar unos cuantos postres del plato colocado en el centro de la mesa.

"No, me refería a los cisnes." La sonrisa en el rostro del Constanza se profundizó mientras sus ojos brillaban con alegría y un ligero toque de maldad. "Particularmente me parece interesante el proceso de desplumarlos, dejarlos desnudos e incapaces de volar sin otra opción más que sucumbir ante su destino final... Suena bastante divertido ¿No crees?"

Kali le dirigió una mirada extraña.

"Definitivamente no le agradaz a los defensores de los animales ¿Verdad?"

"Jejeje me han vetado de la mayoría de planetas con ecosistemas protegidos."

"... ¿Es eso algo que realmente debas decir con una expresión tan orgullosa?"

....

Cinco minutos después, Aleph abrió sus ojos.

"¿Me hiciste venir hasta aquí para hacerme perder el tiempo?"

Constanza infló ligeramente sus mejillas mientras le daba una mirada molesta.

"Deberías relajarte." Dijo con ligereza. "El estrés es terrible para la salud, especialmente en alguien tan joven. No quieres que tu crecimiento se detenga de golpe ¿Verdad?"

El ojo de Aleph tembló mientras forzaba una sonrisa en su rostro y trataba con todas sus fuerzas de reprimir el deseo de convertirla en una estatua de hielo.

Kali, por su parte, seguía comiendo con absoluta tranquilidad.

"Están deliciosos." Murmuró mientras apoyaba la mejilla en una mano con una linda sonrisa.

Constanza suspiró y se llevó una mano a la frente antes de girarse hacia Aleph con una expresión mucho más seria.

"Dime, heredero." Preguntó al fin. "¿Cuánto sabes del Enjambre y La Propagación?"

Aleph ladeo ligeramente su cabeza, dándole una mirada escrutadora mientras se preguntaba el por qué soltaria dicha pregunta.

"Solo lo básico entre lo básico." Respondió. "Tayzzyronth comenzó sus desastres hace mucho tiempo, llamó la atención de muchos Aeones y todo eso convergio en una Guerra durante la cual finalmente se encontró con su muerte."

"Muy resumido." Asintió Constanza. "Por cierto, te daré un pequeño dato curioso, si es que no te importa."

Al ver a Aleph asentir, Constanza tomó varios terrones de azúcar y los sumergió en su taza de té mientras comenzaba a mover su cuchara en el sentido contrario a las agujas del reloj.

Kali tomó una galleta con chispas de chocolate y comenzó a partirla en pedacitos mientras la comia lentamente.

"Esto es algo que varios que tomaron como su campo de estudio la biología han observado al capturar distintos insectos del enjambre en busca de obtener algo útil de ellos. Las crías nacidas por bipartición dependen del organismo "madre" durante cierto tiempo, si este muere… o si se separan demasiado pronto…"

Tomó un sorbo y le dio una mirada a Aleph.

"Comienzan a desestabilizarse. Aunque por fuera se sigan viendo iguales, su interior muestra un deterioro cada vez mayor con el paso del tiempo hasta que finalmente perecen y se desvanecen como si nunca hubiesen existido."

Alzó la vista con una sonrisa bastante dulce.

"Dime ¿No te resulta familiar~?"

Los ojos de Aleph se abrieron.

"¿Estás diciendo que…?"

"Glamoth cayó hace mucho tiempo. Sus legiones ya sólo existen en historias. Y quizá en algunos recuerdos."

Dejó la taza sobre la mesa.

"Tu amiguita no es diferente."

La expresión de Aleph se oscureció.

Constanza inclinó la cabeza con una sonrisa increíblemente dulce.

"Dime, heredero" Preguntó con un tono juguetón. "¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar si te contara un pequeño secretito referente a un cierto guión que conoces? ¿Y a una posibilidad de aliviar el dolor de tu amiguita?"

Kali se estremeció y dio un paso atrás al ver la sonrisa de Constanza.

"Constanza…"

Aleph, en cambio, dio un paso adelante.

"Habla."

************

"Este lugar es raro." Murmuró Misha. "Pero… se siente familiar."

Marzo abrió los ojos con sorpresa.

"Antes la burbuja estaba vacía." Dijo en voz baja. "¿Cómo es que ahora hay algo aquí dentro?"

Himeko observó el entorno con atención.

"Después de hablar con el Dr Edward aprendí algo interesante." Explicó. "Las burbujas y los sueños que contienen están hechos de recuerdos. No pueden tomar forma si su centro está vacío."

Le dio una mirada a Misha.

"Por eso pensé que tú, un destacado botones del hotel fantasía, podrías ayudarnos."

Stelle ladeó la cabeza con confusión.

"Pero si buscamos el legado de—"

Marzo tapó rápidamente la boca de Stelle con su mano.

"Jajaja ¡Lo que Stelle quería decir es que estamos felices de que aceptaras ayudarnos!"

Misha se rascó la cabeza.

"No sé mucho de burbujas de ensueño." Admitió. "Pero… haré lo que pueda."

Himeko sonrió.

"Eso es suficiente. Gracias."

"Entonces… ¿por dónde empezamos?"

Misha observó ambos extremos del corredor. Parpadeó un par de veces, antes de tomar su elección.

"Por allí." Señaló hacia la izquierda. "Creo que es lo correcto."

"¡A la aventura!" Grito Stelle mientras levantaba a Misha sobre sus hombros.

Marzo los miró sin palabras.

"¿Puedo preguntarte algo, Himeko?"

Himeko asintió con una leve inclinación de cabeza.

"¿Por qué lo trajiste en realidad?" Preguntó Marzo.

Himeko observó a Misha mientras avanzaba unos pasos más adelante.

"Fue una corazonada." Respondió con calma. "Nada más."

Marzo ladeo su cabeza mientras le daba una mirada de reojo.

"Eso no suena muy científico viniendo de ti."

"Las corazonadas no suelen aparecer sin motivo." Añadió Himeko. "Y cuando Misha no solo logró entrar en la burbuja, sino que además dijo que este lugar le resultaba familiar… pensé que quizá no estaba equivocada."

Stelle avanzo unos metros más, aunque pronto se detuvo al notar un cierto grado de destrucción en el lugar.

"Este lugar…" Murmuró. "Se siente raro."

Marzo giró hacia ella.

"¿Raro cómo?"

"Nostálgico." Stelle alzó la vista. "¿Acaso fue aquí?"

Himeko le dio una mirada curiosa.

"Creo que fue aquí que nos encontramos con Letargo cuando estaba con Firefly y Aleph."

El pasillo se abrió hacia un vestíbulo amplio.

Fragmentos de recuerdos flotaban como reflejos mal definidos en los ventanales.

"No entiendo por qué sé a dónde ir." Dijo en voz baja. "Simplemente… lo sé."

Una red eléctrica descendió desde el techo con un chasquido seco. Stelle rodó hacia un costado mientras una araña mecánica caía frente a ella, clavando sus patas en el suelo. Desde las paredes laterales emergieron más. Sus cuerpos brillaban con un tono azulado, y las redes que disparaban crepitaban con energía.

"¿Deberia tomarles fotos y venderle los diseños a Herta para hacer nuevos mobs para el Universo Simulado?" Murmuro Stelle mientras comenzaba a derribarlas con su bate.

Marzo levantó su arco.

"Ugh Arañas."

Stelle avanzó al frente, cortando una red antes de que se cerrara sobre Misha.

Himeko derribó a otra con un corte que la dividió por la mitad.

Un gorila robótico emergió desde una sala contigua, sus brazos se separaron del torso y salieron disparados como proyectiles.

Marzo maldijo y saltó hacia atrás.

"¿Quién diseña estas cosas?"

Stelle desvió uno de los puños y lo estrelló contra una pared. El gorila colapsó segundos después, luego de recibir un ataque combinado de parte de Marzo y Himeko.

Antes de que pudieran avanzar y continuar su camino una figura enorme figura naranja atravesó una puerta al fondo creando un agujero gigante. Era un dinosaurio mecánico con un sombrero de chef.

"¡Oh, es el viejo amigo de Marzo!" Comentó Stelle mientras comenzaba a saludarlo.

Marzo se quedó mirándolo con una expresión algo hosca.

"¡Esa cosa no es mi amigo!"

...

Tras cruzar varios pasillos y tener bastantes enfrentamientos finalmente pudieron avanzar, habían pasado casi cuarenta minutos.

Misha miró a su alrededor mientras se sentía extrañamente familiarizado con el entorno.

"¡Oye!" Gritó Marzo al verlo correr. "¿Adonde vas? ¡Esperanos!"

Stelle y Himeko rápidamente comenzaron a correr tras él y Marzo.

Misha se movía con mucha rapidez mientras atravesaba con facilidad cada pasillo y habitación a su paso ignorando todo lo demás hasta que se detuvo, y finalmente pudieron alcanzarlo.

Un corredor largo y oscuro se extendía ante ellos.

"Eh esto se parece a aquella película de terror donde..."

"¡Callate, Stelle!" Grito Marzo mientras miraba de un lado a otro esperando que algún meme mostruosamente feo no saliera desde la oscuridad a atacarlos.

Una suave tonada algo tétrica y triste se escuchó al ingresar en el interior del pasillo, Marzo se estremeció.

Misha avanzó con tranquilidad.

"Se siente…" Cerró los ojos por un instante. "Como si fuera un pez que volvió al agua después de estar mucho tiempo en la tierra."

...

El corredor desembocó en una habitación bastante amplia.

Una chimenea encendida iluminaba un sofá lujoso y una mesa baja. Sobre ella descansaba un fedora negro, con una cinta gris y una pluma azul.

Misha se acercó y se sentó en el sofá.

"Todo esto es... tan familiar."

Himeko se acerco.

"¿Cómo te sientes?"

Misha observó el fuego.

"Recuerdo que solía sentarme aquí y mirar las llamas junto a Relojito."

Misha levantó una mano del descansa brazos, y el sonido de una puerta abriéndose llamó la atención de todos mientras se volteaban hacia la puerta contigua ahora abierta.

La habitación estaba llena de juguetes y relojes de diseño amateur. Cada uno parecía estar ordenado de izquierda a derecha siendo que a medida que más cerca estaban de la derecha más trtrabajados se veían, demostrando la mejoría en calidad del fabricante.

"Me gustaba sacar los juguetes y jugar con Relojito mientras inventabamos historias para ellos." Misha fruncio el ceño mientras se llevaba una mano a la sien.

"Pero esto no tiene sentido." Murmuro. "Yo crecí en el Arrecife Flujosueño. Entonces… ¿qué es este lugar?"

Himeko se sentó frente a él.

"Tal vez pasaste por algo que te hizo olvidar." Dijo con suavidad. "No sería extraño. Pero no te preocupes, esto no significa que esos recuerdos se hayan perdido para siempre, revisar este cuarto y los demás podría ayudarte a recordar más."

"¿Cómo puedes estar tan segura?"

"No lo estoy." Respondió Himeko. "Pero olvidar no es lo mismo que borrar. A veces solo hace falta un simple disparador para despertar aquellos recuerdos dormidos en el fondo de tu mente."

Stelle se giró hacia Misha al ver un manual sobre el uso correcto del equipo de buceo de aguas profundas escrito por un nombre tachado.

"¿De quién es esto?"

Misha sonrió mientras tomaba el libro.

"¡Ah! Era de mi abuelo, Mikhail. Solía leerlo todo el tiempo con la esperanza de poder comprenderlo por completo."

Marzo abrió sus ojos con sorpresa.

"...¿El relojero? ¿Misha es el nieto del Relojero?"

"Hasta donde sé, nunca se mencionó que tuviera descendencia. Además, recuerda que Mikhail no es exactamente un nombre poco común por lo que podría tratarse de una simple coincidencia." Himeko negó lentamente. "¿O es que la suposición de Marzo es correcta, Misha?"

Misha negó con la cabeza.

"Realmente no sé mucho del relojero." Dijo. "Mi abuelo era un marinero al que no le gustaba que lo llamaran abuelo. Siempre insistía en que su corazón aún era joven y por lo tanto no podía ser llamado abuelo." Sonrió mientras se perdía momentáneamente en el recuerdo.

"Era un viajero bastante frecuente, recuerdo que al regresar siempre traía historias interesantes en su bitácoras. Fue por esas historias que fantaseaba con salir de aventura algún día."

Un sonido de pajaritos llenó el pasillo. Misha alzó la vista con alegría.

"Mis amigos."

"¿A quienes te refieres?" Preguntó Marzo.

"A los pajaritos de papel, por supuesto. Todos ellos eran tripulantes del Brújula junto a Relojito y la señorita Espejo. Todos ellos son hermanos idénticos cuyas habilidades como marineros no tienen paralelo."

Stelle parpadeó con curiosidad.

"¿Un pajarito de papel marinero? ¿Como funciona eso?"

Misha rió.

"A bordo del Brújula, y bajo la dirección de la señorita Espejo hacen magia."

"¿Podrias contarnos más sobre el Brújula, Misha?" Preguntó Himeko.

"¡El Brújula es una nave que se dirige al nuevo mundo! Abordo de él, Relojito y sus amigos se adentran en la niebla en búsqueda de un nuevo horizonte con el deseo de explorar lo inexplorado. ¡Si un peligro se avecina, Relojito saca su brújula y los guía hacia el camino correcto!"

Himeko asintió con una sonrisa.

"Es una historia interesante. Pero hay un pequeño problema en ella."

Misha la miró.

"En la caricatura de Penacony, Relojito y sus amigos jamás salieron de Villa Ensueño."

Misha frunció el ceño.

"¿Nunca…? ¿De verdad…? Es extraño." Murmuró Misha mientras avanzaban. "En mis recuerdos, Relojito siempre llega a un nuevo mundo."

Himeko se acercó y apoyó con cuidado la mano sobre su cabeza.

"No te preocupes." Dijo con una sonrisa serena. "Tal vez Relojito tiene un pasado que nunca se mostró."

Misha asintió, aunque su expresión seguía cargada de duda.

Marzo, en cambio, se detuvo en seco y se giró lentamente hacia Stelle.

Stelle caminaba un poco más atrás que los demás, con los bolsillos visiblemente abultados.

"Devuélvelo." Dijo Marzo con un tono peligrosamente calmado mientras le dirigía una mirada algo dura.

Stelle miró hacia otro lado.

"Los piratas jamás devuelven su botín."

Marzo cruzó los brazos y golpeó el suelo con la punta del pie.

"Devuélvelo. Ahora."

Stelle suspiró con desgana.

"Qué dura es la vida del crimen..." Murmuró mientras comenzaba a vaciar sus bolsillos causando que pequeños juguetes, relojes y algunas piezas sueltas cayeran uno tras otro al suelo.

Misha observó todo con sorpresa.

"Esos eran recuerdos." Dijo Stelle en voz baja mientras hacia pucheros.

"Exacto." Respondió Marzo aún con los brazos cruzados mientras le daba una mirada estricta. "Recuerdos que no te pertenecen."

"Tch." Marzo chasqueo su lengua mientras veía como Stelle intentaba ocultar en su ropa el mismo fedora que había estado en la mesa.

Misha la miró y sonrió.

"Puedes quedártelo." Dijo. "Creo que a ti te queda mejor."

Stelle parpadeó, luego se colocó el sombrero con una sonrisa orgullosa.

"Ves, Marzo. ¡Consentimiento explícito!"

Marzo resopló mientras la veía pavonearse con el sombrero, pero no dijo nada más.

"¿Pueden escucharlo?" Preguntó Misha mientras comenzaba a caminar.

"¿A que te refieres?"

"¡Al sonido del agua!"

A medida que se acercaban al lugar de donde provenía aquel sonido pudieron escuchar a Misha murmurar.

"El agua recuerda cada nombre que se pierde en ella. Guarda sueños en su fondo, como anclas oxidadas. Los marineros miran el horizonte no por valentía, sino porque temen quedarse quietos. El mar no promete regreso. Sólo ofrece un camino. Y aun así, cada ola brilla como si supiera dónde está el hogar."

Stelle le dio una mirada extraña.

"¿Que murmurabas?"

Misha bajó la mirada mientras se rascaba la mejilla con algo de vergüenza.

"Ah eso, fue algo que leí en una de las bitácoras de mi abuelo."

El pasillo desembocó en un espacio donde una fuente cristalina ocupaba el centro. El agua fluía con un murmullo constante, reflejando luces suaves que no parecían provenir de ningún lugar concreto.

Stelle se acercó.

"¿Pudiste recordar algo más?"

Misha asintió.

"Mi abuelo decía que el mar es peligroso." Dijo en voz baja. "Pero que al atardecer, cuando miraba las olas desde la cubierta, todo se sentía distinto. Como si estuviera en casa otra vez. Como si mi familia estuviera allí con él."

Himeko observó la fuente.

"Viajar siempre termina llevándote a eso." Dijo. "Al deseo de regresar. A un punto donde el corazón puede descansar, aunque sea por un breve instante. Eso es una brújula también."

"Cuando regresaba solía, llenar una pecera enorme. Y en su interior colocaba los juguetes que yo hacía. Ya sea que fueran Barcos, islas o animales jugando conmigo antes de seguir con su trabajo." Misha sonrió con cierta nostalgia. "Siempre que le preguntaba cuándo podría irme de aventura junto a él, se reía fuerte y me decía que aún era muy pequeño."

Marzo se cruzó de brazos mientras asentia para si misma.

"Bueno." Dijo. "Eso confirma que este Mikhail no es el Relojero."

"¿Y ahora te das cuenta de ello? ¡Felicidades, gran deducción Marzo Holmes!" Dijo mientras le ofrecía un aplauso sarcástico.

Marzo dio un pisotón y la miró con fiereza.

"Hmph si sigues así, cuando crezcas te vas a volver una bruja fea y malvada."

Stelle abrió los ojos de par en par y se agarró la cabeza.

"¡Acaba de maldecirme!" Gritó. "¡La maligna bruja 7 de Marzo me ha lanzado una maldición ancestral!"

"Deja de decir estupideces." Replicó Marzo mientras tiraba de la oreja de Stelle.

"¡Clemencia! oh poderosa bruja, te lo imploró."

"... Deberías dejar de leer tantos libros de fantasía."

"No quiero, son divertidos."

Marzo suspiró y luego miró a Himeko.

"Por lo que hemos visto hasta ahora, el mundo natal de Misha parece ser un planeta oceánico sin relación alguna con Penacony. ¿Por qué estos recuerdos están aquí?" Marzo colocó una mano en su mentón con una expresión pensativa. "¿Y si tal vez son una especie de metáfora? El mar podría ser la Zona de los Recuerdos."

Misha bajó la cabeza con un poco de vergüenza.

"Lo siento. No puedo ayudar más, lo único que puede hacer es intentar asimilar más rápido la corriente desbocada de recuerdos que caen sobre mi."

Marzo le dio una palmadita en el hombro.

"Eso está bien, no te preocupes tanto por ello. Lo importante es que sigas adelante y que poco a poco recuperes todo."

...

Descendieron por las escaleras del vestíbulo. Al llegar abajo, Misha giró a la izquierda y avanzó por un corredor largo. Al final, una puerta se abrió.

"Realmente es idéntico..." Murmuro Misha mientras recordaba el estudio de su abuelo.

"¡Bienvenidos!" Saludó Relojito, dando un pequeño salto.

Misha sonrió con alegria al ver su querido amigo

Himeko recorrió la sala con la mirada, observando que cada pared estaba cubierta por libreros repletos de cuadernos un tanto voluminosos.

"Esos son..."

"¡Son todas sus bitáctoda!" Explicó Misha. "En ellas se encuentra el registro de cada expedición que emprendió en su viaje por el mundo."

Tomó una y se la tendió a Stelle.

"Mi abuelo comparaba lo que le pasaba a nuestro mundo con una fuente desbordada. De un día para el otro el mar comenzó a tragarse la tierra. Él y otros exploraban el vasto mar en busca de lugares habitables mientras que paralelamente también buscaban la causa de todo."

Relojito subió a una mesa y apoyó su mano sobre el brazo de Misha.

"Hubo un día donde a diferencia de otras veces cuando partía, tenía una expresión bastante hosca y amarga... era la misma expresión que mi padre aquel día en el que partió y jamás regresó." Misha sacudió su cabeza. "Recuerdo haberle pedido que me dejará acompañarlo, pero se negó diciendo que mi aventura era otra... que sólo debía quedarme en casa y esperar el sonido."

Stelle lo miró de reojo mientras jugaba con su nuevo sombrero.

"¿Que clase de sonido era?"

Misha sonrió.

"Mi abuelo se refería al del silbato de un tren que se puede escuchar desde el distante mar de estrellas. Donde a toda velocidad un tren recorre innumerables caminos y crea todavía más. Un tren cuya tripulación son niños deseosos de aventurarse en lo desconocido de todo corazón."

Miró a todos.

"El abuelo dijo que el era un amigo de la tripulación, y que les había pedido el favor de llevarme. Y que mi aventura... empezaría allí."

Marzo abrió su boca, pero ninguna palabra salió mientras parpadeaba tontamente.

"Espera." Dijo al fin, levantando una mano. "Espera, espera, espera."

Misha sonrió con suavidad, como si ya hubiera anticipado la pregunta desde hace tiempo.

"Así es." Asintió. "Se trataba del Expreso Astral."

Marzo se giró lentamente hacia Himeko. Después hacia Stelle y luego de nuevo a Misha.

"¿El Expreso… Astral?" Repitió, incrédula.

"Mi abuelo conocía a la tripulación de aquel entonces. Siendo que de hecho, trabajaron juntos durante mucho tiempo mientras intentaban reparar el desastre causado por el Stellaron en mi planeta natal."

Stelle ladeó la cabeza.

"... ¿Quieres decir que eran los guardianes de la bahía?"

"Exploraban el océano en búsqueda de nuevas tierras, pero también la causa, como ya les he dicho. Mi abuelo decía que no bastaba con huir. Si el mar seguía creciendo, no habría ningún lugar al que escapar."

Misha metió la mano en el bolsillo de su abrigo y sacó un pequeño reloj de bolsillo. El metal estaba desgastado por el uso, pero el cristal seguía intacto.

"Antes de partir por última vez, me lo dio." Dijo mientras lo observaba. "Dijo que era lo más valioso que tenía."

Avanzó unos pasos y finalmente lo colocó con cuidado en las manos de Stelle.

Ella bajó la vista, sorprendida.

"¿Eh? ¿A mí?"

"Me dijo que siguiera avanzando." Explicó Misha. "Que mientras tuviera ese reloj, siempre encontraría el camino hacia el lugar al que debía llegar."

Stelle cerró los dedos alrededor del objeto.

"Eso es… bastante presión." Murmuró, aunque no lo devolvió. "Bueno, ahora es mío."

"Fue en ese entonces cuando logre oír el sonido..."

Marzo frunció el ceño.

"¿Qué sonido?"

"El eco distante del silbido de un tren..."

Una pared comenzó a vibrar suavemente. Un contorno luminoso se trazó en su superficie hasta formar una puerta que no había estado allí antes.

Misha sonrió.

"¿Me acompañarian un poco más?"

Al cruzar la puerta, el entorno cambió por completo.

Las paredes estaban cubiertas por un azul claro. La iluminación no provenía de lámparas visibles, sino de un resplandor difuso que parecía filtrarse desde todas direcciones, como la luz del sol vista desde el fondo del agua.

Marzo giró sobre sí misma lentamente.

"Guau…" Murmuró. "Esto es… bonito."

"Es la habitación de los relojes." Dijo Misha. "Durante el tiempo en que mi abuelo estaba fuera este lugar se convirtió en mi taller. Fue aquí donde aprendí de principio a fin como fabricar relojes y engranajes."

Avanzó unos pasos observaba con cierta nostalgia algunos modelos viejos presentes sobre las repisas.

"Y también… fue aquí donde nací y crecí."

"Estonces... ¿es esta la réplica dentro de la burbuja onírica del edificio donde viviste y creciste?" Preguntó Himeko.

Misha negó con la cabeza.

"Si, pero a la vez no exactamente." Respondió. "Para ser precisos… esta burbuja es mi hogar."

Himeko lo miró y luego sonrió.

"Parece que por fin lo recuerdas todo."

"Un segundo." Interrumpió Marzo, alzando ambas manos. "¿Por qué todos actúan como si entendieran qué está pasando menos yo?"

Stelle se colocó a su lado y le dedicó una sonrisa brillante mientras levantaba su pulgar en señal de apoyo.

"Si te sirve de consuelo, yo tampoco entiendo nada."

Marzo la miró inexpresivamente.

"Eso no ayuda."

Himeko dejó escapar una pequeña risa.

"Intenta pensar en ello." Dijo. "Las pistas siempre estuvieron ahí."

Marzo suspiró.

"Bien. Ilumíname."

"¿Por qué crees que sólo los miembros del Expreso Astral han podido ver a Relojito?" Preguntó Himeko. "¿Y nadie más?"

Relojito dio un pequeño salto.

"¡Debe ser porque todos los miembros tienen corazones infantiles! Tic tac." Exclamó con alegría.

Marzo hizo un puchero.

"Deja de hablar en acertijos."

"No es un acertijo." Respondió Himeko. "Piensenlo, Relojito es una criatura memética... un mensaje oculto dejado especialmente para que sólo un Trazacaminos puede percibir."

Stelle alzó una ceja.

"Lo que dices no tiene mucho sentido... Misha también puede verlo e incluso afirma que crecieron juntos ¿Como funciona eso?"

Marzo asintió con fuerza.

"Exacto. Y Misha tampoco parece seguir la Vía Trazacaminos."

Himeko entrecerro sus ojos mientras les daba una mirada divertida.

"Piensen un momento." Dijo al fin. "¿Han visto realmente a alguien más interactuar con Misha? ¿Hablarle? ¿O siquiera notar su presencia?"

Marzo abrió sus ojos lentamente.

Stelle hizo lo mismo.

Ambas miraron a Misha y el les devolvió la mirada con una sonrisa tranquila.

"Originalmente me había quedado aquí esperándolos."

"¿Esperándonos?" Repitió Marzo.

Misha asintió.

"A ustedes, la siguiente generación."

Relojito se acercó y tomó su mano.

"Me convertí en algo similar a los memes de la Zona de los Recuerdos." Continuó Misha. "Una existencia hecha de memoria. Pero cuando la realidad y el recuerdo comenzaron a mezclarse, la puerta se abrió y terminé escapando de forma inconsciente junto a Relojito."

Marzo golpeo su puño en la palma de su mano con una expresión de comprensión.

"¡Ya entiendo! Entonces no era que la burbuja estuviera vacía. Era que tú habías escapado."

Marzo murmuró.

"Y el silbido del tren… ¿Fue tal vez cuando llegamos a Penacony?"

Himeko negó suavemente.

"Creo que es un poco más complejo que eso. Pero prefiero que seas tú quien se los explique."

Luego lo miró con una expresión amable.

"Dime ¿Cómo te gustaría que te llamemos? ¿Misha o…?"

Misha junto a Relojito se inclinaron de forma educada.

"Gracias. Por ayudarme a recordar quién soy."

Alzó la vista asegurándose de mirar a cada uno de ellos a los ojos.

"Nacido en Lushaka. En el sistema estelar Przesmir." Continuó. "Fui adoptado por los marineros Mikhail y Char, ellos me dieron su tesoro. Y un nombre cargado con sus esperanzas."

Sonrió con serenidad.

"Mikhail Char Legwork." Dijo. "Pero pueden llamarme Misha."

Relojito dio un pequeño salto.

"¡O el Relojero!" Añadió alegremente.

Misha rió suavemente.

"Supongo que ese nombre también está bien."

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